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Los griegos de nuestra región: vivir acá pero sufrir y rezar por su segunda patria

La crisis griega es seguida por la colectividad helénica local, donde cientos de familias viven pendientes de la suerte que empezará a correr en el país del Mediterráneo a partir del referéndum

5 de Julio de 2015 | 02:32

Grecia está muy lejos de Berisso pero en la sede de la colectividad helénica local, un salón amplio decorado con cintas celestes y blancas que serpentean en lo alto, las distancias se desvanecen y quienes van y vienen por el lugar nada parecen saber de fronteras o lejanías. Al contrario: mientras a unos 12 mil kilómetros las calles de Atenas esperan el referéndum con los bancos cerrados desde hace días y con colas kilométricas de jubilados ante los pocos cajeros que aún tienen algo de dinero, en una postal que recuerda lo peor de crisis argentina de 2001, entre los griegos locales las distancias se acortan a fuerza de ansiedad y preocupación y, si bien se ensayan bailes típicos o se organizan futuras tabernas, la crisis de su segunda patria y la votación de hoy son casi de las únicas cosas que quien hablar todos y cada uno de ellos.

“Es imposible no hablar de lo que está pasando allá -cuenta Ariel Mathes, miembro de la comisión directiva que preside la colectividad-. En mi caso tengo primos y tíos en Atenas y hablo todos los días con ellos. Me cuentan que debieron ajustarse como casi todo el mundo y apoyan el ‘no’, como muchos, pero la verdad es que el referéndum va a estar bastante peleado”.

La incertidumbre y el temor por lo que podría provocar el resultado de esa votación generaron la instalación en las últimas horas de un clima dominado por los rumores y los llamados casi desesperados a familiares y amigos que viven en el país heleno. “Uno quiere que se imponga el ‘oxi’, es decir el ‘no’ -dice Sergio Delicostas, otro de los miembros de la colectividad-, pero la verdad es que está muy parejo. Así como tengo amigos allá que coinciden conmigo, tengo otros que van a votar por el ‘sí’, lo cual significaría terminar lamentablemente con el gobierno de Stipras”.

Nieto de griegos llegados a Berisso en 1906, Delicostas es un referente de la colectividad helena y conduce por una emisora berissense La voz de Grecia , un completo informativo sobre la cultura y la política de aquel país. Como contador, periodista y viejo conocedor de la realidad de su segunda patria, Sergio ya había dicho en 2010, cuando la crisis daba sus primeros pasos de la mano del entonces primer ministro Giorgos Papandreou, que la situación no era sorpresiva y que seguiría su espiral hacia la peor de las debacles. Hoy el tiempo le dio la razón.

“Esto no es una crisis económica -asegura Delicostas-, es política. Y existe por parte de sectores del conservadurismo cierta idea interesada en que el ‘no’ significaría salir del euro. Eso es falso y malintencionado, pero buscan imponerlo. ¿Quién podría sacar a Grecia de la eurozona? Es imposible que ocurra pero buscan plantar esa idea”.

La preocupación de los griegos que viven en nuestra región -más de mil entre nativos y descendientes- no es caprichosa ni exagerada. En absoluto: el fin de semana pasado, poco después de que el primer ministro Alexis Tsipras abandonara las negociaciones con sus acreedores (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI) a dos días de lo que sería su entrada en default, los griegos se lanzaron a las calles por temor al desabastecimiento y a un control de capitales. El primero todavía no llegó, pero el segundo se hizo realidad como una inspiración siniestra del corralito argentino y desde el último lunes los griegos pueden sacar hasta 60 euros diarios, no pueden girar dinero al exterior y los bancos sólo abren para el pago a jubilados.

“La división entre el ‘sí’ y el ‘no’ que nos hacen notar nuestros amigos y familiares allá se vive claramente también acá”

 

“Es una pesadilla que nosotros ya vivimos -dice Jorge Colovos, cuyo padre llegó de Atenas en 1925 y su madre casi dos décadas después-. Para nosotros el ‘oxi’ es todo un símbolo, pero la división entre el ‘sí’ y el ‘no’ que nos hacen notar nuestros amigos y familiares allá se vive claramente también acá”.

La pasión con la que se debate cada idea es por estas horas es un lugar común en la sede de la Colectividad Helénica y Platón de Berisso, Ensenada y La Plata, y acaso una de las características distintivas de este grupo de inmigrantes que comenzaron a llegar a este lado del mundo a principios del siglo XX.

En 1910 los inmigrantes griegos ya eran numerosos, pero por ese entonces carecían de una organización de ayuda recíproca que los representara. Aunque era Berisso la ciudad de la Región donde habitaba la mayor cantidad de helenos, fue un bar ensenadense -el de Nicolás Kalipolitis- el que los reunió por primera vez el 16 de agosto de ese año para cumplir con el propósito de trabajar en beneficio de la comunidad, y esa es la fecha que la colectividad Helénica y Platón ha tomado como fundacional de la entidad.

Fruto del esfuerzo y el compromiso de las antiguas y las nuevas generaciones, cada miembro de la entidad -que en la actualidad cuenta con algo más de 400 socios- habla con orgullo de sus actividades permanentes: tres ballets, uno para niños, otro para jóvenes y un tercero de adultos; y una escuela de lengua griega para alumnos de todas las edades. Además, ya son tradición en Berisso las coloridas tabernas con danzas, música y gastronomía típicas.

una oportunidad

“Somos dos pueblos muy parecidos”, busca resumir Colovos, quien tiene un primo jubilado en Atenas que, ya sea a através de skype o de facebook, todos los días le pasa un parte con las desventuras del reciente corralito heleno. A su lado, preocupado pero apasionado en la cuestión, Delicostas está convencido de que la crisis griega representa en realidad una verdadera e histórica oportunidad. “Es una idea que comparto con mis primos que están viviendo en Chios -dice-. Ellos se dan cuenta de que con este referéndum se puede cambiar la historia de Europa”.

Mientras ellos hablan, en el salón central de la colectividad se escucha la música dulce y mediterránea de las islas y un grupo de mujeres practican las danzas tradicionales que allí se bailan y se transmiten de generación en generación. Se respira un clima festivo pero el fervor y la expectativa de cada uno de los griegos locales no se puede disimular. Tampoco la ansiedad. Una ansiedad que desde hace días viene en aumento y que tal vez recién hoy, cuando se conozca el resultado del referéndum, se empiece a calmar.

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