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Ecuador y Medicina: una polémica en la Universidad

Aquí se reproduce la crónica publicada en la edición impresa del miércoles pasado sobre la sesión del Consejo Superior. A continuación, la nota que envió al diario la decana de Periodismo, con críticas a esa crónica

Ecuador y Medicina: una polémica en la Universidad

Ecuador y Medicina: una polémica en la Universidad

9 de Octubre de 2015 | 19:00

 

Cuando una facultad propone ante el consejo superior de la Universidad nombrar a tal o cual profesor como extraordinario -en base a su trayectoria- el cuerpo suele pasar por un momento casi de “rutina”. No fue lo que sucedió ayer. Inesperadamente, la decana de Periodismo, Florencia Saintout, aprovechó la ocasión para cuestionar el “modelo universitario” que propone Medicina, y la decana de esa unidad académica, Ana Lía Errecalde, le respondió. En el medio quedó la reforma educativa ecuatoriana y una paradoja.

Cuando llegó el momento de votar por la designación de Oscar Giacomantone, Pedro Belloni y Jorge Rodríguez como profesores extraordinarios en la categoría “consulto” a propuesta de Medicina, Saintout dijo que “toda” la facultad de Periodismo se abstenía, no por tener una objeción hacia las personas que se pretendía reconocer, sino porque consideran que la facultad de Medicina “representa un modelo de Universidad para pocos” con el que ella y todos los consejeros de Periodismo no coinciden.

En ese marco destacó que los profesores de la facultad de 60 y 120 finalmente designados como extraordinarios forman “precisamente parte de ese modelo de Universidad para pocos que no queremos”.

Errecalde no tardó en levantar la mano para pedir la palabra. La médica dijo que le parecía una “contradicción” lo que había dicho Florencia Saintout, ya que acababa de votar a favor de que la UNLP le otorgue el título Doctor Honoris Causa al presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien en su país “implementa un modelo de Universidad muy distinto al que la decana de Periodismo dice defender”.

No hubo otra intervención. Y continuó la sesión.

No obstante, el cruce dejó tela para cortar entre decanos, profesores y estudiantes.

Es que, como se sabe, pese a que Correa es uno de los principales líderes del grupo de gobiernos de América Latina identificados como de “izquierda” o como “nacionales y populares”, como el kirchnerista en nuestro país, ha implementado en Ecuador una reforma educativa que impone un examen de ingreso para poder acceder al sistema universitario (ver aparte).

EXAMEN Y CUPO

Allí es donde, en la sesión de la víspera del consejo superior, quedó flotando una paradoja, pues la reforma implementada por Rafael Correa no sólo exige examen de ingreso y contempla una suerte de sistema de cupos para acceder a la educación superior, sino que la exigencia no es igual de acuerdo a las carreras.

Por caso, mientras que para ingresar al sistema universitario se requiere obtener 601 puntos sobre 1.000, para Medicina -justamente- se pide 800.

“Me gustaría saber qué opina la decana de Periodismo del sistema universitario de Ecuador”, dejó caer durante su respuesta la titular de Medicina, Ana Lía Errecalde.

Más paradójico es que la unidad académica de diagonal 113 le haya otorgado el premio Rodolfo Walsh a Correa en diciembre del 2012, un año después de que entrara en vigencia dicha reforma que hoy rescata el candidato a presidente por Cambiemos, Mauricio Macri.

El modelo ecuatoriano también abarca exámenes obligatorios anuales para los maestros y la prohibición de las huelgas docentes.

Un sistema que se basa en los cupos

En Ecuador, la Ley de Educación Superior de 2010 dispuso que la estrategia de ingreso a las “instituciones públicas de educación superior” quedaba en manos del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión, que desde 2011 estableció el denominado Examen Nacional para la Educación Superior (ENES).

El ENES lo deben rendir todos los egresados del bachillerato que aspiran a ingresar al sistema de educación superior. Es una prueba de aptitudes -no basada necesariamente en conocimientos adquiridos en la secundaria- que se aprueba con 601 puntos sobre 1.000, aunque para Medicina y Ciencias de la Educación se necesitan 800 puntos.

No obstante, aprobar no implica siempre ingresar a la carrera elegida.

Una vez aprobados, los estudiantes entran en un proceso de postulación de carreras e instituciones: deben realizar previamente al examen un listado con 5 carreras, de mayor a menor en cuanto a preferencia.

Las carreras tienen cupos que se determinan de acuerdo a la demanda. De ese modo, hay alumnos que obtienen puntajes superiores a 601, pero la “nota de corte” para la disciplina elegida es mucho más alta. En ese caso deben pasar a la segunda opción. Si tampoco entran, a la tercera. Y así sucesivamente.

El sistema es similar al español. Incluso en el hecho de que un alumno puede quedar sin chances de entrar a estudiar a la Universidad más cercana, pero la misma carrera sí tiene cupo en otro lugar del país.

En otro orden, la reforma educativa implementó una serie de exámenes anuales a los maestros: si no los superan no pueden dar clases.

OPINIONES DE LA DECANA DE PERIODISMO, FLORENCIA SAINTOUT 

Con respecto a las notas publicadas en este medio el miércoles 7 de octubre, tituladas “Una polémica en la Universidad por la educación en Ecuador” y “Un sistema que se basa en los cupos”, es necesario hacer una serie de aclaraciones indispensables para reabrir un debate sobre los sistemas de ingreso a la Universidad Pública, no sólo en nuestro país sino también en nuestro continente.

Ambos artículos parten de una discusión que se dio en la última sesión del Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata, cuando desde la Facultad de Ciencias Médicas solicitaron otorgar el título de Profesor Extraordinario a tres de sus docentes.   

Cabe aclarar que la cobertura realizada en las notas en cuestión deja en claro una vez más el posicionamiento político del medio respecto de la educación -como lo hace permanentemente-, teniendo una mirada sesgada y malintencionada, a la que disfraza bajo el supuesto de la objetividad informativa.
Según este medio, “la decana de Periodismo, Florencia Saintout, aprovechó la ocasión para cuestionar el ‘modelo universitario’ que propone Medicina”. 

En este primer punto hay que remarcar que durante la discusión lo que hicimos fue tomar una posición, una vez más, sobre la diferencia política que ponen en debate ambas unidades académicas. Lo que se argumentó fue que no hubiera sido coherente votar el reconocimiento a sus docentes, ya que aquellos nombres elegidos para recibir el título de Profesor Extraordinario representan una política de educación universitaria cuestionada no solamente por Periodismo, sino por todo el resto de la comunidad académica de la UNLP. Y las voces más fuertes de ese cuestionamiento provienen, precisamente, de los propios estudiantes de Medicina.

Por otra parte, la nota que describe el sistema educativo en Ecuador parte de la respuesta de la decana de Medicina, Analía Errecalde, como reacción a nuestra negativa de acompañar el pedido de reconocimiento. Sin embargo, tanto el comentario como la nota incurren en varios errores.

El Sistema Nacional de Nivelación y Admisión en Ecuador (SNNA), puesto en marcha durante la gestión del presidente Rafael Correa, tiene el objetivo de ordenar un sistema universitario que históricamente había sido colonizado por el mercado. En la actualidad se encuentra en constante ampliación de la demanda estudiantil (producto de políticas que buscan hacer masiva la culminación de los estudios secundarios), buscando constantemente mejorar las posibilidades de acceso con el objetivo último de conseguir un acceso universal. En pleno proceso de transición, mientras los cupos no alcanzan los distribuyen en base al mérito medido por un examen que no califica sólo conocimientos adquiridos, sino también aptitudes. Esto garantiza el ingreso a la educación superior basados en el mérito, la transparencia e igualdad de condiciones para todas y todos los bachilleres del país. El último Examen Nacional para la Educación Superior fue hace dos semanas y se inscribieron un total de 276.771 aspirantes.

A su vez, ese examen es administrado por el mismo órgano que se encarga de generar dispositivos para que los estudiantes se puedan preparar a la hora de rendir. El Ministerio de Educación de Ecuador, por su parte, dispuso un curso de preparación de 150 horas para evitar que los aspirantes acudan a centros privados de formación.

Con este nuevo sistema que implementó el gobierno de Rafael Correa, se registró un crecimiento del 21% en la matrícula universitaria entre 2013 y 2014. Es decir, hay más posibilidades de acceso a la educación. En 2014, el 74% de quienes aceptaron un cupo luego de rendir el examen provenían de escuelas estatales; comparado con el año anterior, implicó un crecimiento del 37%.

Estas políticas señalan una clara diferencia con la Facultad de Medicina de La Plata, a la cual la mayoría de los estudiantes sólo consigue acceder luego de pasar por los institutos privados que se ofrecen como formadores para rendir los exámenes de ingreso. Esa situación vulnera severamente la gratuidad de la educación superior, privatizándola de forma mediada. Es justamente esa mercantilización de la educación lo que busca romper el sistema ecuatoriano.

Lo paradójico, de esta manera, no es entonces que nosotros les neguemos el voto a esos reconocimientos y a su vez hayamos apoyado el otorgamiento del Honoris Causa a Rafael Correa. Por el contrario, nos parece altamente contradictorio que desde sectores completamente conservadores se arroguen un parentesco con un gobierno popular y latinoamericanista, si bien en los últimos tiempos hemos visto a los representantes de la derecha más ortodoxa defender políticas que tiempo atrás tildaban de demagógicas y populistas.

Lo que no resulta paradójico ni contradictorio, sino por el contrario, regular y constante, es encontrar este tipo de materiales periodísticos en El Día, que simplifican maniqueamente debates profundos cuyas consecuencias en las políticas de educación superior son de enorme relevancia, con el objeto de ridiculizar la postura de quienes, junto a muchos otros actores universitarios, abogamos por una educación pública, gratuita y popular, y particularmente, por una formación de médicos que sean, como propone la Universidad Central del Ecuador, “profesionales críticos con competencias éticas, humanistas, técnicas, científicas y en investigación, caracterizadas por la excelencia, comprometidas con la verdad, la probidad, la justicia y solidaridad”.

 

 

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