Mick Garris: un maestro del terror suelto en Buenos Aires

Pedro Garay

Mick Garris vivía de cupones de comida, sin un peso en el bolsillo. Todavía no era el hombre que cranearía “Masters of Horror”, la serie antológica que reuniría a los grandes nombres del terror, de Argentino a Joe Dante, de Miike a John Carpenter. Tampoco, quien llevaría varias obras de Stephen King al cine y la televisión, incluyendo “Apocalipsis” y “El Resplandor”, el guionista de “Batteries not included” y “Abracadabra”. Era apenas un joven de treinta años, saliendo de la bruma de la década del ‘70, donde había sido protagonista de sueños de estrella del rock alternativo, y donde había probado en varios rubros, incluido el periodismo.

Una de esas “changas” era filmar documentales sobre rodajes. Y entre filmación y filmación, entre trabajo y trabajo, Garris, que visita el país en el marco del 18º Buenos Aires Rojo Sangre, donde esta noche, a las 20 en el Cine Lavalle (Lavalle 780) hablará frente al público de su prolífica carrera en el género, conoció a Spielberg. Un día, el realizador de “ET” le preguntó sobre su trabajo como documentalista. “En realidad, estoy intentado ser escritor”, dijo Garris. “¿En serio? Estamos comenzando una serie y buscamos escritores”, retrucó Spielberg. La serie en cuestión: “Cuentos asombrosos”.

“Nadie obtiene una chance así”, dice, incrédulo todavía hoy sobre aquella oportunidad que marcó su ingreso al cine de género y a una vida que no dejaría jamás. Garris escribió una historia que encantó a los productores, y tras algunas charlas lo contrataron para ser el editor de los guiones del recordado show de los ‘85.

“Así comenzó todo”, recuerda Garris sobre su llegada al cine y la TV de género, una situación que, con humildad, describe como “más suerte que destino”. “Fue mucho trabajo, pero mucha suerte también, no podés conseguir esas oportunidades sin suerte”, dice Garris, hoy un hombre de carrera consolidada que mira como Hollywood recupera la estética y las historias asombrosas y vive una fiebre ochentosa.

“Hay algo de pereza en la industria”, dice sobre este fervor de la nostalgia, “pero también saben que tienen un título con el que el público está familiarizado y que pueden hacer dinero con eso”. Uno de los que ha regresado, aunque nunca se terminó de ir, ha sido Stephen King, que este año contó una decena de adaptaciones entre cine y televisión y se anotó como base de la película de terror más vista de la historia, “It”. Garris trabajó codo a codo con King desde principios de los ‘90, cuando lo contrataron para dirigir “Sleepwalkers”, que se proyecta en el BARS mañana a las 18. La exitosa sociedad llevaría a la pantalla chica “The Stand” y “El Resplandor”, en una versión más fiel al material original que el filme de Kubrick.

“Tenemos trasfondos muy similares. Aunque a él le gustan los deportes”, cuenta riendo Garris sobre su éxito como colaborador de King, y señala que “ambos nos criamos viendo ‘La dimensión desconocida’, leyendo a Richard Matheson, Ray Bradbury, las novelas pulp...”.

Garris no vio “La Torre Oscura”, pero guarda halagos para “It”, del argentino Andy Muschietti: “Es como ‘Cuenta conmigo’ pero con terror, y amo ‘Cuenta conmigo”, explica, y allí se esconde una de las claves de hacer cine de género para el cineasta. “Ha cambiado mucho la forma de hacer terror, pero creo que lo que no ha cambiado es lo que hace buena a una película de terror: si cuentas una historia con personajes con los que te puedes identificar, gente real atravesando terrores reales, puedes construir suspenso en un mundo muy real, y eso hará a una película exitosa”, afirma, y se resiste a la explosión de un cine de género más orientado a la violencia.

“La gente cree que todo se trata de la violencia. No tengo problemas con la violencia, no creo que deba ser censurada en absoluto, pero para mi el género no se trata de eso: una historia con personajes que se sienten reales, eso me hace cag... en los pantalones. Algo que le pueda ocurrir a mis seres queridos o a mí se siente como una amenaza, aunque sea un monstruo o un fantasma”.

“Hay quienes han tenido éxito solo con la violencia”, y acepta que “puede ser que un adolescente quiera ese sentimiento de inmortalidad, donde te reís de lo grotesco de un cuerpo despedazado. Pero como cuento en ‘Riding the bullet’ (cinta que escribió y dirigió en 2004 sobre una historia de Stephen King), cuando te vuelves más viejo y la muerte le ocurre a tus seres queridos, no es tan divertido. Y el dolor también te vuelve más profundo, más humano”.

¿Y qué se siente como una amenaza hoy? “Las películas de terror expresan los temores internos y subconscientes de la gente en cada momento de la historia moderna. Cada década tuvo sus propias pesadillas, en los 50 y los 60 estaba el peligro atómico, por ejemplo. Mi pesadilla personal hoy en día es Donald Trump y creo que muchas películas de terror en el futuro van a estar asociadas a este personaje”.

“Una historia con personajes que se sienten reales, eso me da miedo de verdad”