Un escenario volátil entre esperanzas y certezas

En apenas una semana los bonaerenses deberán ir a las urnas para definir, entre otras cuestiones trascendentes, quién será el próximo gobernador. A qué dirigente le depositarán la confianza para que administre por los próximos cuatro años el principal distrito del país.

La etapa definición llega luego de una campaña que recién en los últimos días comenzó a ganar algo de temperatura. Y a la que la mayoría de los mortales vivió, hasta el momento, con una buena dosis de lejanía.

Pero llegó el momento de la decisión, de que los votantes resuelvan para dónde inclinar su preferencia. Hay muchos de ellos que por militancia, historia personal o afinidad partidaria, tiene resuelto qué harán. Y pase lo que pase en los cinco días de campaña que restan, no cambiarán de opinión.

Pero hay otra franja de ciudadanos que comenzó por estas horas a involucrarse un poco más, a detenerse en un análisis más fino de lo que ofrecen unos y otros. En definitiva, a resolver nada menos que su voto.

Y ese segmento no es para nada despreciable. Algunas encuestas computan que hay todavía entre un 10 y un 15% de indecisos. Otras se han preocupado por bucear con mayor profundidad para detectar que cerca de un 23% de aquellos que dicen que votarán a la oposición está viendo por qué camino tomar.

Esos sondeos indican que todavía hay mucha tela para cortar. Que los candidatos están de cara a un esfuerzo final supremo para abrazarse a esas voluntades que hoy se exhiben volátiles e inasibles.

Sobre ese escenario se sustentan las esperanzas de Cambiemos, el entente macrista-radical. El PRO decidió reforzar acciones en busca del todavía esquivo “voto útil”, es decir, aquellas voluntades de los bonaerenses que aseguran que no votarán al Frente para la Victoria pero que al mismo tiempo se desperdigan en distintas canastas electorales.

La figura de María Eugenia Vidal pasó, en esa línea de trabajo, a ganar centralidad. La candidata a gobernadora sigue midiendo en la Provincia, según admiten en el gobierno porteño, varios puntos más que el propio Mauricio Macri.

En el PRO se regodean con números que le llegan desde el interior bonaerense donde Vidal incluso pasaría largamente el 40% de intención de voto en varias comunas. Sin embargo, hay un sondeo parcial que les genera más entusiasmo: uno que se terminó en las últimas horas y que muestra a la vicejefa del Gobierno porteño creciendo también, aunque de forma más acotada, en el Conurbano, allí donde el Frente para la Victoria es amo y señor.

Rara paradoja la de Cambiemos. En las Primarias hubo satisfacción porque Vidal logró retener casi la totalidad de los votos de Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Ahora la dirigente es vista como un eslabón clave del andamiaje que empuja para que Macri llegue al ballotage.

Se piensa en cuánto podría traccionar, desde el medio de la boleta sábana, al propio candidato presidencial. Pero hay otra cuestión que entró en debate y que empezó a analizarse en el PRO: el denominado voto cruzado.

Algunas encuestas empezaron a notar que Vidal estaría recogiendo la adhesión de un sector de bonaerenses que rechaza a Macri y se inclina por otros presidenciables, pero que la prefiere como contracara del oficialista Aníbal Fernández.

La incógnita vuelve una y otra vez. ¿Podrá la candidata de Cambiemos ser beneficiaria de un corte de boleta tan pronunciado?

Aún con las dudas acerca de si Daniel Scioli logrará gambetear la segunda vuelta, en el oficialismo se descuenta que Aníbal Fernández terminará consagrándose gobernador.

Cerca del jefe de Gabinete sostienen que la diferencia con Vidal es “indescontable”. Incluso exhiben datos de encuestas recién salidas del horno que lo ubican entre 8 y 9 puntos por encima de la candidata de Cambiemos. Y acotan: “Es una medición mano a mano, sin el arrastre de Scioli”.

CONSOLIDACION

“Terminamos por consolidar el voto del FpV de las Primarias”, dicen además en el equipo de Aníbal, aventando una de las grandes inquietudes que asomaron en el oficialismo tras los comicios del 9 de agosto: si Fernández lograría retener la buena cosecha que había logrado su derrotado en esa cita, Julián Domínguez.

Convencido de su suerte, Fernández empezó a delinear el futuro gabinete. Lo anticipó hace algunas semanas: La Cámpora, que parecería no tener lugar en un eventual equipo de Scioli al menos en las primeras líneas, se haría acreedora de un ministerio bonaerense. ¿Desarrollo Social?

En los corrillos del oficialismo bonaerense se han lanzado a rodar dos nombres de la agrupación de Máximo Kirchner para esa cartera: el diputado provincial José Ottavis y el senador bonaerense Santiago Carreras.

Ottavis se ha venido acercando a Aníbal y, se comenta, no daría la pelea por la presidencia de la Cámara de Diputados que quedaría en manos una vez más de Horacio González. Todo, claro, si el FpV mantiene número para imponer condiciones.

Carreras era mencionado como probable presidente del bloque de senadores del oficialismo, pero encontraría algunas resistencias internas para acceder al cargo que dejará Cristina Fioramonti.

Ambos camporistas aparecen con chances.

Se sabe que, en función de estrechar filas con los intendentes, Aníbal ofrecería además un ministerio a los caciques del Conurbano. Sería para un alcalde directamente o para alguien que resulte impulsado por estos jefes territoriales.

En el massismo descreen de ese escenario de supuesta competencia exclusiva entre el FpV y Vidal. Envalentonado, el candidato a gobernador Felipe Solá muestra encuestas que lo dan segundo detrás de Fernández. “La alternativa es Aníbal o nosotros”, dicen cerca del ex mandatario para descartar a Vidal y, de paso, devolverle gentilezas: la macrista elude cualquier referencia a Felipe.

En una semana se sabrá cuán cerca estaba cada uno de sus pronósticos.