Cada vez más transexuales de La Plata consiguen romper con los estereotipos

Cuando Mariana, la novia travesti de Nicolás Giaccobone, el guionista argentino ganador del Oscar, desfiló el domingo pasado por la alfombra roja más famosa captando la atención de millones de espectadores en todo el mundo, la platense Laura Moyano fue una de las que se alegró por el posible impacto social de ese episodio aparentemente superficial. Laura, que es transexual y trabaja como profesora de automaquillaje en una ONG que asiste a mujeres víctimas de violencia familiar, dice que “estos casos ayudan a hacer visible al colectivo trans, invitan a pensar y ayudan a romper con los estereotipos negativos”.

Desde una peluquería del barrio de San Carlos donde trabaja desde hace un año, la también trans Janie Vázquez coincide: “lo de la chica travesti en la ceremonia de los Oscar hace bien, porque nos da visibilidad. Pero somos muchas las que, tan lejos de la alfombra roja como de la zona roja, la peleamos todos los días por tener una mejor calidad de vida. Y si bien con la Ley de Identidad de género muchas cosas cambiaron y cada vez somos más las que podemos acceder al estudio y al trabajo, lo cierto es que hay muchos prejuicios y obstáculos que todavía están vigentes”.

Especialistas y personas trans coinciden: muchas cosas cambiaron para bien de las personas trans a partir de la sanción de la Ley de Identidad de Género, aunque todavía hay prejuicios que se mantienen en la sociedad y mucho camino por recorrer en la mejora de la calidad de vida de un colectivo cuya expectativa de vida no supera, en la Argentina, los 35 años. Y en este marco mucho creen que un hecho aparentemente superficial, como la aparición de la travesti Ginna en la ceremonia de los Oscar junto al guionista Nicolás Giaccobone, tiene la virtud de “ayudar a redefinir pautas culturales”, según indica por caso la ex directora de Políticas de Género municipal, Flavia Centurión. En concreto, aquellas que más pesan al colectivo trans: los estereotipos que lo ligan a la marginalidad.

Algunos datos objetivos ayudan a dimensionar las mejoras registradas en el colectivo a partir de la sanción de la Identidad de Género. Una de las principales, que más de 3.000 personas accedieron al DNI con el nombre que las representa sólo en el primer año de vigencia de la norma,

Según un trabajo pionero realizado por la Fundación Huésped y la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de la Argentina (ATTTA) , a partir de la sanción de la ley se redujo el número de situaciones de discriminación sufrida por travestis y transexuales en el ámbito de la salud pública (donde se atienden 7 de cada 10). Antes de la sanción de la ley, el 80% de los que asisten a centros púbicos de salud decían haber sufrido algún tipo de discriminación. Y ese número se redujo al 30% después de la sanción de la norma, según el trabajo para el que se consultó a personas trans de todo el país.

En lo que tiene que ver con la educación, siempre según el mismo trabajo, las situaciones de discriminación en el nivel secundario ( en el que se registran altos niveles de deserción del colectivo) se redujeron a menos del 20%. También el nuevo sistema legal permitió que más personas trans retomaran sus estudios.

Uno de los problemas más serios que afrontan es la inserción laboral y es en ese ámbito donde los niveles de discriminación son más altos. En este sentido, según el estudio, tras la sanción de la ley se produjo un incremento de la búsqueda de trabajo en el ámbito formal, que fue retomada por 3 de cada 10 mujeres y 6 de cada 10 hombres.

historias

Detrás de los números aparecen las historias de aquellas que, con esfuerzo, estudian y acceden al mundo del trabajo formal.

Laura Moyano (37) es una de ellas. Hoy trabaja enseñando automaquillaje en una ONG que asiste a mujeres víctimas de violencia familiar. Y destaca que, como a muchas otras integrantes del colectivo, la inserción en el mundo del trabajo y el logro de la independencia económica fueron para ella poco menos que una carrera de obstáculos.

“La discriminación me robó 14 años de mi vida. Recién pude lograr la independencia económica a los 35 años, a pesar de que siempre me preocupé por estudiar y trabajar”, dice Laura, que mientras trabaja estudia Comunicación Social, después de haber pasado por la facultad de Letras y estudiado maquillaje en la Escuela de Teatro.

Según un estudio,a partir de la ley de identidad de género se redujo la discriminación en centros de salud pública y en el ámbito educativo y más trans salieron a buscar trabajo

Para Laura, “durante muchos años se forjaron estereotipos para denigrar al colectivo trans, como si las trans sólo fueran actrices famosas o trabajadoras sexuales. Sólo en los últimos, a partir de la nueva legislación comenzó a mejorar en varios aspectos la calidad de vida de las personas trans, mejoró la inserción educativa y laboral y se hicieron más visibles casos de abogadas, médicas o empleadas transexuales. Si bien queda mucho por recorrer, los prejuicios siguen existiendo y acceder a un trabajo formal sigue costando, se nota que de a poco la sociedad se va abriendo un poco más”, dice.

Laura cuenta que mientras cursaba Letras pasó por muchos trabajos, aunque siempre le costó obtener una estabilidad laboral que le permitiera acceder a la independencia económica.

“Trabajé como secretaria de una odontóloga, atendiendo un kiosco y ahora alcancé la estabilidad laboral trabajando para una ONG que asiste a mujeres víctimas de violencia. Pero en el camino también experimenté esa discriminación solapada que tan bien conocemos en el colectivo. Cuando te dicen que te van a llamar y después no lo hacen, aún en un trabajo para el que era la mejor calificada, al que me postulé en una perfumería platense”, dice.

Laura se crió en el barrio Monasterio y cuenta que “el hecho de haber logrado la independencia económica recién a los 35 años habla claramente de que las oportunidades para nosotras no son las mismas que para el resto de la población”.

Valentina Pereyra, que trabaja como recepcionista en la misma ONG, destaca las dificultades que se presentan a las personas trans, por caso, a la hora de firmar un contrato de alquiler.

“Hoy que tenemos los documentos que reconocen nuestra identidad y contando con un trabajo estable, sigue habiendo problemas para concretar ese tipo de trámites”, dice, pero se muestra optimista, “las cosas para el colectivo están cambiando para bien y todo suma. Aún la presencia de una chica trans en la ceremonia de los Oscar ayuda a derribar prejuicios y romper estereotipos negativos”, sostiene.

Janie Vázquez, que trabaja en una peluquería en el barrio de San Carlos desde el año pasado, pero antes tuvo trabajos en comercios de ropa, dice tajante: “ni alfombra roja ni zona roja. Muchas de nosotras logramos insertarnos en el mercado laboral en trabajos donde nos sentimos contenidas”,

Con todo, la discriminación puede aparecer hasta donde menos se la espera: “la última vez me tocó en un centro de depilación. La depiladora se negó a atenderme y aunque después me pidieron disculpas, ya el daño estaba hecho”.

Pero no todo tiene que ver con la educación, el trabajo y la salud. Las chicas del colectivo trans consultadas también destacan que la iniciativade Giacobone, al llevar a Ginna a la ceremonia de los Oscar también puede contribuir a romper otros moldes a nivel social.

“La actitud del guionista sobresale, precisamente, porque rompe un molde. Las relaciones afectivas de las chicas trans no siempre se blanquean. Todo depende de la actitud de la pareja, del grado de elaboración interna que tenga de su situación”, dice Laura Moyano.

Janie Vázquez, en tanto, cuenta una situación personal en la que todo está blanqueado: “con mi novio vamos al cine, a una plaza, adonde sea. Y el es el gran sostén que tengo, el motivador que me ayudó a pasar malos momentos y a llegar a conseguir un trabajo estable”.