Ante la justificación política de la violencia callejera

La sesión de la Cámara de Diputados convocada para tratar la reforma previsional que impulsa el Gobierno se convirtió en una pulseada política entre el oficialismo y la oposición por la continuidad de la reunión parlamentaria, mientras en las inmediaciones del Congreso se registran violentos choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes que se oponen a la iniciativa.

La coalición gubernamental Cambiemos busca que la sesión continúe para que se apruebe la reforma jubilatoria, mientras que los bloques de la oposición –especialmente el FpV kirchnerista y la izquierda- intentan que el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, de por concluido el encuentro. Hasta el momento, según constató EL DIA en el lugar, esa discusión no está saldada.

A diferencia de la semana pasada, Cambiemos consiguió el quorum para sesionar, con 130 diputados presentes pasadas las dos de la tarde, pero luego los bloques opositores solicitaron innumerables mociones de orden y de privilegio que retrasan el debate parlamentario y no permiten al cuerpo analizar efectivamente el proyecto, que es el propósito real de la sesión.

Así las cosas, Cambiemos intenta sostener el debate aún a riesgo de que suceda algo muy negativo en la Plaza de los dos Congresos y la Avenida de Mayo, mientras que un sector de la oposición parece utilizar esa amenaza latente para que se por terminada la sesión sin que se trate el proyecto del Gobierno, ya que a la hora de la votación reuniría menos apoyos que el oficialismo.

Es que Cambiemos logró, antes del inicio de la sesión, el apoyo de una decena de gobernadores a la iniciativa del presidente Mauricio Macri, incluida la bonaerense María Eugenia Vidal, lo que provocó que unos 25 diputados del interbloque Argentina Federal bajaran al recinto para dar el quorum. En ese contexto, el oficialismo respiró aliviado tras semana de fuerte tensión política.

Pero el clima espeso que se respira en las inmediaciones del Congreso provoca que la Cámara baja aún no pueda abocarse en concreto al tratamiento de la reforma previsional. En los discursos de los diputados aparece la vieja duda del “huevo o la gallina”, expresada en una pregunta reiterada: ¿Qué fue primero, la violencia de grupos radicalizados o la represión de las fuerzas de seguridad?

Si se coincide en que los dos hechos se registran al mismo tiempo, puede concluirse que un sector de la política argentina incurre en una justificación de la violencia. Frente a esta situación, Cambiemos luce inerte, con pocos argumentos frente a la andanada de los diputados opositores piden la palabra uno tras otro, con escasas interrupciones por parte de sus colegas oficialistas.