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Información General |Una vieja costumbre genera polemica

“Dale un beso a la tía”: ahora se debate si hay que obligar a los chicos a besar

Para algunos es una cuestión de buena educación, para otros hay que respetar los derechos del niño a decir “No”

Por AGUSTINA MUSSIO

4 de Mayo de 2015 | 02:28

María Plot (42) recuerda una situación que se repetía y le generaba estrés cuando su hijo Francisco, que ahora tiene siete años, era bebé. “Lo sacaba a la calle y muchas desconocidas lo querían tocar. Me ponía loca. Encima era la época de la gripe A. Aunque quedara mal les pedía que no lo hicieran”, cuenta la mamá.

Aunque ya pasaron varios años y Francisco está más grande, la mamá se mantiene en la postura de restringir el contacto. Piensa que los niños no deben saludar con besos, y mucho menos si eso implica obligarlos: “Eso es más de nuestra generación. Ahora se respeta más lo que quiere el chico. Además es peligroso. El sabe que nadie tiene por qué tocarlo”, dice María, y lamenta una contrapartida: “El otro día una señora se cayó y él tuvo el impulso de ayudarla, pero se frenó por miedo”.

Para algunos padres obligarlos al saludo con beso implica inculcarles buenos modales y fomentar la sociabilización. Para otros, significa violar los derechos del niño “a decidir sobre su propio cuerpo” e inducirlos a falsear demostraciones de afecto.

El debate sobre si hay que obligarlos al beso, o no, se desató en internet y se viralizó en las redes sociales. Una periodista, Ana Hanssen, desató la polémica a partir de un artículo que tituló “Por favor, no le pidan besos a mis hijos”, y publicó en el blog BabyCenter. De su nota se desprendieron comentarios a favor y en contra.

Entre las razones que Hanssen aduce para no obligarlos figuran: respetar los sentimientos de los niños y “permitirles decidir sobre su cuerpo”; dice que a ella no le gustaría que la obliguen a besar a desconocidos y que si “se los obliga a abrazar y a besar en contra de su voluntad, son más vulnerables a sufrir abuso sexual porque no aprenden a decirle ‘no’ al contacto físico indeseado con un adulto”. También plantea que para los niños el beso es una demostración de afecto real, a diferencia de los adultos que suelen hacerlo por cortesía.

La licenciada Nora Koremblit de Vinacur, secretaria del departamento de niños de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina) considera que se da excesiva trascendencia a algo que a su entender debería ser natural. “Si dar besos a extraños, conocidos por los padres, es para los adultos algo establecido, por identificación y educación debería serlo también para sus hijos”, plantea.

También la psiquiatra y psicoanalista infanto juvenil Liliana Moneta, miembro de APSA (Asociación de Psiquiatras Argentinos) considera un tanto exagerada la postura de la bloguera. Aunque se manifiesta partidaria de no obligar a los chicos a dar besos y, por el contrario, respetar sus tiempos, tampoco le parece que actúan mal los padres que lo hacen.

Cecilia Simón (33) es mamá de Manuel (4) y de Francisco (9 meses). Dice que es importante inculcarles buenos modales. “Yo los presiono para que den besos. Creo que tienen que saludar a la gente por educación. Sobre todo si son personas que nos visitan en casa. Así como saludan a sus amigos les digo que tienen que saludar a la maestra y a otros adultos”, cuenta.

A diferencia de Cecilia, que no le molesta que las señoras la paren en la calle para mirar y saludar a sus nenes, Laura Martínez (31) confiesa que no se siente muy cómoda cuando personas que su hija Uma (5) no conoce pretenden estamparle un beso.

“Me pone incómoda porque sé que a ella no le gusta. Además creo que no hay nada más espontáneo que un chico y pienso que hay que respetar su privacidad”, dice la mamá, que intenta zafar de esos momentos lo más decorosamente posible. Aunque no impide el saludo porque le parece una descortesía, no insiste a la nena cuando se niega.

UNA CUESTION CULTURAL

Emilia Canzutti, licenciada en psicología y especialista en vincularidad temprana, sostiene que a los tres o cuatro años los padres deciden cómo educarlos: “Ninguna de las formas es buena ni mala”. Sin embargo, plantea que cuando los chicos van creciendo “tienen derecho a elegir cómo saludar”.

Si el beso los incomoda, la especialista considera que los padres deberían ayudarlos a encontrar otra manera de saludar: “No es el beso o nada. Hay distintas formas, como extender la mano, y está bueno que ellos también puedan elegir”, dice Canzutti.

En este sentido, el antropólogo Héctor Lahitte plantea que el saludo es una cuestión cultural: “En muchos países el beso está restringido a adultos o a familiares cercanos. Y no está bien visto tanta proximidad entre ‘conocidos’, menos si se trata de niños”.

Tampoco dentro de un mismo país las formas del saludo son estáticas e inamovibles. Varía según las provincias, la religión y las preferencias de cada familia. También con el paso del tiempo van mutando: entre los hombres, el beso apareció como una alternativa al apretón de mano.

“El saludo forma parte de una convención y necesita de un acuerdo. No se puede decir que los chicos que besan son más sociables o más educados. Sólo son diferentes formas de expresión”, plantea Lahitte.

¿UNA COSTUMBRE RIESGOSA?

Algunas veces la negativa de las madres a que conocidos, no tan cercanos, besen y acaricien a sus hijos surge de la posibilidad de que el contacto se convierta en foco de contagio de virus y bacterias.

Canzutti plantea que es entendible, y por lo tanto los adultos no deberían ofenderse, si una mamá no permite que toquen al bebé si antes no se lavaron las manos o impiden que les den besos cuando son recién nacidos. De hecho, muchas madres esperan que pidan permiso antes de acercarse al niño.

Para Cecilia Passaro, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría filial La Plata, permitir o negar el contacto depende de las costumbres de cada familia, y no tanto de cuestiones clínicas.

Sin embargo, aclara que a los recién nacidos no hay que darles besos en la cara para evitar contagiarles bacterias, ni siquiera su familia directa. El lugar correcto sería la zona de la cabeza.

Tampoco cree conveniente la costumbre de algunos padres de besar en la boca a sus bebés: “No es bueno porque ingieren los gérmenes de los adultos. Tampoco lo deberían hacer los hermanitos mayores”. Por lo demás, considera que la forma del saludo dependerá de las costumbres del núcleo familiar.

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