Urnas quemadas y otras postales

Las urnas quemadas se han convertido, penosamente, en el símbolo de las elecciones tucumanas. Los acontecimientos en esa provincia, ocurridos a pocos días del crimen de un militante radical en Jujuy, hablan del “primitivismo político” que todavía impera en algunas provincias del Norte argentino.

Ninguna generalización es aceptable. Identificar a Tucumán o a Jujuy con prácticas no del todo democráticas, sería tan injusto como meter a todos los dirigentes y a todos los partidos dentro de una misma bolsa. Pero tampoco pueden ignorarse ni minimizarse los síntomas de un feudalismo burdo y prepotente que todavía sobrevive en algunos enclaves provinciales.

Lo cierto es que  aquellas urnas quemadas son una postal de lo que la Argentina debería superar definitivamente. Tucumán es mucho más que eso, desde luego. También es una multitud reunida en la plaza Independencia para exigir transparencia y exhibir coraje cívico.

En este paisaje se ha reinstalado el debate sobre la boleta única y la votación electrónica. La reforma del sistema electoral no es algo que pueda hacerse a las apuradas. Pero el debate es necesario. Y aferrarse a un sistema del siglo XIX que, inevitablemente, deja huecos para la picardía y para la trampa de los “aparatos” políticos, no parece a esta altura el camino más aconsejable. Aunque todo debe ser dicho: no hay sistema que garantice la madurez ciudadana ni el apego a la legalidad. Los que queman urnas también pueden quemar máquinas de votación electrónica.

Otros temas dominaron también los debates y preocupaciones de la semana. 

En el plano económico, la disparada del dólar blue encendió nuevas luces de alerta. ¿Se puede desmadrar? ¿Refleja una situación precaria de la economía en general? Los especialistas hablan de un clima de incertidumbre. El dólar paralelo, más allá del volumen de fondos que maneje, es un termómetro de las expectativas económicas. Una disparada acelerada nunca es una buena noticia. Por eso se respiró con más tranquilidad cuando, sobre el fin de la semana, se calmó y volvió a bajar.

Pero en el humor de la calle no sólo influye la economía. Esta semana, para miles de platenses el tránsito fue una fuente de trastornos. El jueves bloquearon durante más de siete horas la Autopista y el Centenario quedó desbordado. Detrás de esa “noticia de tránsito” hubo gente que llegó tarde a su trabajo, que perdió clases o turnos médicos, que tuvo que suspender compromisos y que vio alterados sus planes. Desde hace mucho tiempo que esto se ha naturalizado. Se bloquean rutas, calles o autopistas como si nada. Y se pierde la dimensión de las dificultades que eso implica para miles y miles de personas que, simplemente, intentan llegar de un lugar a otro.

 El que no tiene problemas para llegar es Usain Bolt. El jamaiquino demostró esta semana que está en otra dimensión. Es un fenómeno que excede el atletismo y el deporte en general. Es, nada y nada menos, que un “hombre-máquina” que desafía los límites del ser humano.

Entre elecciones -casi una por semana-, penurias repetidas y noticias que a veces asombran y otras veces -por suerte- reconfortan, el 2015 entra en su último cuatrimestre. No sería más que una referencia cronológica si no fuera porque en los próximos cuatro meses el país definirá un cambio que marcará su futuro.