Indio Solari: casi 50 mil personas ya vieron la película del recital en La Plata

“¿Quién de todos ustedes no soñó alguna vez con ver al Indio en el Luna Park?”, pregunta una voz antes de que se apaguen las luces y la pantalla gigante se encienda. Son los minutos previos a que comience la esperada película del ex líder de Los Redondos y en el emblemático estadio de Corrientes y Bouchard, contra lo que diga el programa, hay un clima de recital en vivo y fiesta en el aire que se traduce en banderas llegadas de distintos puntos del país y miles de fanáticos que no paran de saltar y entonar canciones que para ellos ya son como himnos.

Esta semana hubo seis proyecciones de “La película” del Indio y se agregó una más para el 1° de septiembre, lo que equivale a un estadio repleto y a las que se le van a sumar las funciones ya anunciadas en Montevideo, San Juan, Córdoba, Miami, Nueva York y Londres, y las que se verán a partir de ahora en cerca de 250 salas de cine del interior del país.

Se trata del registro en vivo de uno de los dos shows que el Indio brindó en el Estadio Ciudad de La Plata en diciembre de 2008, cuando cerró junto a su banda -”Los fundamentalistas del aire acondicionado”- la gira de Porco Rex , el segundo de sus cuatro discos como solista.

Para el registro del documental -el primer documento audiovisual que el cantante presenta en toda su carrera- se utilizaron 12 cámaras HD, una Cóndor Cam para las panorámicas del público y helicópteros para las tomas aéreas del estadio de la avenida 32, y su sonido -la gran estrella del evento- tuvo una mezcla final y masterización en los legendarios estudios Abbey Road de Londres bajo las normas estéreo y 5.1. La elección y edición de imágenes, además, fue hecha personalmente por Indio junto a colaboradores de La Morocha films (Alta definición Argentina) y “la grabación en vivo original fue realizada por Gustavo Gauvry y su estudio móvil. La banda sonora fue procesada en su primera etapa en los estudios Luzbola de Solari en Parque Leloir por los ingenieros Hernán Aramberri y Martín Carrizo”, según detallan desde la producción del film.

el rock del rico luna park

Para un artista que no se lleva muy bien con “la sabiduría de la multitud”, como él mismo lo define, y que ha hecho de su imagen un verdadero culto a la privacidad y el misterio a lo largo de los años, este documento audiovisual -en el que casi no hay pausas entre un tema y otro- representa un hecho trascendental ya no sólo para su carrera sino para el rock vernáculo. Que además de los gestos en primerísimos planos del Indio y sus músicos se pueda ver un detrás de escena donde aparecen bailando su mujer y su hijo (en el tema Y mientras tanto el sol se muere , dedicado a ella), entre otros detalles jugosos que van desde la calidad del sonido hasta unas tomas áreas del estadio platense que impactan, las imágenes que se suceden a lo largo de los 110 minutos que dura el documental ofrecen un trabajo de edición magistral y generan, hay que decirlo, una adrenalina similar a la que se vive en cada recital del Indio en vivo.

Se trata, eso sí, de un registro desnudo, sin diálogos ni escenas de backstage ni declaraciones fervorosas del público. “El comienzo es la mejor parte porque es como el de todos los shows del Indio -precisa Julio Sáez, amigo y vocero del Indio-. Y también el final, con ‘Jijiji’. Y los temas de su carrera solista. En esta película el Indio ha logrado transmitir todo lo que él siente.”

En la película se puede apreciar entonces una selección del repertorio que sonó aquella noche de diciembre del 2008 en nuestra ciudad. Se oyen temas de sus primeros discos solistas como Flight 956 , To Beef or Not to Beef , Y mientras tanto el sol se muere , y viejas glorias de los días de Patricio Rey, como Ñam Fri Frufi Fali Fru , El infierno está encantador esta noche , Un ángel para tu soledad y Juguetes perdidos , con un festival de bengalas encendidas (antes de que arranque la película desde la propia pantalla se aclara que no se recomienda su uso), y JiJiJi , con el pogo más grande del mundo registrado desde el aire y con un estadio que, aún sin su techo, permitía en ese entonces capturar verdaderas y conmovedoras postales desde las alturas.

Acompañado por los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y vestido de camisa azul, pantalones negros y los infaltables lentes oscuros, el comienzo del recital -que convocó a unos 50 mil fanáticos- siguió el orden del tracklist del disco Porco Rex: Pedía siempre temas en la radio fue sucedido por Ramas desnudas , y significó el inicio de los tributos redondos ante una imagen del ídolo proyectada en cinco pantallas (dos a cada lado del escenario y una grande detrás), y adornada con placas del arte del álbum y otras ilustraciones psicodélicas hechas por el propio Solari.

El estreno de esta semana -para muchos un hecho novedoso e histórico que supera en magnitud de espectadores el Adiós Sui Generis, grabado en el Luna Park hace 40 años- contó como se dijo con seis proyecciones a estadio repleto y, luego de la presentación del 1 de septiembre en el Luna Park, se espera que la maquinaria Solari comience a llevar el film por distintos puntos del país, en lo que será la previa a los dos recitales que el cantante ya anunció para el año que viene (en lo que muchos sospechan que podría ser la despedida del cantante de los escenarios).

“A pedido de todos aquellos que no pueden acercarse a Buenos Aires -informaron desde la organización del evento-, emprenderemos una gira nacional que comenzará con las ciudades de Córdoba y San Juan respectivamente, para luego ir agregando mas localidades”.

Simultáneamente, se informó, “se estrenará en Uruguay, Chile, Miami, New York y Londres para todos los ciudadanos argentinos que viven en el exterior y que por motivos obvios no han podido ver en vivo al Indio”.

Además, la propia organización dejó circular una aclaración sobre la presencia en el film de Andrés Calamaro, que como tal vez muchos recuerden fue invitado aquel sábado de diciembre de 2008 a cantar tres canciones en el show de nuestra ciudad ( Veneno paciente , Esa estrella era mi lujo y El salmón , que Solari había versionado en un compilado): “Ante los rumores y expectativas de la participación de Andrés Calamaro en la película, queremos dejar aclarado que por motivos contractuales y legales ajenos a nuestra producción independiente, Andrés no formará parte de este espectáculo”.

Se trata de un registro desnudo, sin diálogos ni escenas de backstage ni declaraciones fervorosas del público

Así las cosas, lejos del anonimato y del perfil bajo que caracteriza desde siempre la vida del Indio Solari debajo del escenario -el mítico caserón de Parque Leloir, donde vive junto a su mujer y su hijo y tiene montado su propio estudio de grabación, lo ve salir sólo para sus viajes a Nueva York y rara vez más-, el registro que decidió presentar en sociedad esta semana es un antes y un después en la carrera de este artista surgido de los sótanos de La Plata -la figura ilustra pero es literal- y tomado con los años como un predicador pagano y poético por pibes que no llegan a los veinte pero también, acaso aquí lo notable, por sesentones que resonaron con Los Redondos en su momento y ahora cuidan nietos.

“Yo jamás iría a ver un recital mío”, largó una vez, no hace mucho, con la inocencia y sinceridad de quien se reconoce con la limitación de cierta fobia social pero, al mismo tiempo, se siente agraciado o bendecido por ella.

“Hay una popularidad que ha excedido el marco tolerable para un fóbico -dice el propio Solari, algo incrédulo-. A mí que más gente me vigile es una cosa que me incordia. Yo me críe en una época donde la clandestinidad era lo mejor que te podía pasar”.

Admirador del cine de Werner Herzog, lector en su momento de George Gurdjieff y lúcido consumidor de la cultura beatnik durante sus años de juventud, este sujeto que prefiere evitar los lugares cerrados y que transitara su adolescencia de pibe rebelde en la Escuela 33 de La Plata, es desde hace unos cuantos años el artista popular más convocante del país. Ahora, además, también es una estrella que brilla y emociona en la pantalla grande. Y sus fanáticos, con pogo o sin él, lo viven como si no fuera una película lo que están viendo sino un auténtico recital. Una verdadera misa india.