La usina de cine platense: un viaje a La Feliz para mostrar la resistencia del fílmico

La nueva edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que comenzó el pasado viernes, volverá a tener presencia de los cineastas de la usina platense. Manuel Ferrari, Guillermo Detzel y Federico Lanchares presentarán sus trabajos en la cita cinematográfica más relevante de América latina, y aunque los tres construyeron trayectorias disímiles y muestran proyectos muy personales, el trío está unido por la resistencia del formato fílmico frente al avance de lo digital.

De hecho, las obras de Detzel y Lanchares se presentarán en el espacio que el Festival, como otros encuentros “clase A”, reserva para quienes continúan explorando el el Súper 8 y los 16mm, formatos de cine que provienen del amateurismo el los filmes caseros pero que se han convertido en espacios de experimentación y expresiones personalísimas.

Detzel define a esta cofradía, de la cual es parte, como “tipos que anda solos con la cámara, registra imágenes y después las montan con algún criterio”. Sus proyectos, afirma, son de “tipo documental o diario fílmico”, y así lo reflejan los tres trabajos que mostrará en Mardel: “Valparaíso”, recorrido de la ciudad chilena en un día, con sonido montado a partir del registro en el lugar del rodaje, aunque no se corresponde con las imágenes; “Copacabana”, registro de los festejos de la comunidad boliviana en Tolosa; y “Parque”, rodado entre el Parque Saavedra y su casa durante un año, un trabajo que se muestra en dos pantallas “con alguna intención poética sobre el día cotidiano en la ciudad”.

Oriundo de Tres Lomas, Detzel vino a estudiar Comunicación Social a La Plata y se radicó en la Ciudad. Y fue su trabajo como fotógrafo disparó su idilio con el Súper 8: “Es fotografía en movimiento, es luz, a diferencia de un registro digital, que es una representación”, explica sobre el modo en que la luz se imprime físicamente en el material. Detzel se inició en el circuito de superochistas locales “comprando películas hogareñas en remates. Iba montando películas a partir de esos archivos. Y empecé a filmar para unir esas piezas, que se terminaban exhibiendo como visuales para las bandas under de La Plata”, cuenta.

Y explica que “no se trata de un fetiche por la materialidad, sino que esa materialidad te permite hacer cosas que el digital no, el medio digital no te permite trabajar metiendo la luz dentro del filme, no permite trabajar el revelado: el fílmico tiene muchos recursos plásticos”, argumenta, aunque dice que es un camino distinto de filmar, “ni mejor ni peor”.

Lo que sí es, es mucho más dificultoso: las imágenes captadas se ven meses después, en el revelado, el trabajo de edición es sumamente artesanal “pedacito por pedacito”, cortando y uniendo pedazos de película con cinta, y mientras avanza la tecnología digital se encarecen y desaparecen los materiales y los repuestos. Para sobrevivir a esas dificultades es que se ha organizado una comunidad en torno al Súper 8 y los 16mm en La Plata: parte de ese grupo es Federico Lanchares, organizador de la Semana del Cine Experimental de La Plata hace siete ediciones y realizador que también mostrará dos cortos en el Festival.

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“Born to Be Blue” “es un filme 16mm que trata sobre el supuesto fin de las utopías. Es una película artesanal realizada con materiales encontrados en blanco y negro, pero que presenta algunas intervenciones en color azul realizadas con serigrafía impresa sobre la película y rayaduras. El único color que contrasta con el blanco y negro de la película es el azul, de ahí el nombre del cortometraje”, explica el cineasta, que “a través del ‘efecto de montaje’ definido por pioneros del cine ruso como Lev Kuleshov o Dziga Vértov, tomo materiales dispares y los conjugo para realizar un nuevo discurso o comentarios a veces irónicos sobre estos elementos”.

Las imágenes captadas se ven meses después, en el revelado, el trabajo de edición es sumamente artesanal

Lanchares también proyectará “Metric Film”, en calidad de estreno, “un filme 16mm, blanco y negro, silente, realizado con las técnica de animación cuadro a cuadro y registro a velocidad continua de 9 cuadros por segundo. Es una película de cine abstracto, presenta un componente autoreflexivo que evidencia la manera en que esta pieza fue realizada”, y que surge del encuentro de dos elementos: por un lado, un método de diseño antiguo para hacer una infinidad de dibujos diferentes con cuadrados de dos colores separados por una diagonal; por el otro lado está la sucesión aritmética de Fibonacci, una serie de números en la que cada número de la progresión se obtiene de la suma de los dos que preceden. “Lo que hice fue trasladar la progresión a cantidades de fotogramas que determinaban la duración de cada plano del film. De esta manera se crea un montaje en el que los planos van creciendo o decreciendo progresivamente en su duración”, revela.

A DOS ORILLAS

“El fílmico sigue siendo el material más noble, es el material que siempre tiene una intermediación, incluso en sus imperfecciones. El digital hace que todo se vea demasiado”, dice Manuel Ferrari, director de “Las expansiones”, el mediometraje filmado entre el digital y los 16mm que el platense presentará en Mar del Plata.

Ferrari reconoce que filmó la primera parte del proyecto, surgido hace casi una década, luego de que rodara “Como estar muerto / Cómo estar muerto”, en fílmico porque “en ese momento era con el material que filmaba”, y que cuando cruzó el océano hacia Europa, becado gracias al material que había recabado, optó por comodidad por pasarse al digital, pero admite también que en condiciones óptimas siempre elegiría el fílmico.

Así, en esta obra de Ferrari conviven los primeros materiales filmados en 16mm “en el Nuevo Mundo”, con el registro digital captado “en el Viejo Mundo”: de este lado del océano filmó zonas limítrofes de la ciudad de Buenos Aires, puertos, prisiones, autopistas, “el contorno de la ciudad”, mientras que aprovechando su estadía en Alemania (que culminaría en la realización de “Crónicas de Solitude”, presentado en La Feliz en 2015), filmó los puertos desde donde zarparon los barcos hacia la conquista americana.

La cinta se compone de esos espacios, a los que Ferrari superpone los primeros tres textos escritos sobre el Río de la Plata por europeos: “mediante la combinación de ambas en el contexto de la idea de expansión” el autor busca desafiar la idea tradicional de la conquista, “donde los malos le ganan a los buenos”, y plantear que “siempre hay una disputa primero entre la naturaleza y el hombre, que intenta conquistar los espacios, les pone cemento, caminos. Pareciera que las expansiones terminaron, que las ciudades ya no crecen, que ya no hay disputa, pero lo que quise filmar es que es una constante”.