Amelia Ringuelet de Bertone

A los 81 años falleció Amelia Ringuelet, descendiente de una tradicional familia de la Ciudad y mujer que fue apreciada en numerosos círculos locales por ser una persona bondadosa y solidaria. Su partida provocó numerosas muestras de pesar.

Había nacido en La Plata, el 10 de diciembre de 1935; en el seno del hogar conformado por Mario Luis Ringuelet y Amelia Pardo, quien falleció cuando ella tenía apenas 7 años. Esa pérdida la llevó a asumir un rol maternal con sus hermanos, Mario Valbert y Adolfo - quien la sobrevive -. Pese a que uno era mayor que ella, para ellos fue un pilar en la organización de la vida cotidiana y un sostén; Amelia se convirtió en el centro de la familia Ringuelet, pero lejos de considerarlo como una presión, asumió ese rol de manera amorosa, porque siempre cultivó de manera intensa los lazos familiares

Su formación escolar transcurrió en la Escuela Anexa y luego, en la Escuela Superior de Bellas Artes, aulas en las que comenzó su formación como artista plástica. Luego tomó clases de manera particular para perfeccionar distintas técnicas, ya que la pintura era una de las cosas que más amaba hacer, pese a que nunca se decidió en exponer sus trabajos.

El 7 de abril de 1961 unió su vida a la de Ricardo Juan Bertone, a quien había conocido en el Jockey Club. La familia fundó su hogar en la histórica casa de la familia Ringuelet, en 5 entre 42 y 43 y ya nunca se fueron de ese barrio. Allí nacieron y crecieron sus cuatro hijos, Roberto, Florencia, Luciana y Rómulo.

Con los años la familia creció con los nacimientos de sus nietos Bautista, Isidro, Jerónimo, Delfina, Cristóbal, Gervasio, Francisca, Carmela y Sara.

Siempre fue una figura presente en el contexto familiar y acompañó cada etapa de los suyos de manera comprometida y cariñosa; ya sea para apuntalar a sus hijos en el estudio o cuando formaron sus propias familias, en el cuidado de sus hijos para que pudiera desarrollarse profesionalmente.

De carácter sociable y positivo, a todas las personas le veía algo bueno que valía la pena destacar.

Amelia fue también una excelente anfitriona que incorporaba de buen agrado en su hogar a los amigos de sus hijos y los trataba con la calidez que siempre la caracterizó. En esas veladas, además, ponía de relieve sus finos dotes como cocinera.

También le gustaba reunirse con amigas como Estela Maffía, Marta Saldívar, Beba Lascano, Susy Martínez, Bocha Lond, ya sea para compartir un té o un paseo que matizaba con amenas conversaciones.

Si bien con su esposo siempre fueron muy caseros, les gustaba en especial viajar a la casa familiar de San Javier, Córdoba.

Amelia también fue una mujer de fe y la misma creció con el correr de los años; asistía semanalmente a las misas celebradas en la Catedral, pero también cada vez que sentía la necesidad de rezar en ese ámbito.