Lo castigan con dos años de cárcel por espiarle el teléfono celular a su esposa

La Justicia española castigó con dos años de cárcel y una multa de 6 euros diarios durante 19 días a un hombre que espió a su pareja, interviniendo su teléfono celular, para comprobar que le era infiel.

El hombre fue hallado responsable del delito de descubrimiento y revelación de secretos con el agravante de parentesco, por violar la privacidad de su pareja, a fin de aprovecharse de esa información en el proceso de separación que estaban librando ante estrados judiciales.

La intención del condenado, según se señaló, era ingresar a las fuentes de información privada de su mujer, como cuentas de correo electrónico y demás, con el fin de beneficiarse en el juicio de divorcio en los que ambos están comprometidos.

A pesar de que el procesado alegaba haber tenido acceso a las cuentas y las contraseñas, debido a que su esposa accedía a ellas a través del mismo puerto cibernético, el juez a cargo de la audiencia no excusó su comportamiento. Al contrario, explicó que no se trataba de una revisión superficial de esas fuentes de información privadas, sino una detallada y encaminada a obtener provecho dentro de otro proceso jurisdiccional.

El fallo judicial, pendiente de recurso en primera instancia, concluye que “no se trató de un mero fisgoneo o una visión fugaz o momentánea del contenido privado, sino que se ha hecho el acusado con el adecuado soporte material de captación del contenido” para aportarlo a otro juicio de divorcio.

El condenado alegó sin éxito que el terminal era de uso familiar porque su mujer manejaba otro y que las contraseñas estaban guardadas en un archivo compartido en la nube.

Inclusive el abogado del acusado, Marc Molins, señaló en el recurso presentado ante el mismo juzgado que el derecho a la intimidad requiere al menos “de unas ciertas medidas de protección que la mujer no adoptó”.

ANTECEDENTES “CELOSOS”

En España, los organismos de policía y judiciales ya lanzaron voces de alerta, pues cada vez son más las denuncias respecto a maridos celosos, y muchas parejas han acudido a las autoridades, cansadas de estos celos y de la violación a su privacidad.

Este escenario abre el debate sobre la revolución tecnológica y la intimidad, cada vez más desprotegida de las personas que, en casos extremos como estos, se ven en la necesidad de exigir sanciones penales para sus compañeros sentimentales y, en este caso, la condena a dos años y medio de cárcel es un severo aviso para quienes estén vigilando los dispositivos informáticos de sus cónyuges.