Abusos en el set: en Argentina también

El mundo se desgarra las vestiduras por los monstruosos abusos de Harvey Weinstein, pero a veces estas historias eclipsan la realidad: el problema del abuso de poder y el acoso de mujeres en la industria del cine y la televisión, donde casi todos los puestos jerárquicos los ocupan hombres a nivel global, excede mucho un caso aislado en Hollywood y afecta cada set de filmación, cada productora, en todos los países.

Incluso en Argentina, claro: envalentonadas por las denuncias de los últimos días en Estados Unidos, Miriam Lanzoni y Malena Solda salieron a contar sus propias experiencias con hombres de poder durante su juventud, sumando su voz a la de actrices como Antonella Costa o Marcela Kloosterboer, que en los últimos meses ya habían revelando el mundo oculto detrás del glamour televisivo, en el mismo día en que el periodista Ari Paluch fue apartado de A24 en plena cobertura electoral tras ser denunciado por una microfonista del canal.

La denuncia existe desde el martes, cuando la mujer le aseguró a la oficina de Recursos Humanos que el periodista le habría tocado la cola una vez terminado el ciclo que él conduce a diario, de 12 a 14. En solidaridad, los compañeros de ambos pidieron que Paluch no participe, e incluso algunos de los conductores fuertes del canal pidieron, según contó Tomás Dente, que el periodista no salga al aire.

Las autoridades del canal esperan un descargo de Paluch para tomar una decisión, aunque tienen un video y al parecer, allí se ve claramente la situación relatada por la microfonista.

HISTORIAS DE MUJERES

El apartamiento de Paluch se dio horas después de que Miriam Lanzoni relatara su propia experiencia con el abuso de hombres en espacios de poder. “Es la primera vez que cuento esto, que me pasó al principio de mi carrera. Un productor y actor, que sigue vigente hoy en día, me ofreció un guión de cine, me dijo ‘el personaje sos vos. Te lo llevo a tu casa y practicaremos una escena’”, comenzó relatando Lanzoni una de sus primeras experiencias vividas en Buenos Aires: con apenas 17 años, la morocha llegó de Chaco “sola, sin guita y con ilusiones y fue una guachada que juegue con eso”.

El hombre en cuestión, que Lanzoni no nombró, “armó un guión y me dijo que hagamos una mini prueba. Yo tenía que hacer como de una hijastra de él. La escena era que el llegaba herido a mi casa y yo lo tenía que besar. Me pidió que hasta le bese el pecho y me dijo: ‘A ver hasta dónde te animás’. Y con esa situación, me di cuenta la especie de casting que me estaba haciendo y frené”, expresó en el programa “Rompe la tarde”.

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“Te sentís violada”, reconoció Lanzoni, que cuando vio como la vida del productor se desmoronaba sintió que era cosa del karma.

Una historia similar relató Malena Solda, actriz de “Montaña Rusa” y hoy en “Cuéntame cómo pasó”, en la TV Pública. Desde jovencita en el medio, la morocha tenía 20 años cuando fue citada por un director en un hotel “para hablar del personaje” a las 11 de la noche, una hora antes del momento fijado para el rodaje.

“Estaba ahí y hablaba yo sola, y él no me decía nada. Veía que me miraba y dije: ‘¿Qué pasa acá?’. Una cosa incómoda. Era muy violento porque no hablaba”, relató Solda la situación en la que el director intentaba un acercamiento físico, situación que finalmente pudo resolver. “Lo llevé bien, lo encaré, se puso muy incómodo, me lo negó y se terminó la charla”, contó, y concluyó que “aprendí que si pasa una cosa así en cualquier circunstancia, lo mejor es exponerlo, como en el subte o en el colectivo, que me podía pasar o me puede pasar ahora también: ‘¿Qué pasa? ¿Qué te pasa? ¿Te pasa algo? Porque me estás tocando’. Y ya ahí como que afloja. Lo mejor es exponerlo y no quedarse callada. La ventaja que tengo ahora de ser más grande es que me doy cuenta antes de ir. Es feo darte cuenta en el momento en el que estás”.

LA DEDICATORIA DE COSTA

Solda recuerda que sintió “mucho miedo”, pero al menos ella pudo defenderse. Distinto fue el caso que recientemente denunció Antonella Costa en Facebook, días después de que se volviera viral un video donde el cineasta italiano Bernardo Bertolucci confesara maltratos en el rodaje de “Ultimo tango en París” a Maria Schneider.

La actriz copió el link a la nota de Bertolucci en su cuenta y lo dedicó “a la vestuarista que dejó tiradas fotos de mi cuerpo desnudo que, siendo una adolescente, me saqué por motus propio por pedido y para uso exclusivo del director y la directora de arte. A los colegas que las encontraron y, en vez de avisarme o destruirlas las usaron para burlarse de mí. Al director que a mis 21 años puso en la casetera del motorhome el VHS del crudo de la escena en la que me bañaba, para que lo vieran todos. A los extras que aprovecharon una toma para manosearme entera. Al asistente de dirección, que me pidió que no dijera nada porque necesitábamos seguir filmando. Al actor, que le sugirió a la directora meterme ‘bien la mano’ en mi sexo sin consultarme antes, y que me humilló delante del equipo técnico por haberme negado a acostarme con él, y a tantos otros a los que me enfrenté, negándome simplemente a hacer lo que no quería hacer, y que no era parte del pacto ni del proceso creativo”.

Ante el revuelo generado por su declaración, Costa escribió otra carta abierta pidiendo que “nadie tiene por qué inventarse ninguna situación en la que las actrices (o actores!) quedemos expuestas ni dañadas en ningún sentido” y que “a quienes eventualmente sufran alguna de estas situaciones, REACCIONEN, digan lo que sienten, pidan ayuda, recurran a las cabeza de equipo del set inmediatamente, recurran a las instituciones correspondientes y a nuestro sindicato, pero inmediatamente. Porque no es normal que nos traten así. No dejen pasar 20 años sufriendo el sabor amargo de un recuerdo de injusticia. No avalen a los cobardes”.

Las palabras de Costa replicaron lo que es un secreto a voces en la industria nacional: tantas actrices muy jóvenes llegan a la capital en busca de una oportunidad, y hay tan pocos trabajos, que siempre están aquellos que se aprovechan de su posición. Hace algunos meses, mientras Carolina Aguirre y Malena Guinzburg denunciaban a una ex pareja por abuso sexual, Marcela Kloosterboer contaba en una entrevista que en sus días de “Dibu”, como una adolescente, fue abordada con bastante insistencia por algunos miembros del elenco detrás de escena, aunque aquellas palabras, que provocaron el alejamiento de la actriz del medio, cayeron en el vacío. Quizás ahora, mientras las denuncias se replican, se encuentre un espacio para el cambio.

TESTIMONIOS 

Miriam Lanzoni: 

“Un productor armó un guión y me dijo que hagamos una mini prueba. Yo tenía que hacer como de una hijastra de él. La escena era que el llegaba herido a mi casa y yo lo tenía que besar. Me pidió que hasta le bese el pecho y me dijo: ‘A ver hasta dónde te animás’. Y con esa situación, me di cuenta la especie de casting que me estaba haciendo y frené”

Malena Solda: 

“Lo llevé bien, lo encaré, se puso muy incómodo, me lo negó y se terminó la charla”, contó, y concluyó que “aprendí que si pasa una cosa así en cualquier circunstancia, lo mejor es exponerlo, como en el subte o en el colectivo, que me podía pasar o me puede pasar ahora también: ‘¿Qué pasa? ¿Qué te pasa? ¿Te pasa algo? Porque me estás tocando’. Y ya ahí como que afloja”

Antonella Costa: 

“A mis 21 años un director puso en la casetera del motorhome el VHS del crudo de la escena en la que me bañaba, para que lo vieran todos. Los extras aprovecharon una toma para manosearme entera. El asistente de dirección, que me pidió que no dijera nada porque necesitábamos seguir filmando”