“Un flagelo que va más allá de la alimentación”

LILIANA ILARI
Presidente del Banco Alimentario de La Plata

“Los datos que arroja este nuevo informe de Unicef son terribles y es terrible la paradoja de saber, como destacó uno de los autores del trabajo, que lo único que cambió en los hogares más pobres en las últimas décadas es que hoy tienen un televisor o un celular, mientras que los problemas de fondo siguen sin ser resueltos. El Banco Alimentario trabaja en la Región con 110 comedores y alrededor de 11.000 chicos y en todos los casos pertenecen a familias donde las carencias son múltiples, tal como lo detalla el nuevo informe de Unicef, y no se limitan a los problemas alimentarios. Se puede decir que hubo un cambio positivo en los últimos años por el cual dejamos de hablar de muertes por desnutrición: hoy sólo hay casos aislados en algunas zonas puntuales, pero la desnutrición como problema nunca desapareció. Para nosotros el primer paso para resolver el problema de la pobreza es la alimentación, pero ese es sólo el primer paso. Hay mucho para hacer después y el elemento clave para lograrlo es la educación. Nosotros vemos a diario en la periferia platense la situación de familias que tienen problemas de vivienda, de hacinamiento, de acceso a otras necesidades básicas. Estas carencias, que nos muestran a la pobreza como un problema integral y complejo, se dan en el marco de familias donde los chicos carecen de motivación para cambiar su situación y muchas veces carecen también de oportunidades. Por otra parte hay cuestiones culturales que impiden que la situación de pobreza se resuelva. Falta una cultura del trabajo, los chicos crecen sin acceder a un vocabulario o una forma de moverse que les abra puertas y les posibilite acceder a otras opciones. Llevo 14 años haciendo trabajo social en la zona y veo que esas cuestiones de fondo no cambian, del mismo modo que la voluntad de ayudar escasea. Son pocos los voluntarios dispuestos a trabajar en los barrios más vulnerables y por otra parte se sabe que la acción de las ONGs sólo puede impactar un 10% en la situación de estos sectores. Lo demás depende de decisiones políticas. Mientras tanto, nosotros llevamos adelante, entre otras tareas, un plan de recuperación de verduras, que se distribuyen después en los comedores. Esos programas han alcanzado un alto nivel de éxito en países como México, donde hoy se recupera un 80% de las verduras antes de que se descarten. Pero nada de eso sirve si no hay una cultura de consumo de los alimentos sanos. Y tampoco si la solución pasa sólo por dar de comer. También hay que educar”.