Arte y fantasía para contener a los chicos en un momento difícil

Introducir el cuerpo en un equipo de resonancia magnética es un desafío a la claustrofobia para casi cualquier adulto. Ni hablar lo que puede sentir en esas circunstancias un paciente pediátrico. Atentos a la situación estresante que llega a experimentar un chico al someterse a un estudio de esa naturaleza, en el servicio de Diagnóstico por Imágenes del Hospital de Niños “Sor María Ludovica” buscaron la manera de aliviar el susto, y lo están consiguiendo. Con una ambientación de fantasía, un poco de imaginación y la paciencia infinita de la que sólo son capaces los especialistas en salud infantil, el staff médico hasta logra, con esa estrategia, que en algunos casos se evite la anestesia previa al examen.

El área donde se realiza la práctica con el resonador está compartimentada, y cada uno de esos ambientes es un simpático “viaje al espacio” pensado por la artista plástica Yamila Salvarreyes, quien, junto a un equipo de colaboradores, aprovechó la forma futurista de la que da idea el aparato, desarrolló escenas con cohetes, nubes, marcianos y platos voladores y las distribuyó por las distintas áreas: la de anestesia y recuperación, la que funciona como antesala al examen, la mesa de comandos y la sala donde finalmente se lleva a cabo el estudio.

EXPERIENCIA

“La idea se nos ocurrió a partir de la experiencia de un hospital de Barcelona, que había logrado reducir la dosis de anestesia que se aplica para el estudio al instalar este tipo de ambientes”, contó la presidenta de la Asociación de Profesionales del Hospital de Niños, Silvina Prates. Fue desde la entidad de médicos que surgió la iniciativa, después de que la Provincia adquiriera el tan esperado resonador - ver aparte -. “Como se recaudaron algunos fondos para comprarlo, producto de la campaña que se realizó con ese objetivo, se nos ocurrió utilizar el dinero para ambientar el lugar, y contratamos a una artista plástica que lleve adelante el proyecto”, concluyó la pediatra.

“Para que la obra quede totalmente concluida faltan algunos detalles. Quiero pintar astronautas en el techo y más adelante me gustaría revestir todo el resonador con las figuras de vinilo. Soy una apasionada de por las galaxias y los planetas y me pareció que para los chicos que entran a esa sala y ven semejante máquina, nada mejor que una aventura de magia e ilusión”, explicó Salvarreyes.

La artista plástica trabajó junto a dos colaboradores, los diseñadores gráficos Fabián Fornaroli y Néstor Bertotto. Para que la obra sea lo más higiénica y duradera posible recurrió, básicamente, al vinilo, aunque también utilizó algunas técnicas de mural a la brocha y telar.

Todo el equipo, que integran médicos y técnicos, está al servicio del bienestar de cada pequeño paciente que ingresa a la sala. “Esto se hace para humanizar y darle un toque más cálido al lugar. Así los nenes se asustan menos. A los menores de 4 ó 5 años hay que anestesiarlos sí o sí, porque son muy chicos y es imposible que no se muevan durante un estudio en el que tienen que permanecer muy quietos un rato largo, pero a los que son más grandes si logramos entretenerlos y no dormirlos es mejor”, subrayó la jefa del servicio, Celia Ferrari.