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Desde el diván: ¿De qué habla la gente en terapia?

Celos, envidia, problemas económicos, comunicación, adicciones, infidelidades y duelos; amor, autoestima, miserias y poder. Los temas en terapia pueden ser muchos pero los analistas consultados por EL DIA coinciden en que hay tres grandes dolencias: depresión, angustia y ansiedad.

Por MANUEL LOPEZ MELOGRANO

16 de Mayo de 2015 | 02:10

El análisis dejó de ser un tabú. Cada día se oculta menos y se incorpora a la rutina de las personas como un espacio privado y adecuado para tratar los conflictos en las relaciones vinculares y abordar -entre otros- temas como el amor, lo miedos y los propósitos de vida. En definitiva, la búsqueda de ayuda para sanar o vivir mejor.

“Siempre está la cuestión del sufrimiento. Si lo que le pasó no lo hace sufrir, no va a haber motivo de consulta. Por eso, a veces, vemos personas que a las que les suceden cosas graves y pueden pasar años hasta que deciden consultar, porque existe una reacción común donde el paciente considera que todavía no es necesario”, sostiene Luciana Alba -33 años, licenciada en psicología por la Universidad Nacional de la Plata-.

Y cuando se la consulta sobre los temas recurrentes en el diván destaca los duelos. “No solamente los relacionados a las muertes físicas -que los hay claro- sino los ligados a los proyectos de vida”, dice Luciana y agrega que “afloran en la terapia como crisis de angustias que se producen porque, a veces, hasta se niegan a preguntarse qué es lo que les está pasando”.

¿Nunca le pasó que ante las dificultades, sigue sin pensar? Justamente, como explica la psicóloga, la pregunta ¿qué me está pasando?, es dolorosa e implica revisar los posicionamientos, las relaciones y las decisiones. “Y para eso hay que estar dispuesto”, sentencia.

PLACER POR LA VIDA

“Estamos conviviendo con paradigmas que tienen que ver con la lucha por sobrevivir y eso provoca diferentes síntomas que provienen de esta incapacidad de tener un placer por la vida, explica Marta Barragán -66 años, psicóloga graduada por la Universidad de Mar del Plata, y con 40 años de trabajo con pacientes y grupos terapéuticos.

Barragán rescata que la mayoría de las consultas que recibe se dan por ansiedad y estrés y se explaya. “El deseo de tener una vida plena y la discapacidad para tenerla produce síntomas que denominamos biopatía, o sea, una enfermedad biológica que se presenta de distintas maneras, pero que genera ansiedad que, a su vez, se traduce y aflora con síntomas digestivos, corporales, óseos, circulatorios, que es por lo que generalmente llegan al consultorio”.

HOMO ENTORNO

Una teoría sostiene que la salud y la enfermedad son construcciones sociales y que estar enfermo no siempre significó lo mismo. En síntesis: el sujeto siempre está ligado a su tiempo y enferma por las cosas que suceden en su época, según afirman los entendidos.

Los profesionales consultados por EL DIA coinciden en un punto: el hombre no es ajeno a su contexto y el paradigma impuesto por su época.

“Dentro de las consultas surgen todo el tiempo las preocupaciones económicas; a muchos pacientes les preocupa que no les alcanza la plata para lo que se ha llamado ´el sueño del inmigrante´: tener auto y casa propia”, cuenta la psicóloga Anabela Gordoa , de 31 años, y graduada por la UNMdP-. “Se vive y se labura para consumir”, asegura.

“Cuando no hay satisfacción o espacio de placer, aparecen las angustias y los trastornos de ansiedad. Vivimos en una sociedad muy ansiógena, que pone tiempos, valores, parámetros de belleza y de exitismo, en tiempos en los que hay que hacer todo rápido y más de una cosa a la vez”, sostiene Gordoa.

Para dejarlo en claro, la psicóloga lo explica así: “Una máxima del psicoanálisis que es que cuando el deseo y lo que uno hace van por carriles muy distantes, se entra en conflicto. Porque el deseo es lo que te brinda satisfacción y si lo que vos haces, en realidad, es siempre lo que podes o debes hacer; entonces nunca se encuentra un lugar para lo que te da satisfacción. Entonces la persona entra en conflicto, colapsa y ahí es cuando llega la angustia y terminan viniendo a nuestros consultorios”

En la misma línea que su colega, Alba explica que la época está marcada por el “aquí y ahora”, donde todo es ya y eso genera estrés. Y en esa lógica es muy difícil detectar un signo de alarma. Cuando alguien se brota, genera una crisis de angustia, o lo que muchas veces se conoce como ataques de pánico.

Desde Mar del Plata, Barragán, sintetiza: “En mi experiencia no hay mucha conciencia de que se puede vivir mejor. Porque hasta en la educación nuestra, el sufrimiento fue la sal de la vida. La gente vivía mal. Entonces la psicología surge como una posibilidad de vivir mejor, en un marco que la gente se planteaba si tenía ese derecho”.

Por otra parte, afirma que: “en realidad los problemas vienen por recuerdos. Recuerdos infantiles, ilusiones de lo que tendría que ser y no es: entonces la enfermedad es una oportunidad para descubrir en uno mismo, para revelar un modo profundo que viene desde hace muchísimos años” y concluye: “Cuando uno empieza a ver a qué vino a este mundo, y que eso no tiene que ver con todo lo que se le está proponiendo, se termina el sufrimiento y la angustia”.

EL ROL DE LA MUJER

Otro de los aspectos que aparece en los consultorios son los problemas de comunicación y el miedo a poner y trabajar los límites con los hijos, ya sean niños o adolescentes. Allí, se da que muchos padres -por necesidad propia, o por alarma de la escuela- llevan el tema a terapia e, incluso, mandan a sus hijos a sesiones de análisis para tratar un problema que se les torna inmanejable.

Otra problemática familiar gira en torno al rol que toma la mujer en los últimos años como fuente de ingreso necesaria y primordial.

“Primero porque muchas veces con un solo sueldo no alcanza. Segundo por el hecho de que muchas mujeres están solas y el marido les pasa una cuota alimentaria. Eso implica conflictos y sufrimientos a nivel psíquico de la mujer porque no deja de ser madre, mujer, ama de casa, la acompañante de sus hijos si están enfermos, si la necesitan para la escuela”, asegura Gordoa y agrega: “Y a todos esos roles le tenés que sumar 8 horas de trabajo diario. Lo que conlleva un estrés terrible que la lleva a fobias y distintas enfermedades”.

LA CURA DEL PACIENTE

Hay muchos abordajes para el tratamiento de la salud mental. El psicoanálisis es uno de ellos y ha sido muy potente su desarrollo en Argentina. Aunque no es el único. (ver recuadro).

“El psicoanalista no dirige al paciente, dirige la cura”. La frase que refresca en la entrevista Luciana Alba no es propia. Pertenece a Jacques Lacan, el psiquiatra y psicoanalista francés conocido por los aportes teóricos que hiciera al psicoanálisis, basándose en la experiencia analítica y en la lectura de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.

Pero más allá de cual sea el tema que se lleva al consultorio “lo importante es que el paciente se haga una pregunta en la que él se incluya. Que no quede el planteo en el otro”, dice Alba.

Y lo gráfica con un ejemplo cotidiano de un paciente que llega y dice: “Yo me doy cuenta que siempre elijo la misma mina que me hace sufrir, asique algo debo tener que ver”. “Entonces, -continúa- muchas veces eso viene más claro, más trabajado por el paciente; y otras puede llevar años dar ese paso, y eso tiene que ver con los tiempos lógicos de un análisis”.

-¿Y cuáles son las variables?

-Las variables son tantas como novelas hay. Cada sujeto trae una novela, que es la historia de su vida.

“Generalmente cuando el paciente viene con que no quiere hablar de su pasado, muchas veces el pasado ha sido tan traumático, que es lo más actual del mundo. Y llegan a terapia porque se acaban las estrategias para poder encarar el futuro. Para formular un proyecto de vida. Cualquiera que sea”, confiesa la terapeuta y agrega: “Eso pasa mucho en los duelos: la persona se detiene en la formación del proyecto de su vida”.

Un tema que se trabaja mucho también es la preocupación de la ruptura de las redes sociales, tanto la pareja como en la familia, o la denominada familia ampliada.

Lo positivo -según Barragán- es que en la actualidad se vive una movilización de los esquemas que antiguamente era algo impensado, y entonces con la terapia se obtienen respuestas porque hay mucha gente que está buscando nuevas formas de convivencia, de enseñar a los hijos, con una apertura y una evolución positiva.

Las especialistas sostienen que el 70 % de las enfermedades del ser humano vienen del campo de la conciencia. Son emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. Entonces la terapia trabaja la comunicación: el hablar y el movimiento del cuerpo. Los síntomas son bloqueos en un lugar del cuerpo con el miedo de común denominador de buena parte de enfermedades que tenemos.

“El sistema inmune es el rey de las consultas hoy en día”, reconoce Barragán y explica que las investigaciones dan cuenta de que esos temores del paciente muchas veces se quedan congelados y después afectan el riñón, las glándulas, los huesos y la energía vital. Se convierte en pánico.

¿Pero de donde viene ese miedo? Con tantos años de hurgar en la mente humana, ella aprendió con anécdotas o historias infantiles que son mínimas y que “con un trabajo riguroso y con mucha meditación de pronto aparecen solas. En su mayoría estaban tapadas, relacionadas directamente con la exigencia social y la presión del entorno que trabaja con la culpa -que es muy del catolicismo- y que se sustenta con aquello de que nos tenemos que hacer los fuertes”.

Vivimos en una sociedad ansiosa en permanente crisis y la diferencia está en tomar eso como un drama o como una posibilidad de cambio. Esa es la gran diferencia. El desapego es muy importante porque se encuentra el amor con uno mismo y en ese camino, se da el encuentro con la pasión, que es lo único que se precisa para alcanzar la felicidad. Al menos eso dicen los profesionales.

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