Aventura platense en la cumbre del Nevado de Cachi, una de las más elevadas de nuestro país

Cuando llegaron a la cumbre Hoygaard, una de las más altas del Nevado de Cachi, ubicada a 6.100 metros, el platense Mariano Ignacio Spisso y su compañero de travesía, Emilio Daher, coincidieron en llevar la vista al objetivo que tanto habían imaginado y que ahora se veía tan cercano: la última de las cumbres, la más alta, La Libertador San Martín, ubicada a 6.380 metros. Esa que habían visto tantas veces desde la base, en el Parque Nacional Los Cardones, coronada por nieves eternas. En ese momento la veían cercana, sí, pero al mismo tiempo, más desafiante, ya que representa uno de los tramos técnicamente más complejos de todo el nevado de Cachi, y ese punto en el que la mayoría de los montañistas se ven obligados a volver sobre sus pasos.

Pero con la certeza de enfrentar el mayor de los desafíos de la aventura, Spisso y Daher emprendieron esa última etapa del recorrido a pesar del dolor de cabeza provocado por la falta de oxígeno y de los fuertes vientos que soplan en ese lugar. Así lograron cumplir el objetivo tantas veces imaginado.

Mariano Ignacio Spisso es platense, guardaparques y desde hace años cumple con su trabajo en distintos puntos del país. Así, estuvo dos veces destinado en la base antártica Orcadas (en 2009 y 2012), en el Parque Nacional Los Glaciares, en el Parque Nacional Perito Moreno, en Santa Cruz, en el Parque Nacional Baritú, en Salta y en el Calilegua en Jujuy.

Paralelamente a su actividad, también incursionó en el montañismo, haciendo cumbre en el volcán Lanín, en la aguja Guillaumett en El Chaltén y en otros picos del país.

La idea de escalar el Nevado de Cachi surgió de la manera más simple: viendo la cumbre.

“Emilio está instalado en el parque Los Cardones y desde allí se ve la cumbre del Nevado, y cuando lo iba a visitar nos daban ganas de llegar a la cima más alta”, dice Mariano Spisso, un platense criado en Villa Castells e hincha de Gimnasia, que pasó por la escuela primaria número 18 y el Enet Número 4 antes de empezar la carrera de veterinaria, que finalmente no terminó: se fue a Tucumán para estudiar tecnicatura en Administración de Areas Protegidas.

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hacia la cima

El viaje hacia la cumbre del nevado de Cachi se inició el 3 de noviembre, cuando Spisso se encontró en El Churcal, una sección del parque Los Cardones con Emilio, que trabaja y vive allí junto a su familia.

Juntos reunieron todo lo necesario para un ascenso que, sabían, presenta varias dificultades.

Una de ellas, en un sector propenso a los derrumbes, donde se asciende sobre lajas que se caracterizan por ser inestables.

El segundo tramo que presenta mayor dificultad es el que separa la cumbre Hoygaard de la Libertador San Martín.

“Es un tramo en el que se camina a través de un filo helado en el que hay un viento importante que hace que muchos escaladores no logren completar el trayecto y tengan que bajar en la primera cumbre, cuenta Spisso.

Esa parte del camino es calificada por el guardaparques platense como “técnicamente más compleja, porque caminás por un filo a 6.000 metros de altura, con el viento que te pega todo el tiempo. Además, cuando se sube sin oxígeno, se suma el peligro que representa la altura”, dice el escalador de nuestra ciudad.

Según explica Spisso, ”entre los montañistas hay una señal de alarma que no se puede desatender. Cuando se suman dos síntomas del efecto de la altura hay que interrumpir el ascenso y empezar a bajar. Nosotros llegamos a ese tramo con dolor de cabeza, pero solamente eso, y puede considerarse normal, porque íbamos sin oxígeno. Además, tuvimos una ventaja, y fue que el viento había barrido mucha nieve y el suelo no estaba tan exigente”.

La experiencia de alcanzar la cumbre fue calificada como “emocionante” por Spisso, quien destacó el valor de “ponerse objetivos difíciles pero realizables, lo que te estimula para encarar nuevas aventuras”.

Fiel a esa idea, se prepara para ascender, el año que viene, al cerro Llullaillaco, en la provincia de Salta, que tiene una altura de 6739 metros.