Drogas en el trabajo, un problema que crece en la Región

Existen creencias que se instalan en la sociedad como verdades indiscutibles. Una de ellas es la que asocia al consumo de drogas con la marginalidad, la desocupación y la exclusión. Las cifras que maneja la Organización Internacional del Trabajo demuestran que la realidad es muy diferente: el 70% de las consumidores de alcohol y drogas en el mundo no son desocupados ni excluidos, sino que tienen empleos. Según los datos manejados a nivel provincial por el Observatorio de la Secretaría de Salud Mental y Atención de las Adicciones, 55,6% de los pacientes en tratamiento por consumo de drogas en territorio bonaerense posee un trabajo fijo o eventual. En uno y otro caso, muchas veces esos consumos son problemáticos. Y muchas veces llegan al ámbito laboral provocando un fuerte impacto con múltiples derivaciones. Desde las económicas a las sanitarias. Desde un aumento del ausentismo o una baja de la productividad, hasta el incremento de los accidentes laborales con riesgo para la vida del trabajador, de sus compañeros o de terceros.

Se trata de un problema global cuya magnitud es difícil de medir, aunque algunos datos manejados por la OIT pueden ayudar a ilustrar: sólo en Estados Unidos se estima que 9 millones de trabajadores consumen drogas. Entre ellos, el ausentismo laboral es un 66% mayor que entre el resto de los empleados, es un 50% mayor su participación en accidentes laborales y un 300% superior su utilización de prestaciones sanitarias (ver página 5).

Este problema, que también preocupa en la actualidad a autoridades laborales y sanitarias de otros países, como Inglaterra, Irlanda o Canadá, se instaló en los últimos tiempos como un motivo de inquietud predominante también en nuestra Región, donde, según estimaciones empresarias, en los últimos cinco años creció la incidencia del consumo de alcohol y drogas en el trabajo.

Una situación que quedó planteada a principios de noviembre en un encuentro del que participaron alrededor de medio centenar de empresarios locales en la sede platense de la Universidad Tecnológica Nacional a instancias de la Unión Industrial del Gran La Plata, en el que se califico como “alarmante” la cantidad de empleados que en algún momento de la jornada laboral consume alcohol o alguna sustancia tóxica y se propuso abordar el tema de manera multisectorial: con intervención del Estado, las empresas y los gremios. Los empresarios también destacaron la ausencia de respuestas por parte del estado frente a este problema.

Del encuentro participaron pymes, pero también grandes empresas de la región, como YPF y Copetro. Y se destacó que este flagelo, al que calificaron como creciente, no sólo incide en la producción y en lo económico, sino aumentando el riesgo de accidentes laborales.

En este marco, en algunas empresas se implementan programas preventivos y para la recuperación del trabajador consumidor de drogas o alcohol.

Mientras tanto, especialistas del Ministerio de Trabajo de la Provincia consideraron que el consumo de drogas por parte de trabajadores “deviene, en muchos casos, de condiciones de trabajo que afectan al colectivo de trabajadores. Por eso nuestro enfoque es que la responsabilidad es de empresas y sindicatos para debatir estas condiciones y tratar de eliminar fuentes de riesgo, en lugar de brindar medidas individuales al problema”, dijo Andrea Suárez Maestre, especialista en Ciencias Sociales del Trabajo de la cartera laboral de la Provincia y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata.

mas consumo y nuevas sustancias

En diálogo con este diario, fuentes empresarias de la Región indicaron que “esta es una problemática relativamente nueva y difícil de medir, pero tenemos la percepción de que en los últimos cinco años el incremento del consumo ha sido importante”.

Lo más novedoso es que nuevas sustancias desplazaron en los últimos años a la que hasta hace poco era la droga más utilizada en el ámbito laboral: el alcohol. Hoy las sustancias más comunes detectadas en el trabajo son la marihuana, la cocaína y las drogas sintéticas, que plantean desafíos diferentes, ya que son totalmente desconocidas para la generación que ocupa cargos de supervisión y que en la mayoría de los casos no sabe detectar su consumo por parte de trabajadores más jóvenes.

Desde las empresas de la zona se destaca que el consumo de drogas en el ámbito de trabajo tiene un impacto múltiple: “deteriora el desempeño personal y grupal, incrementa el ausentismo, daña las relaciones con pares y jefes, del mismo modo que deteriora las relaciones familiares. En el caso de las indusrias con tareas que entrañan ciertos riesgos también aumentan la acidentablidad”.

Encarar el tema siempre resulta difícil, ya que actualmente muy pocas empresas de la región cuentan con políticas de adicciones, “a lo que se suma un marco legal débil. En general, las políticas empresarias tienen una filosofía de prevención y contención al adicto con el fin de lograr su recuperación y reinserción en el trabajo. Esto obedece a un trabajo de conjunto del que participan responsables de salud ocupacional, recursos humanos, el empleado y también su familia. Oras de las medidas que se toman son controles aleatorios de alcohol y drogas al personal para tratar de detectar el problema a tiempo, la realización de charlas a cargo de especialistas para prevenir y “ser claros en la prohibición del consumo u la comercialización de estas sustancias en el ámbito laboral”, indicaba una fuente vinculada a una empresa de la zona de Ensenada que prefirió mantener su nombre en reserva.

La mayor parte de los consumidores de drogas y alcohol en el ámbito laboral en la Región tienen entre 18 y 33 años. Los casos de trabajadores mayores son excepcionales.

Según indicaron fuentes de algunas de las empresas que actualmente aplican estos programas, el índice de recuperación de los trabajadores es del orden del 50%.