El enrejado ya rodea una parte del Teatro Argentino

El coliseo mayor de la Provincia ya comenzó a quedar tras el cerco proyectado para mantenerlo lejos del vandalismo y del uso indebido de sus espacios. Los primeros tramos del polémico enrejado que rodeará la manzana del Teatro Argentino ya se levantan sobre el eje de avenida 53, y se calcula que cubrirán todo el perímetro para mediados del mes próximo.

Empotradas en el suelo y en un basamento blanco de hormigón que se levanta unos pocos centímetros -dotado con alcantarillas para facilitar el desagüe- las grillas metálicas negras tienen un estilo sobrio y carecen virtualmente de ornamentación.

De todas las colocadas frente a edificios públicos en los últimos tiempos, se asemejan a las que la UNLP montó frente al Liceo Víctor Mercante, por dar un ejemplo. Entre los paños, columnas con forma de paralelepípedos rectangulares, también armadas con hierro, le dan resistencia a la estructura.

El conjunto, según precisaron las autoridades del complejo cultural, contará con un portón en cada una de sus cuatro ochavas, y un par de puertas auxiliares próximas a la escalinata principal de acceso de 51 entre 9 y 10.

Estos portones permanecerán abiertos durante el día, mientras exista actividad en el teatro, y se cerrarán al filo de la medianoche para permanecer así toda la madrugada.

Propuesta e impulsada por la Fundación Teatro Argentino, la obra en ejecución por la firma INSA SA, se fundamentó en motivos de preservación patrimonial y seguridad, para devolver jerarquía a un edificio pintarrajeado y castigado por el vandalismo, rodeado por plazas secas que hoy son tierra de skaters, basurero y estacionamiento improvisado para coches oficiales.

La “refuncionalización” del lugar que quedará entre rejas contempla, en etapas sucesivas, el refuerzo de luminarias, la colocación de bancos y mesas e incluso la habilitación de un café o bar, además de la limpieza de pintadas y graffitti.

LIBRE PERO VIGILADO

El acceso será libre pero estará vigilado. Las autoridades creen que se generará “un espacio inclusivo” que “siempre estuvo en los planes pero no pudo concretarse por el grado de vandalismo”.

“Están muy lejos de la realidad quienes dicen que queremos aislarnos” subrayó Sebastián Oberti, administrador general del Argentino, en referencia a los cuestionamientos que provocó el avance del cerco en diferentes círculos de la Ciudad, incluyendo el Colegio de Arquitectos, legisladores municipales y artistas autoconvocados, que lo tacharon como “facilista” y “poco creativo”.

Los plazos de concreción del proyecto, que se inició entrado el mes de julio, fueron estimados en cuatro meses, si las contigencias climáticas no provocan demoras de magnitud: el Instituto Cultural bonaerense, en cuya órbita está el Argentino, desembolsará en ese lapso unos cinco millones de pesos.

El enrejado, “sencillo y racionalista” -acorde con el perfil de la mole brutalista octogonal de concreto y vidrio que enmarcará- se trazó sobre la línea en la que el proyecto original del Teatro contemplaba una “cubierta forestal”, para lo que se habían hecho cazuelas y plantado árboles, que ahora fueron eliminados a pesar de que se había anticipado que se procuraría preservarlos.

De todas maneras, Oberti planteó la necesidad de crear un “cerco verde” detrás de las rejas. El funcionario destacó que “es el único edificio del eje monumental platense que no tiene parquización verde en derredor, y lograrlo es para nosotros algo central”.