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La Ciudad |Mas del 50% de las consultas kinesiologicas, a causa del peso que transportan

Mochilas cada vez más pesadas afectan la salud e impactan en el rendimiento escolar

Lo advierten los especialistas. Padres piden que se instalen casilleros para dejar libros en las escuelas

Mochilas cada vez más pesadas afectan la salud e impactan en el rendimiento escolar
26 de Marzo de 2017 | 03:09
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Catalina tiene 9 años y va a 4º grado de la Escuela 3 de Berisso. Es de contextura física menuda. “Usa mochila con rueditas porque le resultaría imposible cargarla. Sin embargo, yo la tengo que subir y bajar del micro. También ayudarla en las tres cuadras que caminamos hasta el colegio ya que le cuesta arrastrarla, y además todas las veredas están rotas”, cuenta su mamá Manuela.

Trasladar cuadernos, libros y útiles hacia y desde la escuela se ha transformado en una cuestión de salud para nada menor. “Más de la mitad de los menores que son derivados a tratamientos de kinesiología llegan a la consulta por problemas derivados del exceso de peso, o desórdenes de equilibrio, de los carritos o mochilas”, advierten en el Colegio de Kinesiólogos de la provincia de Buenos Aires (Cokiba).

Lisandro, el hermano de Catalina, tienen 11 años y va a 6º grado. “Es grande para usar mochila con rueditas, pero la situación es la misma, yo lo ayudo de a tramos para que no se lastime”, explica Manuela.

De hecho, la docente y ex directora de la Escuela 2, Mónica Herrera, señaló que “los carritos, según sostienen algunos médicos, pueden afectar la parte ósea de las muñecas y del antebrazo, pues para transportarlos los niños deben realizar fuerza y movimientos inapropiados; además se tornan incómodos si el salón de clases se encuentra en la planta alta del edificio escolar”.

Virginia, mamá de Delfina (8) y Luz María (6), alumnas del Colegio Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuenta que “tienen cuerpo muy chiquito y se complica el tema de las mochilas. La más grande está en 4º grado y ya no le dejan llevar carrito. Le dan los horarios con lo que van a tener cada día, pero igual es bastante pesada. Y la nena, que comenzó 1º grado, es tan petisa que no puede usar mochila con rueditas porque no puede manejarla. Además vuelven a casa caminando y se complica. Por las veredas y especialmente cuando cruzan la calle”.

cada vez mas casos

En el Colegio de Kinesiólogos afirman que “en los últimos 10 años se ha registrado un aumento de las lesiones en la columna vertebral, alteración de la postura y, por supuesto, dolores y molestias físicas, sobre todo en la espalda, los hombros y el cuello; lesiones no atribuibles a actividades físicas realizadas por los niños”.

El licenciado Daniel García, integrante del Cokiba, indicó que “de acuerdo con los registros actualizados de la entidad, el 58% de los chicos que atendemos en hospitales, y también en forma particular, transcurren su vida en forma sedentaria. Y cuando evaluamos la postura y la marcha junto con los elementos que acarrean todos los días para ir al colegio, notamos claramente las asimetrías y los desórdenes de equilibrio por el exceso de peso de las mochilas escolares”, puntualiza.

Por su parte, su colega Marcelo Altamirano opina que se “está volviendo, quizás en un menor grado, a las deformaciones que tenían los chicos en la revolución industrial cuando trabajaban en las fábricas”.

Ambos especialistas señalan que los chicos más vulnerables a ese tipo de trastornos son los que tienen entre 9 y 13 años, lo que coincide con el pico de “alto crecimiento”.

Pero aclaran que “el problema no pasa por un tema de edades, sino por la relación entre la carga y el peso corporal”.

Según un estudio publicado en la revista “Ergonomics”, la utilización de la mochila de manera asimétrica afecta negativamente a la columna vertebral “incluso si su peso constituye el 10% del peso del niño, normalmente recomendado como una carga segura para sus hombros”.

Así, lo primero que viene a la cabeza es la falta de casilleros en las escuelas para que los alumnos dejen sus cosas, salvo algo que necesiten para una tarea hogareña.

Los padres bajan a tierra. “Hay colegios donde falta mobiliario básico, como mesas o sillas, difícil pensar en muebles con casilleros”, dicen. Una cosa no hace a la otra. Tendría que haber mesas, sillas y muebles para los útiles y libros de los chicos.

“El problema es si entran al edificio a robar, algo de lo que no escapa ninguna escuela, y destrozan los elementos de los nenes”, hacen notar.

Sigue existiendo una alternativa. “Que les pidan los materiales por día de acuerdo a lo que se va a estudiar y que el resto lo dejen en casa, seguro”, recomiendan.

Manuela, la mamá de Lisandro y Catalina, ve bien los de los casilleros.

“Ojalá pudieran dejar las cosas en la escuela, sería ideal que tengan casilleros, principalmente para los libros de uso diario y que a casa sólo traigan la tarea para hacer”, enfatiza.

seguir de largo

Dice que a nivel personal esa opción la “ayudaría mucho, porque cuatro días a la semana llegamos tarde por otras actividades, extraescolares. Además los nenes van al club a hacer deporte después del cole. Esperar y tomar un micro a las ocho de la noche en invierno con las dos mochilas más el bolso de entrenamiento es matador, sin exagerar”, apunta.

Y añade: “Eso le pasa a muchos papás que llevan a los nenes a actividades extraescolares. Por otro lado, también se genera una situación de temor dada la situación que se vive. Una mochila siempre es tentadora para quien quiere robar. Hay casos, y la inversión que perdés no se puede volver a hacer”, remata.

Virginia, la madre de Delfina y Luz María, propone que se vuelva al manual que abarca todos los contenidos. Como antes. “Sé que en 5º grado de otro colegio les pidieron ocho libros”, casi exclama.

entre padres y maestras

La maestra Mónica Herrera considera que “los padres y docentes debemos estar atentos y enseñarles a los niños a organizar su mochila desde pequeños, para que el peso que lleven no sea excesivo. Es un modo de cuidarlos para prevenir futuras dolencias y lesiones”.

Es que para Mónica no todo pasa por la exigencia de las docentes. “En el caso de los más pequeños, sobretodo al comienzo del año, cuando el entusiasmo y la emoción de los primeros días los invade, quieren guardar de todo en sus mochilas: útiles escolares, libros y materiales que solicitaron sus maestras para trabajar durante el año entero, a lo que se suman colaciones alimenticias y juguetes o juegos para utilizar en el recreo”.

“Muchas veces se observa que la mochila es muy grande para la contextura física del niño”, describe.

Los especialistas hablan de las señales que pueden indicar problemas por el mal uso de las mochilas (ver gráfico). “Suelen ser dolores de cabeza, hombros, columna y fatiga precoz. Incluso, un signo característico es la falta de voluntad en sus tareas generales debido al cansancio permanente que les ocasiona la molestia por las malas posturas adoptadas”, detallan.

 

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