Fiestas clandestinas: la diversión al límite que desafía todos los controles

Fue a eso de las dos de la mañana del miércoles cuando se armó una ronda gigante en la quinta de la localidad de Moreno donde se desarrollaba Proyecto XXX, una fiesta clandestina que se había organizado por las redes sociales. Hasta ese momento sólo se habían registrado algunas peleas aisladas, nada que llame la atención en una noche de diversión. Pero a partir de entonces las cosas pasaron a mayores, según se puede escuchar en el relato de algunos asistentes que contaron su experiencia, como la Youtuber Belén Giménez.

“Empezaron a volar botellas, piedras, palos”, dice Belén en su video. Todo en el marco de una pelea generalizada. Más tarde aparecieron personas con picanas. Y un poco después los tiros. Muchos tiros. Y las corridas. La llegada de la Policía no calmó los ánimos. Belén reconoce que en ese momento de desconcierto no se sabía hacia dónde escapar: en las inmediaciones de la quinta había peleas “por todos lados”. Otros aprovechaban el caos para robar celulares. Más tarde se enteraría que la batahola había dejado un muerto (Nicolás Matías Rivero, de 20 años) y 14 heridos. Fue una tragedia anunciada: paralelamente a la organización de la fiesta, bandas de distintos barrios se desafiaban a pelear y exhibían armas en sus perfiles de las redes sociales. “Van a terminar todos muertos”, advertía en su perfil, una chica que eligió no asistir.

Los hechos de Moreno pusieron en el centro del debate al fenómeno de las fiestas clandestinas que crece y pone en jaque a las formas tradicionales de control de la nocturnidad.

Un fenómeno que también en La Plata dejó, hace pocos meses, su huella trágica: la muerte de Yesica Uscamayta Curí, de 26 años, ahogada en la pileta de una quinta en Melchor Romero en el marco de una fiesta clandestina. Por el hecho hay cuatro empresarios imputados por homicidio culposo y un funcionario por presunto inclumplimiento de los deberes de funcionario público.

despues de time warp

Según indicó Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina “antes de Time Warp las fiestas ilegales eran alrededor de 1.000 por semana en la Provincia. Ahora estamos en 1.500 y la recaudación ronda los 450 millones de pesos”.

Izaguirre advierte sobre un “boom” de esta modalidad, que considera una consecuencia del aumento de los controles sobre la noche que siguió a la trágica fiesta electrónica que dejó cinco muertos a principios de año en Costa Salguero. Habla de fiestas organizadas a través de Internet, a las que asisten chicos de distintos sectores sociales, en las que abundan el alcohol, las drogas y el descontrol.

“Es prioritario que los intendentes del Conurbano comiencen a observar esta problemática con responsabilidad”, indicó el dirigente, que insistió en que los organizadores de estos eventos son adultos y no “los chicos de entre 18 y 20 años que van presos cuando algo termina mal”.

El control de este fenómeno plantea nuevos desafíos y desde los municipios destacan las dificultades que aparecen al tratar de detectar fiestas que se organizan a través de las redes y que sólo revelan el sitio de convocatoria horas antes de concretarse.

En ese sentido, el secretario de Gobierno de Moreno, Lucas Chedrese, dijo que “es un error creer que un municipio puede hacer inteligencia en las redes para prevenir este tipo de eventos. A nivel provincial y nacional, existen oficinas especializadas de seguimiento de redes para evitar la cibercriminalidad. Si ellos, con todos los recursos y las potestades constitucionales, no logran impedir este tipo de fiestas, mucho menos lo van a lograr un municipio”, advirtió.

Desde el municipio de La Plata coincidieron en este diagnóstico: “es muy difícil detectar a tiempo e impedir este tipo de eventos, ya que sus organizadores utilizan mecanismos para encubrirlos”, se expresó en un comunicado en el que también se indicó que “la mayoría de las veces la información surge de una denuncia, ya sea en las redes sociales oficiales o a través de la línea del Servicio de Atención Vecinal (SUAV)”.

“En general, la convocatoria se realiza a través de las redes sociales, con perfiles ficticios y hasta direcciones falsas”, agregaron.

Por otra parte, sostuvieron, “las redes sociales son de uso privado y el estado, en este caso el Municipio, tiene una limitación al respecto ya que no puede ​entrometerse en los movimientos de los usuarios”.

Desde el gobierno de la Provincia, destacan que la prevención corresponde a los municipios. Sin embargo, también consideran que el de las fiestas privadas es un fenómeno nuevo y preocupante y que “es un tema a tratar”.

Una de las medidas que se estudia es infiltrar personal del Registro Unico de Bebidas Alcohólicas (Reba), que funciona en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, en las fiestas clandestinas que se promocionan por Internet y redes sociales para constatar si en esos lugares se vende alcohol en forma ilegal y de esa manera poder actuar de oficio para eventuales clausuras.

La prevención también plantea desafíos a la Justicia. Según destacó en diálogo con este diario el titular de la UFI Número 4, Fernando Cartasegna, “este tipo de fiestas se dan en todo el mundo y en los países que tienen mayor experiencia se han creado páginas para que se puedan denunciar anónimamente”.

“Uno de los problemas es que suele suceder que cuando un municipio actúa y advierte o clausura, los organizadores desoyen la advertencia o esperan un rato y sacan la faja de clausura”, indica el fiscal.

Otro problema que se presenta es la dificultad de imputar a los organizadores: “que siempre son adultos, pero que ponen como responsables a lo que en la justicia se denomina ´hombres de paja´: menores que participaron de la organización, pero que no son los últimos responsables”.

Estas limitaciones preocupan, sobre todo, ante la inminencia de los días más cálidos y los festejos de fin de curso. Dos factores que, se sospecha, podrían disparar la organización de fiestas de este tipo.