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El levante y el noviazgo se viven por WhatsApp

“Me clavó el visto”, “chequeé su última conexión”, frases típicas de la jerga del chat. Whatsapp habilita un modo de conocerse que desinhibe, pero también puede sumar enredos y ansiedad. ¿Qué pasa con el vínculo virtual?

Por ANA LAURA ESPERANÇA

11 de Febrero de 2017 | 02:58

Las relaciones humanas fueron mutando con los siglos, pero siempre buscaron lo mismo: conectar. Hoy whatsapp es un gran intermediario. Coqueteo, levante y hasta el llamado ghosting (cuando un potencial amante simplemente desaparece, en español sería “fantasmeo”), pueden darse desde las pantallas del Smartphone.

¿Qué tanto influye en un vínculo el hecho de saber que del otro lado están online, que pudieron ver el mensaje y contestaron o “clavaron el visto”?

Carla (32), abogada, se tomó el mes de feria judicial “para desconectar”. Esto es un decir, porque su actividad en whatsapp la mantiene, como a casi todos, siempre en línea. Su Smartphone es el punto de apoyo desde el que se mueve su mundo, así que no es lo que se dice una persona desconfiada de la tecnología. “Soy ansiosa, la inmediatez que habilita whats App me permite canalizarlo”, dice mientras toma una foto de la playa para regalársela a Nicolás, el chico con el que chatea hace un mes. Él se quedó en La Plata, Carla presiona “enviar” y manda un atardecer naranja y el emoji de un beso. “Lo bueno es que podés ir tanteando”, comenta ella, que empieza a whatsappear con alguien después de conocerlo personalmente. Tantear significa tener la posibilidad de saber si el otro escribe de aburrido, si es invasivo, si contesta con monosílabos o tiene faltas de ortografía. “Si es un pesado lo bloqueo y chau”, dice.

Un hito en la comunicación

WhatsApp apareció en 2009 como una aplicación para el iPhone que imitaba descaradamente al BlackBerry Messenger. Desde entonces creció como un fuego difícil de apagar. Su éxito recaló en que podía ser usado prácticamente en cualquier Smartphone; e incluso hoy sigue funcionando en algunos Nokia.

Pero algo cambió. Facebook, la red más popular del planeta, compró Whats App hace unos años. Desde entonces apareció del doble check: cuando los dos iconos azules aparecen en la pantalla comienza el tiempo de descuento, invisible pero palpable, para que ese mensaje sea respondido. Es posible desactivar esa función que viene activada por defecto (ajustes/cuenta/privacidad/confirmaciones de lectura), pero como su uso es mayoritario uno termina siendo un bicho raro si decide que los demás no puedan enterarse si ha leído o no sus mensajes. Así las cosas, whatsapp pasó de ser una aplicación que permite enviar mensajes a una que casi obliga a mandarlos. Esto probablemente sume efervescencia a los intercambios en línea.

Una contra –o una a favor depende de donde se lo mire-: los lazos virtuales pueden darse más fácilmente pero también deshacerse fácilmente. La simplicidad de acceso que abre whatsapp genera la ilusión de que existe una ilimitada oferta de conexión, siempre disponible, lo que como contrapartida puede llevar a una postergación en la concreción de un encuentro. O sea, técnicamente está garantizada la disponibilidad, pero no necesariamente eso se corresponde con niveles que involucren otros factores vinculados al deseo.

Tips whatsaperos

Federico (27) es Dj y se mueve bastante en la noche. Eso le granjea una gran agenda de contactos. No obstante, mantiene perfil bajo y evita alardear para sostener varios chats simultáneos y no hacer lío. Piensa que lo bueno del whatsapp es que desinhibe, al ser más impersonal, y que desde ahí todo se desenvuelve rápidamente porque es fácil romper el hielo.

“Gire por 32 y siga la rotonda”, se escucha de fondo en uno de sus audios. La voz en español europeo del gps indica el camino hacia la AU La Plata-Bs.As.; él finge exasperarse y suelta un simpático gruñido antes de grabar otro nuevo audio. “Siempre es más fácil todo sin verse la cara, incluso zafar de algo”, confiesa. “Además el whatsapp es piola para no pisarte, porque quedan las conversaciones guardadas y podés recuperar lo que se habló para no contradecirte o usarlo a tu favor”. Si bien él aprovecha las ventajas del chat, asegura que en caso de que alguien le guste mucho, manejarse con whatsapp puede ser delicado: “conozco gente que habla en terapia de que le clavaron el visto, o que mira todo el tiempo el teléfono para ver la última conexión”, cuenta, “eso puede ser un poco desgastante”.

Así y todo, Federico identifica algunos tips de levante por whatsapp y los comparte: “cuando alguien me interesa le digo: odio el chat de Facebook, ¿me pasás tu whatsapp?, listo, ya le robo el número”, cuenta. “Si alguien te mensajea tarde y con onda descontracturada está buscando algo más. Es fija”.

Al estar estarás

Hay una expresión que los aficionados al teatro usan mucho: “poner el cuerpo”. Se trata de una comunicación más allá de lo verbal donde aparece el olor, la calidad de la mirada, la forma en que camina y mueve las manos o la postura, lo que se denomina kinésica. La manera de moverse comunica y mucho. Así, también podemos identificar la proxémica, que describe las distancias medibles entre las personas mientras interactúan, lo que también aporta información, en tanto aparece la percepción de cierta calidez y energía; todo lo cual queda fuera de los intercambios en línea.

“Con whats App es fácil distorsionar la realidad”, asegura Andrea (31), artista plástica que vive en barrio Mondongo, cerca del Bosque. Ella opina que uno va con la ilusión de encontrarse con alguien que cree que conoce, y en verdad no es así. También plantea la cuestión de la seguridad: “no es una cita a ciegas”, sostiene. “Es a media luz”.

Como es tímida, whatsapp le permitió abrirse de una forma que no lograría cara a cara, pero esto no le evitó vivir el fraude que puede habilitar una fantasía online: “estuve un mes hablando con una persona que parecía encantadora, culta, refinada, y bastante bella. Cuando nos encontramos la decepción fue enorme”, cuenta, y advierte que con las imágenes hay que ir con cuidado: su interlocutor le había enviado fotos que no eran actuales y cuando se citaron se encontró con una persona físicamente distinta a la que había construido en su cabeza a partir de las fotos. Además, le resultó intolerante, racista y malhumorado. Un desastre.

Así como puede ser el medio perfecto para sostener la fantasía, whatsapp también puede ser eficaz para detectar aspectos pocos atractivos. “La falta de ortografía no favorece mucho al levante”, asegura Federico. “Por ejemplo que te pongan: cuando salimos la otra ves me dijistes que estavas llendo despasio. Te la re baja”, dice el Dj.

Nos mensajeamos

“Construimos una imagen del otro sobre una ausencia, porque las relaciones en las redes suelen mantenerse en el plano imaginario”, sostiene Julieta Jiménez, licenciada y docente en Psicología. Y asegura que esa presencia del otro, en tanto se mantiene en el plano virtual, no favorece el encuentro real. Esto genera un juego de presencia ausencia que posibilita la construcción de lazos más perdurables, donde se tolera lo que el otro es.

“Como decía el psicoanalista francés Jacques Lacan, amar es dar lo que no se tiene. Lo que quiere decir: amar es reconocer la propia falta y darla al otro; ubicarla en el otro”, explica la psicoanalista. Toda relación comporta la idealización del objeto, pero dicha idealización es puesta siempre en jaque si no nos encontramos con el otro en el plano real, donde se juega el contraste entre ese ideal que construimos y lo que realmente es.

“Es allí en la frustración y tolerancia donde se puede sostener una relación”, explica la psicoanalista. “Si el lazo permanece en lo virtual, no puede construirse más que un juego de ideales”.

A pedir de boca

Alejandra Campero, la creadora de la agencia de citas presenciales 10en8, es una hearthunter que busca reunir a una persona con esa otra dueña de las características soñadas. Para dar en el clavo, se vale de una psicóloga y una grafóloga, y obtiene así un panorama de lo que necesita el cliente en verdad ya que, explica, la mayoría de la gente dice que quiere una cosa cuando en realidad busca otra. Más allá de estar de acuerdo respecto de las distorsiones que puede acarrear la comunicación virtual, Campero garantiza que whatsapp es una gran herramienta para ir conociéndose mejor. “Es el intermediario ideal”, dice, “te permite comunicarte de manera global, tiene videocámara y videollamada”.

A contrapelo de aplicaciones como Happen, tinder o Badoo, su agencia trabaja desde el encuentro real y considera estos sitios como una competencia cooperativa porque el método que utiliza, en lugar de empezar desde lo virtual, se basa en sacar a la gente de casa. Una vez que se conocieron y hubo conexión, recién ahí intercambian whatsapp. Alejandra conoce muy bien los tiempos que toma algo consistente y suele atinar si pronostica que una dupla va a funcionar. “Te das cuenta cuando es cosa de un día, de una semana, o si tiene otra proyección”, dice. Y asegura que nunca recomienda a sus clientes que se pasen el Facebook. “Que alguien acceda a tu perfil es como que vea tu baño o tu tacho de basura. Muchos se hacen una cuenta trucha para poder ver las fotos y el perfil del otro”, comenta.

Por último, la empresaria advierte que el whatsapp es solo un engranaje más del vínculo; de ningún modo la conexión debería quedar atrapada ahí. “Es importante que las cosas tomen su tiempo para desarrollarse: lo que rápido se gana, rápido se pierde”, asegura, “al hombre tiene que costarle conocerte. Si acepta el costo y la espera de conocerte, tenés un gran camino allanado”, concluye.

Solos pero unidos

La escritura fue en su momento un medio de comunicación revolucionario que, sobre todo desde la invención de la imprenta de Johannes Gutenberg en el inicio de la Edad Moderna, comenzó a democratizar el conocimiento.

Las palabras, los puntos, las comas y demás signos lingüísticos son sin duda una batería de herramientas valiosísimas. Hoy disponemos además de simpáticos emojis y de la instantaneidad de, por ejemplo, una video llamada; tecnología que hace posible trabajar en equipo con una persona radicada al otro lado del planeta. A esos niveles llegan las mediaciones actuales. Sin embargo, siguen siendo insuficientes para vivir el placer efervescente que trasmite la mirada de alguien que nos gusta.

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