Pasión por los caballos

A contrapelo de la creencia de que el hipismo es un deporte caro y para pocos, Rosa Parodi, profesora de equitación y apasionada por los caballos, asegura que eso es un prejuicio que aleja a muchos de una actividad tan placentera como beneficiosa para la salud. “Cuesta que la gente se acerque, pero las escuelas de equitación son de lo mas accesibles porque a los alumnos se les da desde el caballo adecuado hasta el casco y las polainas, todo acorde al nivel en el que se encuentre”, dice la profesora.

Para Rosa es importante que los interesados en la actividad se acerquen a lugares confiables como es el Club Hípico de City Bell porque según dice, hay sitios que son “ terroríficos”, ya que no contemplan los riesgos que corren las personas que no tienen experiencia con los caballos.

“Hay que ir al lugar adecuado porque la equitación es como aprender a nadar, si se lo intenta en el río, se corre el riesgo de ahogarse, pero cuando uno lo hace en una pileta, minimizas los riesgos”, opina.

En relación a las edades para comenzar con las instrucciones, se explica que hay chicos que arrancan a los 4 o 5 años, pero lo ideal es desde los 7 años en adelante porque es cuando el niño tiene mejor equilibrio. También se remarca la importancia de que los padres no pretendan que los chicos troten o galopen cuando aún no establecieron un vínculo seguro con el animal.

En el ámbito infantil siempre se arranca con juegos, paseos por el campo y distintas iniciativas para acercar a los niños al caballo; en principio desde abajo, dándoles de comer o ayudando a bañarlos. Todo con el objetivo de que le pierdan el miedo a un animal que en promedio pesa 600 kilos.

BENEFICIOS FISICOs

Para quienes creen que montar a caballo es una actividad con pocos beneficios físicos, la profesora asegura que el hipismo hace que se manejen todos los músculos del cuerpo y se logran abdominales como en pocos otros deportes. Además opina que es un buen ejercicio para los aductores porque cuando se abren las piernas se logra una excelente musculación.

“Se trabajan muchos los brazos, las piernas y los glúteos, pero además requiere concentración para desarrollar el equilibrio; en todo caso siempre hay que ser consciente de hasta dónde se quiere llegar, si pretendés hacer saltos de 1,60 metros cuando recién empezás a montar, se va a complicar”, cuenta la profesora.

Tampoco hay límites de edad para los adultos mayores y en muchos clubes hípicos se organizan actividades para los jubilados.

Parodi destaca que lo importante para quienes quieran aproximarse a escuelas de equitación como la de City Bell es concurrir con la certeza de que se enseña a andar a caballos dentro de las normas de seguridad y de que serán guiados según su capacidad física.

“Siempre pedimos que se busquen escuelas responsables y si una persona por ejemplo tiene una lesión en la columna, se consulta con su médico traumatólogo. Algunos creen que cabalgar te rompe la cintura, pero en muchos casos si se sabe andar bien es algo que te favorece”, aclara la docente.

Para graficar su explicación la instructora habla de los beneficios del movimiento que se produce cuando el caballo avanza y en su andar se mece hacia los laterales, algo que según su experiencia, favorece diferentes lesiones.

LA RELACION CON EL CABALLO

El deporte que requiere si o si del contacto con el caballo, se puede practicar en City Bell todos los días, menos los lunes, aunque en enero el club permanece cerrado. Tanto por la mañana como por la tarde hay disponibilidad de caballos y profesores.

“El caballo es un animal muy especial, místico, con una energía diferente y cuando la persona se pueda relacionar con él, eso le eleva la autoestima”, asegura la docente que llegó a tener en el fondo de su casa 6 caballos a los que considera tan inteligentes o más que los perros.

De todas maneras sugiere que cada persona debe vincularse con un caballo con el que encuentre afinidad, para crear un vínculo positivo.

“Todas las escuelas tienen un caballo estrella y todos lo quieren, pero no le puedo dar el mismo a todos, salvo cuando se establece una pensión, entonces esa persona tiene exclusividad para usar ese caballo”, dice Rosa, quien recomienda que si una persona es muy activa debe buscar un caballo mas pasivo.

Desde los 4 años los caballos ya están aptos para entrar en el nivel de las competencias, pero para la escuela siempre se trata de tener caballos mas entrados en años porque sus movimientos son mas lentos, por eso se elige a quienes tienen entre 10 y 20 años.

En las primeras clases se trata de lograr el acercamiento entre la persona y el animal, luego se hacen ejercicios de equilibrio y soltura. Se marcha al paso con distintas actividades y cuando el alumno logra por ejemplo desde su montura agacharse y tocarse la pierna, se considera que está listo para trotar y galopar solo.

De toda la gente que se acerca al hipismo, el 80 por ciento lo hace con una inquietud recreativa; el 20 por ciento con interés deportivo y de ese porcentaje, el 5 por ciento llega a las competencias.

“La mayoría de los que inician van a clase una vez por semana, pero la continuidad hace el progreso, cuanto mas veces vas mas se aprende”, concluye la docente.