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Una historia de la Unión Soviética

Nota II

Una historia de la Unión Soviética
7 de Noviembre de 2017 | 01:51
Edición impresa

Por RICARDO SOLER
Filósofo, historiador y docente

A partir de la enfermedad y posterior fallecimiento de Lenin, en 1924, se planteó el gran problema político de su sucesión. En el politburó -comité central del Partido Comunista ruso- se inició una larga lucha por el poder entre Trotsky y Stalin.

El pensamiento de Leon Trotsky era el de la revolución permanente en el mundo; en cambio, el otro comunista protagónico, Stalin, creía que podría triunfar en Rusia con muy pocas instituciones liberales. La disputa la ganó Stalin y se hizo cargo del secretariado general del partido. En 1925, Trotsky abandonó el Gobierno y se asiló en México, donde fue asesinado por Ramón Mercader, un esbirro de su adversario.

En la URSS creció la industria pesada, sobre todo se desarrollaron los altos hornos de hierro y acero, lo que a su vez influiría en la industria armamentística, tan importante de cara a la Segunda Guerra Mundial. Aparecieron así los planes quinquenales; el primero, de 1928 a 1932. Junto a ese desarrollo se colectivizó la agricultura. Las penurias económicas eran inevitables; era difícil realizar los cálculos, sin un sistema de precios, que ayudaran a cumplir los objetivos económicos planteados (sin prensa libre ni instituciones económicas de control -como nuestro INDEC-, y sin oposición política, hoy es difícil para los historiadores obtener datos ciertos al respecto). Ante esa situación, los campesinos que no querían entregar sus granos fueron reprimidos, lo que causó millones de muertos y la consiguiente caída de la producción agraria. No la de hierro colado y carbón, que logró triplicarse.

Fue muy criticado por el post estalinismo el culto a la personalidad que realizó el propio Stalin.

En 1930 se produjo la gran purga, organizada por la policía del régimen. Millones de personas fueron enviadas a Siberia, al Gulag (campos de concentración soviéticos), y otras fueron fusiladas. Desapareció la vieja guardia bolchevique.

“Se toma 1933 como el año del ascenso definitivo de Stalin al poder y en el pueblo ruso causó mucha inquietud”

Se toma 1933 como el año del ascenso definitivo de Stalin al poder, ascenso que causó mucha inquietud en el pueblo ruso. Finalmente, la URSS ingresaba a la sociedad de la naciones. En 1938 se firmó un pacto de no agresión con la Alemania de Hitler. Poco después, la URSS invadió Polonia oriental y en 1940, con un gran derramamiento de sangre, Finlandia.

En 1941, el Tercer Reich de Hitler invadió Rusia y llegó a las inmediaciones de Moscú y a Petrogrado -por entonces Leningrado-, donde fue derrotado por las fuerzas soviéticas y el crudo invierno del Norte; el ejército rojo emprendía con esta victoria una marcha que llegaría a Berlín el 2 de mayo de l945. La economía rusa quedó destruida y se estima que la URSS tuvo veintiocho millones de muertos a causa de la guerra. Alemania quedó dividida en Alemania Oriental y Alemania Occidental, lo que generó una gran tensión entre los dos nuevos países.

Finalizada la Segunda Guerra, la URSS anexó Bulgaria, Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Albania, Polonia y Alemania Oriental. Las relaciones comerciales y culturales entre la URSS y sus satélites con Occidente eran casi nulas. Dos grandes bloques se cernían sobre el mundo: la OTAN (Organización del Atlántico Norte) y el Pacto de Varsovia, liderado por la URSS, con una baja calidad de vida en su población. Aparecía así lo que se denominó “Cortina de hierro”, la frontera entre los países capitalistas y los comunistas. Mientras tanto, en 1946, se iniciaba la carrera armamentística entre ambos bloques, con un masivo desarrollo de sendos arsenales nucleares. Finalmente, habiendo logrado instalar un régimen de terror, Stalin moría en 1953 de forma dudosa.

El sucesor fue Nikita Kruschev, que aparentemente proponía una revolución liberal. Entre otras medidas, Lavrenti Beria, quien fuera el jefe de policía de Stalin, fue juzgado y fusilado en secreto. La URSS propagandizó los movimientos juveniles y el deporte (vayan de ejemplo los Juegos Olímpicos de 1960, en los que obtuvo más medallas que EE UU).

El nuevo Gobierno propició la crisis de los misiles, cuyas plataformas colocó en Cuba en 1962. Por suerte para la historia humana, ese conflicto terminó con una negociación entre el presidente ruso y su par estadounidense, John F. Kennedy.

A Kruschev lo sucedió Brezhnev, quien inició lo que se denominaría “coexistencia pacífica”, a pesar de las escaramuzas militares con el gigante chino, que había caído en una dictadura marxista a partir del ascenso al poder de Mao Tse Tung.

En la Guerra de los Seis Días de 1967, Rusia apoyó a los países árabes, en tanto que Estados Unidos lo hizo con Israel. Y en agosto de 1968, fiel al sistema de arreglo por las armas, invadió Checoslovaquia con el ejército del Pacto de Varsovia. Hubo también muchas tensiones acerca de la petición de los judíos para emigrar a Israel. Finalmente, las unidades de producción fueron sometidas a las leyes del mercado, la competencia y los precios.

La Unión Soviética apoyó a Vietnam del Norte en tanto Estados Unidos hacía lo propio con Vietnam del Sur. En 1972, en el marco de esta coexistencia, Nixon viajó a Moscú. Al físico disidente Sájarov se le permitió la vuelta al país; otro tanto ocurrió con Solzhenitsyn. En 1980 se agudizó la crisis económica y la URSS salió perdiendo de la guerra con Afganistán. Burocracia y corrupción acosaron a los sucesores de Brezhnev: Andrópov, muerto en 1984, y Chernenko, fallecido en 1985.

Cuatro palabras definen la gestión del más joven mandatario salido del politburó, Mijail Gorbachov, que llegaba al poder en 1985 con 52 años: glásnot (apertura, transparencia), democratización, uskorenie (desarrollo económico) y perestroika (reestructuración).

Se liberaron todos los presos de conciencia alojados en el Gulag y se implementó la rehabilitación de las víctimas de las purgas de Stalin. En las elecciones del 26 de marzo de 1989, se ponía de manifiesto que el pueblo le daba la espalda a la autoridad del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Los regímenes comunistas de Europa y Asia fueron cayendo junto al muro de Berlín, y la mayoría los países que estaban bajo la órbita de Moscú se declararon naciones independientes. Fue así como se instaló un nuevo régimen presidencialista con Gorbachov al frente.

Allí terminaba, con muchas víctimas de persecuciones y de cárcel, y con muchos muertos, un régimen que ya todos repudiaban. Quedan instituciones rusas represivas que no sabemos si el tiempo seguirá disolviendo o si permanecerán, y la presencia en el Gobierno de antiguos dirigentes comunistas.

LEA MÁS:

Parte I: La Revolución comunista

Parte III: La experiencia de la cultura soviética (Nota III y última)

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