En la Región hay unas 70 canteras que son un peligro a cielo abierto

En enero de 2001, los vuelcos clandestinos de residuos en las canteras ubicadas entre 25, 31, 514 y 517 motivaron denuncias cruzadas y un fuerte debate entre vecinos, legisladores y autoridades municipales. El 5 de abril pasado, casi una década y media después de aquellas polémicas, esas mismas cavas, ahora repletas de basura de toda clase y procedencia, ardieron durante una semana entera intoxicando el aire de Hernández, Tolosa, Gonnet, La Granja y parte del casco urbano platense. Entre promesas incumplidas, relevamientos fantasma y controles ineficaces o inexistentes, el “pasivo ambiental” que representan decenas de antiguas explotaciones de tierra y tosca abandonadas plantea cada vez más desafíos en tiempo presente y futuro.

De acuerdo con los datos oficiales más recientes, existen en nuestra región unas 70 canteras de diferentes características. En mayo de 2012, después de recibir quejas por vuelcos de desperdicios en la cantera villaelisense de diagonal Piria y calle San Luis, la Comuna suscribió un convenio con la Asociación de Vecinos de Villa Elisa (Vedeve) y la Defensoría del Pueblo bonaerense. En el documento se comprometía a pedir a la cartera ambiental bonaerense (el OPDS, Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible), el relevamiento de más de 25 canteras de la Región y un resumen de las canteras habilitadas para recibir restos de podas y escombros.

Ese informe nunca tomó estado público, y tampoco se verificó el cumplimiento del inciso que apuntaba a “evitar que se sigan arrojando residuos sólidos urbanos en las canteras” y “erradicar en forma definitiva el ingreso de camiones”.

ESTRATEGIAS DE SANEAMIENTO

En lo que va del siglo, fueron muchas las iniciativas promovidas desde ámbitos oficiales para intentar el saneamiento de las canteras. A fines de 2010, por caso, el OPDS intentó promover el saneamiento de las canteras, avalando su rellenado con residuos “inertes” como escombros, ramas u otros asimilables a sus características, previo estudio de impacto ambiental. Y un año antes, el Ejecutivo local sancionó un decreto promoviendo la recuperación “responsable” de los terrenos, para convertirlos en lugares de esparcimiento, parques y complejos deportivos; esa medida determinaba que cada canterista, terminada la etapa de explotación, asumiría a su cuenta y cargo la reconversión para el uso social.

La más reciente de las estrategias en esa línea está vinculada a la futura planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) de residuos domiciliarios, que CEAMSE y la Provincia están empezando a erigir en diagonal 74 y arroyo El Gato. Según se adelantó, allí se “disecará, inertizará y enfardará” el material no reciclable -que se estima será el 25 por ciento del total que ingrese-, para usarlo en el relleno de las canteras existentes.

En el plano municipal, la ordenanza 9760, sancionada en octubre de 2004, establece que tanto las empresas que realicen “actividades extractivas de suelos” como los propietarios de cavas y canteras abandonadas deben cumplir con una serie de requisitos, entre los que se cuentan rodear el predio con un alambrado olímpico cuya altura sea superior a los 2,10 metros; colocar cartelería que indique la proximidad de la excavación; y “custodiar el predio y sus accesos con personal de vigilancia privado durante las veinticuatro horas”.

Sin embargo, los incidentes continuaron. En agosto de 2010, efectivos de Prevención Ecológica de la policía bonaerense interceptaron en la cava de 28 y 514 un camión volcador identificado como “Móvil 3” de la delegación municipal de Gonnet, y corroboraron que acababa de depositar en el lugar residuos domiciliarios junto a otros ocho volquetes similares, en medio de una quema de considerables proporciones. Casi un calco de lo que ocurrió hace algunas semanas, cuando en el mismo lugar se incendiaron toneladas de plásticos, restos de aceites y pinturas, poda y barrido urbano, residuos de tipo hospitalario, electrodomésticos, caucho, materia orgánica en descomposición y telgopor.

Desde la ONG Nuevo Ambiente, que junto con la Fundación Biosfera ha formulado numerosas advertencias acerca del riesgo sanitario de no dar a los residuos un tratamiento adecuado, subrayan que “entre las principales consecuencias del vertido indiscriminado de basura en cavas están la contaminación de las aguas subterráneas y la propagación de los gases que genera la descomposición de la materia orgánica, además de las toxinas que libera la combustión de plásticos y otros materiales durante los frecuentes incendios. Y todo esto tiene como principales afectados y víctimas a los sectores más desprotegidos de la población, como las familias de escasos recursos que consumen agua de perforaciones, los chicos y los ancianos vulnerables a afecciones respiratorias”.

En los rellenos sanitarios que gestiona actualmente CEAMSE, si bien cada tanda de desechos es cubierta por una capa de tierra, por debajo de cada celda de disposición final existe una membrana de polietileno de alta densidad que permite recoger los líquidos residuales -denominados “lixiviados”, de altísima toxicidad- para su tratamiento. Y una estructura de tubos posibilita hacer lo propio con los gases. En una cava, los lixiviados se filtran directamente hacia las napas.

EN QUE BARRIOS SE SITUAN

Los inmensos socavones alguna vez destinados a la extracción de suelos están presentes en Arturo Seguí, Tolosa, Gorina, Los Hornos, Villa Elisa, Villa Alba -organizaciones ambientalistas compararon el área entre 4, 122, 619 y 625 con “un paisaje lunar”-, Aeropuerto, Frisón, Melchor Romero, Colonia Urquiza, El Peligro y Altos de San Lorenzo. La Plata es uno de los distritos con mayor cantidad de canteras de todo el territorio bonaerense. Algunas superan con holgura la decena de hectáreas de superficie.

Estas depresiones abruptas y de paredes arcillosas, algunas con más de 25 metros de profundidad, suelen ser anegadas por el agua que llega desde arriba -las lluvias- y desde abajo -las filtraciones desde las napas superficiales-. En las postrimerías del siglo pasado, se cobraron numerosas vidas entre quienes acudían a ellas a refrescarse y quedaban atrapados por algas, lodo o chatarra.