Jorge Luis Oría

El fallecimiento del ingeniero Jorge Luis Oría provocó muestras de profundo pesar en distintos ámbitos de la Región. Su trayectoria profesional, su labor empresarial , como así también su tarea gremial en Acimco cosechó múltiples reconocimientos. Sus últimos años los vivió en el sur del país, su lugar en el mundo, según describió a lo largo de su intensa labor en diferentes emprendimientos.

Había nacido el 6 de junio de 1943, en La Plata. Hijo de Luis Miguel Oría y Nélida Fournier, siguió los pasos de su padre, quien fuera ingeniero civil. Fue el mayor de tres hermanos, junto a Guillermo y Ana.

Estudió la primaria en la escuela Anexa Joaquín V. González, y los estudios secundarios los realizó en el colegio Nacional Rafael Hernández, ambos establecimientos educativos de la Universidad Nacional de La Plata.

Luego ingresó a la facultad de Ingeniería, donde siguió la carrera de Ingeniero Civil.

En sus últimos años en la unidad académica de la UNLP también fue ayudante de docentes de diferentes cátedras.

No bien egresó de la facultad comenzó a trabajar en diferentes emprendimientos comerciales y empresariales, vinculados a la industria de la construcción.

Trabajó en la empresa Carner & Parma, en la que desarrolló una destacada trayectoria profesional, participando de destacados emprendimientos de construcción.

Luego abrió la empresa Distribuidora Tolosa y en esa etapa también se dedicó a la actividad gremial a través de la Asociación de Comerciantes e Industriales en Materiales y Construcción (ACIMCO), donde fue presidente durante dos periodos, entre 1994 y 1998.

Allí sumó el apoyo de los afiliados de la Asociación y encaró numerosas iniciativas para instalar la entidad como referente en el rubro de la construcción.

Se casó con Graciela De la Puente, con quien tuvo seis hijos. Junto a su esposa y sus hijos, precisamente, comenzó a viajar seguido al sur y allí se afincó desde principios de la década pasada. Villa la Angostura se transformó en su lugar en el mundo y allí inició emprendimientos hoteleros. Promediando su adolescencia había viajado como mochilero a Bariloche y desde ese momento nació su amor por el sur argentino.

Desde la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Villa La Angostura resaltaron su labor, al igual que en el colegio de Ingenieros de Neuquén y el colegio de Arquitectos de Villa la Angostura.

Emprendedor, con una excelente capacidad de diálogo que le permitió generar numerosas amistades y compañeros, en cada lugar que pasó dejó su buena huella porque además tenía una excelente capacidad para transmitir conocimientos, principalmente aquellos vinculados con su actividad profesional, comercial y empresarial.