"Boqueteros": se inició el proceso oral por el robo al Banco de Crédito Argentino

Con la lectura del requerimiento de elevación a juicio comenzó ayer el proceso oral y público que se les sigue a los cuatro "boqueteros" imputados por el robo de más de 200 cajas de seguridad del Banco de Crédito Argentino, en el barrio de la Recoleta, de la capital federal.
En la Sala de Audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Uno están sentados en el banquillo de los acusados René Riviere, Jorge Pomponi, Norberto García (todos argentinos) y Antonio Mandaradoni (italiano), quienes deberán hacer frente a la acusación del fiscal Oscar Ciruzzi.
Desde el estrado de los magistrados, los camaristas Ricardo Giúdice Bravo, Martín Vazquez Acuña y Rafael Oliden intentarán recrear el hecho ocurrido en los primeros días de enero de 1997, cuando tras una paciente tarea, que incluyó la construcción de un túnel, accedieron a la entidad crediticia y vaciaron las cajas de seguridad.
Según las constancias del expediente -que, hasta el momento, cuenta con 40 cuerpos de tramitación (más de ocho mil fojas)- los "boqueteros" realizaron un túnel de cuarenta metros hasta la bóveda de la sucursal bancaria de Las Heras y Callao, en esta Capital.
Algunas características especiales contribuyeron a que el caso tuviera una gran repercusión, como por ejemplo que el banco se encontraba a media cuadra de la comisaría 17 y que para ingresar los ladrones cavaron el túnel durante tres meses.
"Fue una verdadera obra de ingeniería", opinó en ese momento uno de los investigadores, sorprendido por la traza de la excavación, que desembocaba justo en la bóveda del banco.
Además de la planificación, los asaltantes contaron con apoyo financiero, ya que se estima que necesitaron por lo menos 300.000 pesos para la operación.
Consumado el robo, los delincuentes se alzaron con un botín de alrededor de 12 millones de pesos en efectivo, alhajas y joyas de las cajas de seguridad.
Una idea del inusual volumen de la causa (en la que está previsto que declaren tres centenares de testigos) la dan los 500 casetes de escuchas telefónicas que se hicieron durante la investigación en la etapa instructoria y que el expediente cuenta con cuatro cuerpos (casi 800 fojas) solamente de pericias.
Según fuentes allegadas a la investigación en el audaz atraco se violentaron 275 cajas de seguridad (un centenar estaba vacío), muchas de ellas de conocidos personajes de la farándula, animadores de televisión, y hasta de un ministro de la Corte Suprema de Justicia.
Cuando el presidente del Tribunal (el camarista Giúdice Bravo) declaró abierto el debate, la secretaria Manigot comenzó la lectura del "auto de elevación a juicio", en el que se relatan los hechos y las imputaciones contra los detenidos.
Con diferentes estilos, indumentarias y actitudes cada uno de los cuatro "boqueteros" imputados de haber vaciado dos centenares de cajas de seguridad del ex banco de Crédito en el barrio Norte porteño seguían ayer las alternativas del proceso desde la primera fila del espacio habitualmente dedicado al público en los tribunales.

Es que por las reducidas dimensiones de la sala de Audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Uno, en el sexto piso de Tribunales, los acusados fueron ubicados en esa disposición junto a los agentes del Servicio Penitenciario que tienen a su cargo la custodia.
Así, mientras Jorge Pomponi, con barba tipo "candado", vistió traje negro, con camisa blanca y corbata floreada y tomó apuntes en un cuaderno tamaño oficio; su "consorte de causa", René Riviere, con barba entera y canosa; lució camisa azul a rayas, con cuello blanco, sin corbata y saco sport.
Durante la audiencia, Riviere revisó los papeles que guardaba dentro de un viejo ejemplar del "Selecciones" de Rider Digest.
Los otros dos imputados (Norberto García y Antonio Mandaradoni) vistieron jean y camisa rosa el primero y remera blanca el segundo.
La ubicación de los detenidos obedeció a que debió afectarse esa parte del espacio -destinado normalmente al público- por la inusual cantidad de letrados y funcionarios judiciales que ocupaban casi todo el recinto.
Se trata de los ocho defensores particulares (entre ellos los penalistas Ignacio Irurzun, Pedro D'Attoli y Bruno Zito), junto al defensor oficial Hilario Lagos; el fiscal Oscar Cirussi y su colaboradora y los tres querellantes (entre ellos el abogado Enrique Escalante Echagüe).
A ellos se sumaron la secretaria Erica Manigot, el prosecretario Santiago Cafferatta; y otros funcionarios del juzgado que lleva adelante la sustanciación de este voluminoso proceso, en el que las actuaciones en la etapa instructoria superaron las 8000 fojas.