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Información General |desde los que piden penas mas severas a maltratadores a los que promueven el veganismo

Cada vez más platenses se suman a la lucha contra el maltrato animal

La tendencia se enmarca en una nueva sensibilidad que se extiende en el mundo, basada en novedosos descubrimientos sobre inteligencia y emociones en animales

22 de Enero de 2017 | 01:20

Y de repente, en los últimos días, los nombres de Chocolate y Tigresa estuvieron en boca de todos. El primero, un perro de tres meses que murió después de ser despellejado y abandonado en la vía pública en Córdoba. La segunda, una gatita que fue filmada en el momento en que la iban a abandonar en una rotonda de La Plata. Por Chocolate, que murió en medio de una cruel agonía, se hicieron marchas en trece ciudades del país, entre ellas La Plata, pidiendo penas más severas para el maltrato animal. El caso de Tigresa se viralizó en las redes y permitió que la gatita consiguiera un nuevo hogar en pocas horas. Los dos episodios pusieron en evidencia una creciente sensibilidad frente al maltrato animal en la que se enrolan cada vez más platenses.

Se trata de un fenómeno mundial que hace que algunos especialistas consideren, desde la Filosofía y desde el Derecho, que el siglo XXI será “el siglo de los animales”. Pero que también despierta críticas entre quienes entienden que, detrás del auge del interés por el bienestar animal hay “una exageración” y una búsqueda de “relaciones más cómodas” que las que se establecen entre humanos. Los mismos críticos consideran como “un lujo” preocuparse por el bienestar animal en el marco de una humanidad que enfrenta innumerables problemas.

Lo cierto es que hay una tendencia creciente a hablar de una nueva sensibilidad, que se funda en los descubrimientos hechos desde distintas disciplinas científicas en los últimos treinta años sobre inteligencia y sensibilidad animal.

Algunos investigadores lograron demostrar, por caso, que los cerdos se reconocen al verse en un espejo, lo que implica que tienen conciencia de si mismos. Irene Pepperberg, de la Universidad de Harvard, logró demostrar que los loros no sólo imitan el lenguaje humano, sino que pueden expresar deseos y sentimientos. Estos hallazgos se suman a otros, como los que sugieren que los perros son capaces de distinguir palabras y entonaciones. O un estudio hecho por expertos de Harvard que llegó más lejos y sugirió que algunas clases de macacos pueden relacionar números con símbolos y resolver aritmética básica.

A partir de estos nuevos saberes surgen iniciativas como la creación de áreas, en distintas especialidades, que consideran especialmente la situación de los animales.

En ese marco, una de las que piensa que el siglo XXI será el siglo de los animales, es Silvia Pezzetta, abogada argentina que está al frente de la primera cátedra de Etica Animal del país, que funciona en la Facultad de Derecho de la UBA.

Pezzeta fudamental su pronóstico para el siglo en curso citando al filósofo Peter Singer, quien dice que la humanidad va ampliando sus círculos de compasión, incluyendo cada vez a más seres.

Pero no es sólo en los ámbitos del Derecho y la Filosofía donde se manifiesta esta nueva sensibilidad hacia los animales: el chef Alain Ducasse se sumó a la tendencia, por caso, dejando de servir carne en su restaurante parisino Plaza Athénée para demostrar que se pueden mantener tres estrellas Michelin sin consumir carne animal.

en La Plata

Esa nueva sensibilidad también se nota en la vida de todos los días y en ciudades como La Plata más allá de los casos resonantes, como los de Tigresa o Chocolate: desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia, su presidente, Osvaldo Rinaldi, cuenta que “hoy es común que todos los días aparezca por las veterinarias alguien que encontró un pájaro herido en la calle, un perro abandonado, un gato sin dueño. Esta realidad coexiste con otra, que es la falta de refugios adecuados para alojar a esos animales” (ver página 5)

Detrás de ese cambio de sensibilidad también aparecen las historias. Historias de platenses que convierten a la lucha contra el maltrato de los animales en una bandera y que se suman a un creciente número de entidades que surgieron en los últimos años comprometiéndose en torno a esta problemática.

María Laura Libardoni es una de ellas. Trabaja en una entidad de defensa de los animales llamada Cuatro Patas Reencuentro, una ONG que nació días después de la inundación del 2013, restituyendo mascotas perdidas a sus dueños.

Para Libardoni, más allá de los avances científicos y en el mundo del Derecho, hay un crecimiento de la conciencia en torno a los derechos de los animales que tiene que ver con el trabajo de hormiga que, desde hace muchos años hacen las entidades protectoras, al que se sumó en los últimos tiempos el poder difusor de las redes sociales (ver página 4).

“Hay proteccionistas que vienen remando desde hace años, creando una conciencia que ahora se está empezando a notar: hoy la gente se hace cargo del problema, no sigue de largo. Postea estas situaciones en las redes y a través de las mismas redes suele llegar la respuesta”, opina.

Libardoni fue una de las participantes de la marcha que se hizo el último viernes 13 en La Plata para repudiar el ataque al perro Chocolate y pedir penas más severas para quienes maltratan animales que las establecidas actualmente por la Ley 14346 de maltrato animal. Esa norma data de 1954 y establece penas de 15 días a un año de prisión para los maltratadores.

Cuatro Patas Reencuentro es una de las entidades convocantes para una próxima marcha que se llevará a cabo en La Plata el 17 de febrero contra el maltrato animal.

Según Libardoni, las marchas han llegado a convocar más de 200 personas en la ciudad donde “se nota una mayor cociencia y compromiso en torno a estos problemas”.

Con todo, Libardoni lleva su reclamo hasta ese punto: el bienestar de las mascotas y la lucha contra el maltrato. No es vegetariana y come carne porque lo considera “parte de mi cultura y de la sociedad en la que vivo”.

Para Florencia Sánchez, estudiante de Escenografía e integrante del platense Colectivo Abolicionista Contra la Explotación Animal (Coala), el compromiso es más amplio.

Florencia tiene 25 años, y es vegana desde hace diez. Como miembro de Coala articipa de actividades públicas donde se difunden recetas para cocinar sin carne ni ningún derivado animal.

“Estamos contra el maltrato animal, pero también contra la explotación de los animales. Hay que dejar de pensar que la vida de un animal vale menos que la de un animal humano”, dice Florencia.

También para ella es notorio que hay un crecimiento de la conciencia sobre los derechos de los animales en general en la sociedad, algo que atribuye, entre otros factores, al poder de las redes sociales para difundir una nueva conciencia.

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