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Joven |la secta

Amando lo extraño

Amando lo extraño

Amando lo extraño

9 de Diciembre de 2016 | 00:54

“’Somos normales’ es una especie de respuesta al ’ustedes son raros’ que nos suele plantear la gente” revela Marcos Scarafoni, hablando de los entretelones conceptuales del nuevo disco de La Secta, gestado casi un cuarto de siglo después del surgimiento de aquel circo freak que arrastraba pequeñas multitudes en las escuelas de Periodismo y Teatro. “Es esencial ser raros para ser rock, ¿no?” se pregunta el bajista: “para bien o para mal, ninguno de nosotros es un tipo convencional, ni tampoco lo es en el ambiente del rock; pero tampoco somos tan raros. Hay un juego de opuestos, la idea de que para ser ‘raros’ musicalmente hay que hacer boludeces en la vida cotidiana no nos identifica”.

“De chico uno sufre un poco ser diferente, pero dedicarse a cosas vinculadas con lo artístico da la chance de que eso se pueda transformar en un estilo, en un plus” agrega Cingolani: “el artista puede transformar lo extraño en una virtud estética sin caerse de eso y romperse la cabeza, en la oficina te complica. De todos modos, cuando vas a lo particular, casi nadie es ‘normal’; pero hay tanta necesidad de parecer normal que se disimula”.

Con “Vano”, “No somos normales”, “Bowie”, “Mi equis” y “Suspendido” como cortes insignia, “Somos normales” se construye a partir de las bases de relojería que orquestan entre secuencias Pascolini y Scarafoni, sobre las que Hugo Fernández, quizás el mas versátil “guitar-hero” platense, vierte cascadas monolíticas de acordes o arpegios como cuchilladas oblicuas contra una piedra de afilar. Barítono y tenor, Arecha y Cingolani juegan al gato y al ratón, se invitan, se maltratan, se yuxtaponen y apilan. El álbum se cierra con Cingolani cancaneando acerca de bambis, cebras, zombies y lombrices, hasta que irrumpe un fragmento de “Maniac”, de Michael Sembello, cantado por Jorge “Legui” Leguizamón, invitado de lujo en estado de mash-up permanente.

LA CUARTA PARED

“Se podría decir que rápidamente encontramos un lenguaje dramático, y tardamos más en lograrlo en lo sonoro, en lo musical” admite Scarafoni: “no nos gustaba que se abordara la banda en términos de ‘rock y teatro’; nadie se la pasa diciendo que Bowie o Lady Gaga o Kraftwerk hacen rock o pop o electrónica ‘teatral’. A la vez, no estábamos conformes del todo con nosotros mismos porque no creemos que sonar bien ‘no se puede’ por falta de medios. Desde hace un tiempo, logramos que los shows sean autosuficientes, que suenen como ‘de verdad’, la escenografía somos nosotros mismos y con las visuales de Mariano Van Gelderen, el sexto integrante del grupo, podemos montar la fantasía en cualquier lado. En La Plata hay bandas mejores y peores, pero no hay otra que encare la propuesta desde este estilo ni este lugar”.

“Producimos mucho desde la crítica total y despiadada de lo que hacemos, no hay corrección política entre nosotros -algo que a veces, es cierto, ha traído algunas asperezas-” admite Cingolani: “recién para ‘Drama’, que fue el sexto disco, logramos que la experiencia de estudio y la del vivo funcionaran de manera independiente; antes escuchábamos los discos y no nos gustaban. Yo, por dar un ejemplo, cambié la manera de cantar, bajé el registro, y gané en energía y en aire”.

En una época gobernada por el exhibicionismo y la complacencia endogámica, los músicos que no resignan la discreción suelen quedar confinados a la victoria pírrica de la “credibilidad artística” como peldaño más alto en la escala de trascendencia. Proyectos artísticos estimulantes se extravían entre la ansiedad, los conteos de clicks, y las ofertas de humo de los lobbistas sonoros. Feroces consigo mismos, los integrantes de la Secta encuentran incómodo explayarse acerca de logros y virtudes.

“Es difícil definirlo sin que suene pretencioso, pero La Secta está planteada desde un lugar netamente artístico, de obra. Y es un enfoque que en lo artístico, precisamente, parece funcionar” repasa Scarafoni: “mirá, cuando versionamos ‘Mirada speed’ para el disco homenaje a Virus que se hizo hace unos años, los compiladores pasaron de cierto escepticismo al entusiasmo cuando los propios Moura nos felicitaron y se sacaron una foto con nosotros; después, un prócer de los estudios de grabación como Mario Breuer nos escribió, sin conocernos, para decirnos que le había encantado como sonamos en plaza Moreno… y el tipo laburó con Charly, Spinetta, Soda, Fito y el Indio. Tenemos unas cuantas anécdotas de ese tipo: al terminar un recital en Punta Lara con Miranda y Catupecu, entre otros, unos pibes nos pararon para preguntarnos si éramos de ‘acá’, pero no se referían a La Plata… ‘¡ah, son argentinos!’ se decían entre ellos”.

viaje con nosotros

“En resumen, el fin de La Secta es el show, el momento; el objetivo es artístico. Estaría bueno llegar… pero no hay ningún lugar donde ir. Y un artista no tiene que ‘hacer una carrera’, donde tiene que llegar es a la obra” subraya Cingolani. Scarafoni complementa: “la repercusión mediática o su ausencia es algo con lo que no hay que enroscarse mientras se tenga claro el objetivo. No hay una fórmula infalible. Hace unas semanas, por ejemplo, escuchamos como periodistas bastante experimentados elogiaban lo nuevo de una banda platense, marcando como novedad y una de las principales virtudes la forma en que mezclaban rock y electrónica; el disco está realmente bueno, pero lo de las máquinas y las innovaciones ya lo hicieron grupos como Víctimas del Baile y Falso Primer Ministro hace veinte años, y nosotros mismos hace más de diez, y en esos momentos por ahí no les pareció tan significativo”.

“El rockero se baja del escenario cuando termina el show tratando de ser el mismo personaje que estaba arriba; nosotros no somos los mismos cuando bajamos del escenario, más allá del vestuario y el maquillaje” concluye el bajista : “sin embargo, si el rock es despabilar, aguijonear e incluso incomodar, podemos ser la banda mas rockera de todas. No nos gusta el chiste de actualidad, porque no te sobrevive; intentamos no ser literales, que las letras no definan la interpretación moral de una época. Y la música de ‘amable escucha’ no nos parece un hecho artístico destacable”.

Discografía: “Un gusano de cemento” (2000); “Vive!” (en vivo, 2002); “Un gusano de cemento/Evolution” (2006); “In_fección” (2006); “Peccata mundi” (2008); “Drama” (2013); “Perversiones” (2014); “Somos normales” (2016).

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