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Información General |AUNQUE ES UN GRAN AVANCE, ASEGURAN QUE LA COBERTURA ACTUAL ESTA LEJOS DE SER UNIVERSAL

Por un mayor acceso, los tratamientos de fertilidad aumentaron un 60% tras la Ley

La demanda de atención en clínicas especializadas crece de la mano de parejas que antes no la podían pagar

22 de Junio de 2014 | 00:00
EN LA CLÍNICA GESTAR, LAS MÉDICAS VIRGINIA MARTÍN Y PÍA ZGRABLICH RECONOCEN UNA CRECIENTE DEMANDA DE TRATAMIENTOS POR PARTE DE PAREJAS BENEFICIADAS POR EL NUEVO MARCO LEGAL.
EN LA CLÍNICA GESTAR, LAS MÉDICAS VIRGINIA MARTÍN Y PÍA ZGRABLICH RECONOCEN UNA CRECIENTE DEMANDA DE TRATAMIENTOS POR PARTE DE PAREJAS BENEFICIADAS POR EL NUEVO MARCO LEGAL.

Por NICOLÁS MALDONADO

Clic para ampliarCon un diagnóstico de falla ovárica, Verónica Gallardo (34) se enteró en el año 2005 que no iba a poder quedar embarazada sin un tratamiento de fertilización. Ya por entonces ese tratamiento costaba 15 mil pesos, cuatro veces más de lo que ella y su marido ganaban por mes. Les tomó tres años de esfuerzos y privaciones juntar todo aquel dinero y cuando finalmente pudieron pagarlo, el embarazó no llegó. Devastados emocional y económicamente, decidieron desistir. Quizás no fuera para ellos tener bebés, se dijeron. Pasó el tiempo y ya se habían resignado a la idea cuando en 2010 se sancionó en nuestra provincia la Ley de Fertilidad. Gracias a ella, Verónica pudo hacer un nuevo intento y quedó finalmente embarazada. El viernes último, su hijo, Thiago Fernández, cumplió su primer mes.

Lo mismo que Verónica, que trabaja como empleada doméstica, y Javier, que es vidriero, cientos de parejas han logrado en los últimos años concretar un sueño que les estaba vedado por razones económicas: acceder a tratamientos de fertilidad. Desde que una ley provincial y otra nacional obligan a las obras sociales a cubrirlos, la demanda de ellos aumentó hasta un 60 por ciento en algunas clínicas especializadas y se espera que sea cada vez mayor.

“Si bien ya en 2011 con la Ley provincial la demanda de atención comenzó a dispararse, el verdadero boom se notó este año a partir de la Ley nacional”

“Si bien ya en 2011 con la Ley provincial la demanda de atención comenzó a dispararse, el verdadero boom se notó este año a partir de la Ley nacional. Pasamos de hacer unos quince tratamientos a cerca de treinta al mes”, reconocen en la Clínica Gestar, donde aseguran que el aumento se vio reflejado tanto en las intervenciones de baja como de alta complejidad.

Desde la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER) confirman ese incremento como un fenómeno generalizado. “La cantidad de procedimientos aumentó en la provincia de Buenos Aires cerca de un 40% en promedio, aunque algunas clínicas registran un porcentaje un poco mayor”. Con todo, el acceso a los tratamientos de fertilización -aseguran desde esa entidad médica- todavía dista mucho de ser universal.

UN COSTO ADICIONAL

Para Verónica Fazi y su marido, la búsqueda de la paternidad fue una pelea de 6 años que a ella casi le cuesta la vida. La hemorragia que sufrió al perder un primer embarazo de cinco meses la tuvo internada una semana entera en un hospital, pero sus ganas de ser madre eran tantas que apenas recibir el alta médica decidió volver a intentar. Y es que para entonces ya regía en la Provincia la Ley de Fertilidad. De ahí que, a diferencia de la primera vez, no necesitaban ponerse a ahorrar de nuevo para tener la oportunidad.

“Alguna gente ha llegado a vender hasta el auto. A nosotros no nos sobra la plata: mi marido es docente y yo trabajo en una farmacia, pero a fuerza de no irnos de vacaciones y cuidar los gastos de todos los días llegamos a juntar la plata la primera vez. El problema era que tal vez pasara demasiado tiempo hasta que pudiéramos juntarla de nuevo y yo ya estaba grande para esperar”, cuenta Verónica, quien aprovechó el nuevo marco normativo para volver a intentarlo y logró quedar embarazada. Con Milagros y Josefina de 45 días en brazos, asegura que todavía no lo puede creer.

A pesar de la Ley de Fertilidad, el tratamiento que le permitió convertirse en mamá tuvo para Verónica y su marido un costo económico nada desdeñable. “La cobertura no es completa, siempre hay alguna cosa que tenés que pagar vos. En nuestro caso no eran suficientes las inyecciones para estimulación que nos daba la obra social y tuvimos que salir a comprarlas por nuestra cuenta. Entre una cosa y otra gastamos 5 mil pesos”, cuenta Verónica.

Su caso no es excepcional. Algunos “baches” en la reglamentación de las leyes, sobre toda la que rige a nivel nacional, no sólo lleva a que las familias tengan muchas veces que costear de su bolsillo diversos insumos sino que hay ciertos procedimientos, en ocasiones imprescindibles para lograr un embarazo, a los que directamente no pueden acceder.

“BACHES EN LA LEY”

Más allá de algunos casos puntuales, “se podría decir que la cantidad de procedimientos aumentó en la provincia de Buenos Aires cerca de un 40%, un porcentaje que está por encima de la media de nuestro país, donde hasta ahora sólo seis provincias adhirieron a Ley Nacional”, explica el doctor Sebastián Gogorza, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER).

Sin dejar de reconocer la importancia de la Ley Nacional, que “vino a dar respuesta a la necesidad de mucha gente de acceder a los tratamientos de fertilización”, Gogorza sostiene que tanto ella como su reglamentación “deja mucho que desear: tiene baches que se prestan a interpretaciones diversas y deja afuera procedimientos que en ocasiones resultan necesarios para lograr un embarazo, lo que hace que no todas las parejas con problemas de fertilidad la puedan aprovechar”.

Al detallar esas falencias, el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva menciona el hecho de que “no cubre el total de la medicación ni el diagnóstico genético pre implantacional, no reconoce tratamientos que requieran ovodonación, no contempla la preservación de gametas por enfermedades oncológicas y no deja en claro un montón de otras situaciones, por lo que sería necesario que se apruebe una ley complementaria para que haya una verdadera cobertura universal”. Si bien la cantidad de tratamientos ha venido aumentando en todo el país a partir de la Ley de Fertilización no se puede decir que se disponga aún de una cobertura universal

De ahí que si bien la cantidad de tratamientos ha venido aumentando, el doctor Gogorza entiende que el incremento debería ser en realidad bastante mayor. “Si tomamos como referencia la tasa de tratamientos que demanda la población europea, en lugar de los 12 mil ciclos de alta complejidad que se realizan hoy por año, en Argentina deberían estar haciéndose unos 40 mil. En suma, hace falta seguir mejorando el acceso porque todavía tenemos una demanda contenida y mucho por crecer”.

EL DERECHO SOBRE LA RAZON

Lo cierto es que los baches e imprecisiones que se advierten en la reglamentación de la Ley nacional -la que rige a las obras sociales con presencia en todo el país- no sólo impiden el acceso de algunas familias a los tratamientos sino que también ponen a los médicos ante situaciones difíciles de manejar.

“Como la Ley es terriblemente amplia y no establece un límite de edad, nos ha pasado que vienen pacientes de más de cincuenta años que quieren probar con sus propios óvulos y no admiten un no. Les explicamos que no tienen casi chances, les mostramos los gráficos estadísticos, les hablamos de otras opciones... pero aun así quieren hacerlo y te salen con la Ley”, cuenta la doctor Pía Zgrablich, directora médica de la clínica Gestar.

“El problema es que si bien la medicación que se utiliza en los tratamientos no trae grandes complicaciones, tampoco es inocua; por lo cual una como médica no puede inyectarles algo que podría causarles daño y no las va a ayudar. Por eso cuando insisten las mandamos a que hablan con una psicóloga de apoyo, pero casi ninguna quiere ir porque no se lo cubre la obra social”, dice Zgrablich.

Algo similar ocurre en torno a la propia medicación utilizada para estimular a las pacientes a fin de que maduren más un óvulo y mejorar así sus chances de embarazo. “Esa medicación, que muy costosa, se calcula en función del peso corporal de cada mujer, pero como la Ley no lo establece las obras sociales les dan a todas la misma cantidad. Entonces, cuando la cantidad entregada es menor a la que una debe indicarles, muchas pacientes piensan que querés hacerles gastar dinero innecesariamente y te exigen realizar el tratamiento con lo que hay. Al final, las imprecisiones de la Ley atentan contra de sus chances de embarazo”, señala por su parte la médica especialista en fertilidad Virginia Martín.

Con todo, pese a los ajustes que tal vez requiera el marco normativo actual, la mayoría de las clínicas de fertilización reconocen tener hoy una satisfacción extra: la de poder ayudar a parejas que por razones económicas habían renunciado alguna vez a la experiencia de concebir.

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