Terror y ciencia ficción con inspiración clásica

“Alien”, “Solaris”, “Gravedad”, “La Cosa” y otros clásicos de la ciencia ficción se dan cita en “Life: Vida Inteligente”, la cinta del cineasta sueco de origen chileno Daniel Espinosa que llega a los cines mañana con un gran elenco encabezado por Ryan Reynolds y Jake Gyllenhall.

Se trata de la primera aproximación de Espinosa (“El Invitado”, “Child 44”) a un género que, reconoce, admira desde pequeño: algo evidente por las constantes citas que muestra el filme, desde el tono realista y claustrofóbico que recuerda a los mencionados clásicos hasta su trama, que relata la confrontación en el espacio exterior de un equipos de científicos de la Estación Espacial Internacional y una forma de vida extraterrestre descubierta en Marte que despierta dentro de la nave y se defiende de modo brutal de sus captores.

Los seis tripulantes de la misión, interpretados por Jake Gyllenhaal, Ryan Reynolds, Rebecca Ferguson, Ariyon Bakare, Hiroyuki Sanada y Olga Dihovichnaya, llegan a Marte en busca de vida inteligente y tras un prólogo donde la historia se arraiga fuertemente en la ciencia (una costumbre de la nueva ciencia ficción -ver aparte-) deberán lidiar con su descubrimiento atroz, intentando encontrar la manera de acabar con la amenaza alienígena.

“Siempre quiero hacer las cosas desde un punto realista, así me enseñaron en Dinamarca”, explica Espinosa sobre la aproximación realista al género. El cineasta proviene de la escuela de Vinterberg y Von Trier, donde, cuenta, uno de los valores más importantes es “ese tipo de sobriedad que tenían películas como ‘La Cosa’”.

SOBRIEDAD

Esa “sobriedad” fue alimentada, además, por el pequeño presupuesto del filme: comenzó siendo una película de solo 10 millones de dólares, y aunque con un poco de insistencia y dos actores de renombre como Reynolds y Gyllenhall a bordo, se convirtió en una cinta de 65 millones, lejos estaba Espinosa de contar con los 150 millones que, por ejemplo, posibilitaron “Gravedad”.

“Pensé que si me conducía de manera aguda, podía conseguir que se sintiera como la cinta de Cuarón, pero necesitaba una precisión casi hitchcockiana, y no podía equivocarme, debido al poco presupuesto”, revela el director, que entonces decidió filmar con una sola cámara, sin la segunda unidad que realiza tomas complementarias muchas veces descartadas. “Es algo que en lo que en Estados Unidos pierden demasiado dinero, lo que significa perder libertad”, afirma, y agrega: “Cuando nos deshicimos de la segunda unidad se liberó buena parte del presupuesto, aunque también significó que nos quedábamos solos... pero eso para nosotros, los europeos, es algo bueno”.

Así, Espinosa afrontó el género con mentalidad de cine europeo, buscando además escapar al efectismo y reflejar “nuestros miedos, nuestros comportamientos”. “Muchas películas de ciencia ficción no entienden lo que es el género: son básicamente películas de submarinos en el espacio eterno, escarban en nuestras ansiedades fundamentales. La ansiedad es blanca, y es eterna, es un blanco tan vasto que no sabés dónde ir, y eso genera claustrofobia”.