Una de cada seis embarazadas consume alcohol en forma excesiva

Una de cada seis mujeres toma alcohol en forma excesiva durante el embarazo al menos una vez. Y las más jóvenes, las que tienen parejas que también toman y aquellas que además fuman, son quienes conforman en general el grupo más vulnerable en función de los riesgos que esta conducta representa tanto para su salud como la de sus bebés, según revela un estudio difundido ayer por la Organización Panamericana de la Salud.

El trabajo, realizado por investigadores del CONICET, muestra que contra la indicación médica de evitar todo consumo de alcohol durante el embarazo, sólo el 30 por ciento de las mujeres reduce o suspende por completo la ingesta mientras está gestando; y que son además muy pocas las que conocen las consecuencias de ese consumo durante el primer trimestre de gestación.

Las mujeres con mayor consumo de alcohol durante la gestación atribuían esa conducta a “antojos” propios del embarazo

Si bien el estudio, basado en entrevistas a 614 mujeres que acababan de ser madres, fue hecho en centros de atención médica de la ciudad de Santa Fe, el fenómeno que describe constituye una problemática observada por las autoridades sanitarias en todo el país.

CINCO COPAS

“El 15,1% de las mujeres tiene al menos un ‘consumo excesivo episódico’ de alcohol durante el embarazo”, cuenta Mariana López, investigadora del Conicet y una de las autoras del trabajo, quien asegura que la ingesta de alcohol durante el embarazo constituye un riesgo al que debe prestársele mucha atención.

Como aclara la investigadora, el “consumo excesivo episódico” en el que incurre una de cada seis embarazadas equivale a tomar “cinco unidades en un solo episodio, considerando cada unidad de medida a una lata de cerveza o una copa de vino”.

Para López, que es psicóloga y licenciada en Salud Mental y Comunitaria, la problemática que describe el estudio está directamente relacionada con la naturalización del consumo excesivo de alcohol que se advierte entre las mujeres jóvenes hoy.

“Los patrones han cambiado: ahora es más común tomar más cantidad de alcohol en poco tiempo una vez a la semana que menos unidades en forma cotidiana. Ningún patrón es bueno pero el primero puede tener más consecuencias en mujeres embarazadas, según el momento de gestación”, señala la psicóloga.

A esta conducta se le suma además el hecho de que “muchas mujeres continúan con el mismo comportamiento en relación al alcohol porque no saben que están embarazadas”, señala López, coautora junto a Vanessa Filipeti y Mariana Cremonte, del informe publicado ayer por la Organización Panamericana de la Salud en su órgano de difusión.

Lo cierto es que más allá de la conciencia sobre el propio embarazo, sólo un tercio de las embarazadas (el 30,6%) cambia su conducta con respecto al consumo de alcohol al conocer su condición.

De ese 30,6% de las embarazadas que manifestó haber hecho algún cambio en el consumo durante el último año, el 55,6% disminuyó la ingesta y sólo el 41,8% dejó de beber, según la investigación del Conicet.

“ANTOJOS” DE ALTO RIESGO

De acuerdo con los resultados del estudio, las embarazadas que fuman y cuyas parejas toman habitualmente alcohol constituyen el grupo de mayor vulnerabilidad.

Pero también “consumen más alcohol durante la gestación las que minimizan sus consecuencias”, asegura López, quien recalca que muy pocas mujeres tienen información acerca de que “el consumo excesivo episódico puede ser causante del ‘síndrome alcohólico fetal’, principal causa prevenible de retraso mental en Estados Unidos, según sus propias estadísticas”.

Como explica la investigadora, este síndrome es causante además de “problemas de crecimiento durante y después del nacimiento y dificultades de aprendizaje y conductuales”.

Sólo un tercio de las embarazadas cambia su conducta con respecto al consumo de alcohol al conocer su condición

Al indagar sobre las razones del consumo, el estudio mostró que las mujeres con mayor consumo de alcohol durante la gestación atribuían esa conducta a “antojos” propios del embarazo.

LAS MAS VULNERABLES

Para las autoras del trabajo, resulta esencial “contar con planes específicos para reducir el consumo de alcohol en las mujeres embarazadas, ajustado a las características del consumo en el contexto local”.

“Las intervenciones deben incluir a las parejas y focalizarse en las mujeres más jóvenes”, que “son las destinatarias principales de las campañas publicitarias de la industria de bebidas alcohólicas en la actualidad”, entiende. López.

Pero “también se lo debe hacer en los grupos más vulnerables, el de las mujeres en edad reproductiva que fuman o que consumen sustancias psicoactivas no administrados por el médico, entre otras drogas”.