Mitos y prejuicios en torno a las parejas de edades muy distintas

Que el amor no tiene límites de edad es una obviedad. Sin embargo, muchas veces, cuando esa diferencia es muy evidente a simple vista suele ser estigmatizada. Pueden llamar “viejos verdes” a los mayores (sean el hombre o la mujer) o puede generar sospechas de un interés oculto el más joven. En la práctica, más allá de los matices biológicos, son parejas como cualquiera que atraviesan los mismos desafíos a corto y largo plazo que las integradas por gente de edades similares. Está claro que lo que hace que una relación funcione no está ligado a lo físico ni a los años sino a la atracción y al amor que comparten.

Pero aparte de los prejuicios sociales los integrantes de estas parejas tienen sus propios temores: la aceptación de sus respectivas familias, de las amistades, los celos porque él o ella tiene amigos y amigas más jóvenes y sobre todo, por el rendimiento sexual. Generalmente es la persona más grande la que no puede dejar de preguntarse qué va a suceder cuando la diferencia de edad determine que su deseo sexual y rendimiento no sea el mismo que ahora y la de su par siga latiendo con la misma intensidad.

Cuando los maduros son ellos

La sociedad parece aceptar con mayor facilidad a las parejas que tienen una amplia diferencia de edad cuando el mayor es el hombre. Una marida machista de las relaciones hace que se lo vea como el autor de una “conquista” fuera de lo común, un “ganador” que logra estar en la cama con una joven. La mirada suele estar relacionada con otra, relacionado con una cuestión cultural y tradicional, que le atribuye al varón el rol de “proveedor”.

En ellas, se dice, el atractivo puede no ser sólo ese. Una mujer puede encontrar una oportunidad en la estabilidad que un hombre de su misma edad no está en condiciones de ofrecerle.

Ahí allí un aspecto que escapa a las percepciones, y está más vinculados con datos objetivos de los ritmos madurativos. Generalmente, los hombres lo hacen más lentamente que las mujeres y esto hace que cuando son jovencitas algunas mujeres que están más maduras emocional y psicológicamente no se sientan a gusto con sus pares. Encuentra en personas de más edad mayor compatibilidad con sus intereses y para tener proyectos familiares comunes.

Según analiza la sexóloga clínica Diana Resnicoff para el portal e-sexualidad.com, “el hombre mayor que busca a una más joven lo hace porque quiere formar una familia. Ya está maduro y sus contemporáneas generalmente ya tienen hijos y no están interesadas. En cambio, una mujer joven tiene las energías necesarias que requiere la maternidad”.

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Entre otros elementos agrega que  cuando los varones ingresan en los 45 a 50 años de edad empiezan a experimentar una crisis en la que sentirse viejos es el peor mal. “Estar con una mujer más joven puede generarles la ilusión de que los años no pasan y demostrarle al mundo que siguen siendo viriles como siempre. Por otro lado, socialmente implica un gran triunfo para un hombre estar al lado de una más joven”.

El éxito suele acompañar a este tipo de relaciones en el terreno sexual. Ambos suelen encontrar mucha satisfacción. Para ellos ese placer se potencia por lo visual: un cuerpo joven tiene un atractivo innegable. 

Por su parte, para la mujer joven, estar con un hombre mayor puede ser muy beneficioso, porque él no está tan acelerado como los varones de su misma edad. Aunque lo visual tampoco es descartable para ellas, esto le permite a la mujer descubrir sus niveles de comodidad físicos, disfrutar de muchas caricias y tener una pareja más consciente de las etapas de excitación de la mujer.

“En realidad, la edad en sí no es un motivo de conflictos, lo realmente importante en las relaciones es tener una escala de valores similares, una ideología afín, unos gustos parecidos o complementarios y la idea de un futuro común parecido”, explica Resnicoff.

Ellas las mayores

La sociedad todavía mira con recelo cuando una mujer está en pareja con un hombre mucho más joven que ella. “En general, estas relaciones siguen estando mal vistas socialmente”, explica la psicoanalista Margarita Solé. 

“Ella puede encontrar la vitalidad de la juventud”, opina la especialista, “por otro lado, a todos nos cuesta aceptar el paso del tiempo, y algunas mujeres pueden intentar frenarlo iniciando una relación con alguien diez años más joven. 

Al igual que en el caso inverso, Antoni Bolinches opina que “la mujer se puede sentir una triunfadora social por el hecho de estar con un hombre más joven. Muchas mujeres de mediana edad son atractivas. Y hay que tener en cuenta que la plenitud sexual del hombre se da a los 30 años, mientras que la mujer llega en plena forma a los 50”. Esa combinación sexual es muy satisfactoria para ambos porque se mezcla potencia y experiencia. Un hombre aún en buena forma con una mujer que conoce su cuerpo y sabe muy bien cómo conseguir placer. “Y el atractivo no sólo es el cuerpo”, explica Margarita Solé. “El mercado nos quiere atrapar en unos modelos de mujer concretos. Pero una mujer de 55 o 60 años puede transmitir mucho erotismo y sensualidad con su forma de hablar, con su mirada…”, explica la psicoanalista.

Es evidente que todas las parejas corren el riesgo de enfrentarse a dificultades o crisis a lo largo de su relación. La clave para que las parejas en las que la mujer es la mayor reside, según coinciden los especialista, en que disfruten de un buen acoplamiento sexual y tengan caracteres compatibles, valores similares, y un proyecto común. Al margen de ello tendrán que ser fuertes para no dejarse llevar por las miradas torcidas y los prejuicios. Será el momento de demostrar que el amor no tiene edad.