El nudismo de protesta, una forma de activismo entre interrogantes y debates

Cuando el jueves pasado el conocido manifestante nudista platense Juan Antonio Vázquez volvió a desnudarse frente a los Juzgados Federales de 8 y 50 (esta vez por las “excesivas demoras en el nombramiento” de un juez), las reacciones de quienes pasaban a su lado daban cuenta del amplio espectro de sentimientos que este tipo de protesta logra desatar: incomodidad, sorpresa, rechazo, risas, aplausos, pudor... todo menos indiferencia.

Los sentimientos encontrados que persisten en gran parte del mundo respecto a la desnudez en público han hecho que su uso como expresión política se haya extendido enormemente a lo largo de los últimos años: desde reclamos por recortes económicos hasta manifestaciones contra acciones bélicas o el avance del calentamiento global, son numerosas las causas que apelan hoy en forma recurrente a esta forma de protestar.

Si bien uno de los principales referentes de las protestas nudistas es hoy Femen (un grupo feminista cuyas integrantes recurren a mostrarse con los pechos al aire para protestar contra las restricciones religiosas, las leyes anti-aborto, el turismo sexual y el machismo en general) existen causas que lo han convertido ya en una suerte de tradición. Es el caso de las marchas ciclonudistas que se realizan desde hace más de diez años en diversas capitales del mundo para promover la bicicleta como un medio de transporte respetuoso del entorno natural.

El recurso ha sido utilizado numerosas veces también en nuestro país. Sin ir más lejos, el mes pasado parteras independientes se desnudaron en la avenida 9 de Julio frente al ministerio de Salud para protestar contra las limitaciones que existen en torno a los partos domiciliarios.

“Por el efecto que genera en la gente te permite obtener una enorme atención de los medios: salís en los diarios, la televisión, la radio y de esa forma llegás a cientos de miles de personas sin necesidad de contar con grades recursos”, explica Marte Kinder, uno de los impulsores de las marchas ciclonudistas, quien lo considera una táctica mediática especialmente efectiva para las causas ambientales y el calentamiento global en particular. Y es que “el cuerpo humano desnudo simboliza tanto nuestra humanidad compartida como nuestra vulnerabilidad”, dice.

Lo mismo señala la sexóloga platense Susana Machado García. “Aunque en algunos casos este tipo de protesta puede estar acompañada de un componente exhibicionista o narcisista de fondo, no necesariamente es así. Creo que ante todo es un método que al utilizar el cuerpo sin atributos externos refuerza el sentido de nuestra vulnerabilidad. Pero si resulta efectiva es además porque se basa en la excepción -dice-: si nuestra sociedad fuera nudista, la protesta sería salir vestido a reclamar”.