El peligro de los estados pre femicidas

DR. DARIO WITT
Presidente Casa Abierta María Pueblo

Cuando una mujer realiza una denuncia por violencia intrafamiliar, lo que hace es hacer pública una situación, al mismo tiempo que solicita protección a los poderes estatales. Ocurre que si para la Comunidad y el Estado la situación planteada no está identificada como una prioridad de seguridad pública a resolver, es posible que encuentre una respuesta caótica, quizás una mayor desprotección o riesgo, y en algunos casos probablemente acreciente la impunidad y violencia del agresor. Desde Casa Abierta María Pueblo venimos sosteniendo, hace muchos años, la necesidad de abordar integralmente esta problemática (acabamos de inaugurar el Centro Modelo de Abordaje Integral para Víctimas de Violencia de Género más importante de Argentina) e identificar algunos momentos claves de este proceso. Vamos a un ejemplo: cuando una mujer decide el corte del vínculo violento comienza un estado de “Alerta Grave” ya que suelen producirse, en algunos hombres con características machistas más rígidas, situaciones psico-emocionales que nosotros/as denominamos “estados pre-femicidas” (creemos que este período suele oscilar entre los 60 a 180 días de producido este corte del vínculo violento) aquí se derrumban los modelos de interrelación vínculo-sometimiento que hemos construido culturalmente y llevan a estos hombres a ingresar en un estado de alta peligrosidad represiva. En este período, su vida, la de su ex pareja, e incluso hijos y/o familiares suelen perder todo sentido para él. Esta peligrosidad (y otras más adheridas) no son identificadas actualmente en el abordaje de la mayoría de los casos y los lamentables resultados están a la vista, hoy más que nunca, en esta etapa de develamiento que estamos viviendo como sociedad. La mujer necesita una respuesta integral y urgente ante este peligroso período. Y creemos que el hombre también, es por eso que proponemos (ante determinadas situaciones) detenciones preventivas para determinar estos estados de peligrosidad y hasta tratamientos psico-compulsivos ante situaciones límites. La inmensa mayoría de los agresores intrafamiliares no son delincuentes comunes, son trabajadores (de todos los estratos sociales y profesiones) comunes. No debemos combatir demonios sino la violencia machista que todos hemos sabido construir. Creemos que la historia del abuso de poder de los más “fuertes” sobre los más “débiles” de la sociedad es la historia de la violencia intrafamiliar en el mundo. Y sostenemos que la desigualdad de derechos entre mujeres y hombres es una desigualdad basal que legitima a la violencia como principal sistema de resolución de conflictos ante situaciones que aparecen cotidianamente en nuestras relaciones como seres humanos. Estas reflexiones nos llevan a convencernos que solo trabajando integral e integradamente mujeres y hombres, con humildad y sin prejuicios, comprometidos activamente en el abordaje, prevención y atención de esta problemática, unidos en un accionar comunitario y conjunto (y solo así) es que podremos encontrar una solución genuina y sostenida en el tiempo para esta compleja problemática que, sin dudas, debemos intentar resolver como sociedad, por nuestros hijos/as, por nuestros nietos/as, y porque, en definitiva, nunca hemos de renunciar a la libertad y a la felicidad, inherentes al ser humano.