Cómo regar el jardín en verano

En plena temporada de verano y en medio de días de calor asfixiante es conveniente siempre tomarse algunos minutos para mantener el jardín en buenas condiciones.

Y para ello es clave aportar toda el agua necesaria para que las distintas especies que vuelven atractivo el jardín se mantengan en perfecto estado.

Sin embargo, hay que saber que cuando hace mucho calor, regar mal las plantas puede causar tanto daño como no darles agua, en cada estación del año y dependiendo la temperatura, los cuidados de las plantas cambian.

CANTIDAD Y FORMA

En cualquier época del año, pero especialmente en verano, regar al mediodía quema las plantas. Las gotas de agua sobre las hojas funcionan al sol como un vidrio y las queman.

Además, si se riega al mediodía, es posible que se evapore el 90% del agua poco después.

Por la mañana, en cambio, apenas se pierde entre el 25 y el 30% del agua de riego.

Los que se apasionan por la jardinería deberían levantarse muy temprano, ya que la mejor hora para regar es entre las tres y las cuatro de la madrugada, cuando el suelo alcanza su temperatura mínima.

Por supuesto, también se puede regar unas horas más tarde.

Al final del día, el suelo suele tener aún una temperatura elevada, por lo que sigue evaporando el agua.

Lo peor es que el agua tarda más en secarse, lo que favorece el crecimiento de hongos y atrae caracoles.

Hay además algunos cuidados que se pueden seguir para que el agua se escurra a las capas inferiores del suelo y llegue a las raíces, se puede remover un poco la tierra después del riego.

Esto elimina los espacios huecos y permite que el agua se escurra hasta el fondo.

También se pueden colocar mantas de agujas de pino o astillas de madera sobre el césped para evitar que el agua se condense.

Además, regar de arriba hacia abajo promueve las enfermedades, ya que la humedad en las hojas ofrece una buena base a las esporas.

Tampoco conviene regar desde arriba en el caso de arbustos y árboles, por un lado porque no les hace bien recibir el chorro fuerte y directo, y por otro porque, en caso de que el follaje sea tupido, el agua no alcanzará el suelo.

CERCA DEL SUELO

Lo mejor para las plantas es recibir el agua cerca del suelo, es decir, directamente sobre las raíces. No hay que ponerles agua a las macetas de una sola vez, porque así se derrocha. Como la tierra seca no puede absorber directamente todo el fluido, gran parte del agua pasa por la maceta sin ser aprovechada por la planta.

Lo mejor es que la tierra de la maceta esté siempre húmeda, lo que se logra con un riego en gotas automático.

Si se riega el suelo sólo superficialmente, las raíces del césped crecen lisas porque buscan el agua arriba. La consecuencia es que las raíces se secan más rápido. Por eso, se recomienda no regar el césped todos los días, pero cuando se lo hace, hacerlo en cantidad.

Si está seco, lo mejor es regar la superficie una o dos veces por semana al nivel de las raíces. Hay que calcular 10 a 15 litros de agua por metro cuadrado de césped.

Cuando se encuentran debajo de un árbol los pastos requieren de más agua ya que los árboles absorben gran parte del líquido.

Regar siempre el mismo punto de la raíz sólo conduce al crecimiento de las raíces por un solo lado y por lo tanto a una mala absorción de nutrientes en el suelo. Por eso siempre hay que regar alrededor de la planta y distribuir por toda la zona.

Se debe regar tanto como sea necesario y tan poco como sea posible. Esto se simplifica con un sistema de riego automático con un sensor de humedad.

Por último hay que evitar la formación de charcos de agua. El charco de agua suprime el aire que llega a las raíces y las células de las raíces se ahogan sin oxígeno.