Deberán rehacer los remiendos de calles que duran “un suspiro”

El municipio revisará los trabajos de bacheo realizados durante las últimas semanas, tras detectar falencias técnicas e incumplimientos en la ejecución de algunos de ellos, a partir de los reclamos vecinales por la acelerada erosión de las nuevas superficies.

Así lo confirmaron ayer funcionarios de la Comuna, al adelantar que varias de esas intervenciones se corregirán “a nuevo” tras un relevamiento de las mezclas asfálticas utilizadas en cada caso.

Castigados por los achaques de la edad, los embates del clima, la falta de mantenimiento regular y un tránsito cada vez más exigente, los pavimentos de la Ciudad piden a gritos desde hace tiempo obras de recuperación. Pero el plan que comenzó a ejecutar la Municipalidad para paliar la crisis comenzó de inmediato a generar quejas y voces de alerta en los barrios, ante la aparente fragilidad de los remiendos.

Sorprendidos por la cantidad de pedregullo diseminada por las calzadas, en torno de los flamantes arreglos, los automovilistas y vecinos comenzaron a elevar sus voces. Ocurrió, entre otros puntos del casco histórico y su periferia inmediata, en 14 entre 37 y 38; 47 y 50, entre 131 y 137; plaza Yrigoyen (19 y 60); sectores de Tolosa; 3 entre 46 y 47; 73 entre 121 y 122; 17 y 47; y 61 entre 20 y 21.

También se están desintegrando a pasos acelerados los parches que se colocaron sobre empedrados como los de plaza Matheu, avenida 66 entre plaza España y parque Saavedra, y calle 12 entre 64 y 68, entre otros.

Más allá de su precariedad, éstos últimos cargan con una suerte de “pecado original”: se realizaron a contrapelo de la ordenanza municipal que preserva los adoquinados históricos, texto que especifica cuáles son las técnicas adecuadas para reparar superficies de granito o granitullo y prohibe taparlas parcial o totalmente con mezclas asfálticas u hormigonadas.

Ante el cariz que tomó la situación, llegaron al Concejo Deliberante proyectos postulando que la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata se ponga al frente de diferentes estudios y controles de calidad vinculados con el cronograma de bacheo en implementación.

La Comuna encaró, a mediados de agosto pasado, el ambicioso “Plan Siete Zonas de Conservación de Pavimentos Rígidos y Flexibles”, que financiado por el Fondo de Infraestructura del gobierno bonaerense se propuso eliminar, a lo largo de 75 días, unos 750 baches.

“Mediante un convenio con la UNLP se confeccionó un análisis técnico sobre las condiciones de la mezcla asfáltica que se utiliza en las tareas de reparación de puntos críticos en las calles de la ciudad”, explicaron ayer voceros del municipio, “y se determinó que en diversos casos no se cumple con las condiciones requeridas del preparado”.

En ese sentido, el secretario de Obras y Servicios Públicos local, Luis Barbier, señaló que “notificamos la situación a las empresas contratadas y les exigimos la nueva realización de esos trabajos. Es importante dejar en claro que la Comuna no afronta costos extra por esas tareas, ya que por el pliego de licitación firmado con las empresas, las mismas deben hacerse cargo de realizar nuevamente el trabajo, si se constata que no se hizo adecuadamente”.

El funcionario señaló que “tampoco ayudó la situación climática; en los últimos 60 días se ha registrado una gran cantidad de precipitaciones que provocaron problemas en los arreglos y nos dificultaron los avances en los puntos planificados”.

Las diez mil cuadras pavimentadas de la ciudad -unas 3.400 de ellas en el casco histórico-, cuentan con tres tipos de cobertura: asfáltica, de hormigón y empedrada. De acuerdo con los expertos, la antigüedad del grueso de los pavimentos platenses sobrepasa largamente los índices recomendables.

Los especialistas en la materia precisan que para reparar los pavimentos es necesario abrir y encuadrar el lugar dañado, dejar sus bordes verticales y sus formas regulares, sanear y tratar el fondo, someterlo a riego asfáltico y taparlo, en la medida de lo posible, con materiales similares a los preexistentes.

Luego, el relleno debe ser apisonado adecuadamente, para evitar que las primeras lluvias y días de calor se traduzcan en la disgregación casi inmediata de la mezcla.