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Es una práctica que se concentra en prolongar el momento del placer femenino
Se suele decir que la mayoría de las prácticas sexuales occidentales se concentraron exclusivamente en el placer de los varones. También se afirma que en parte, por el desconocimiento de la anatomía femenina y en parte por la satanización del placer de la mujer, occidente heredó prácticas machistas difíciles de desarraigar. Los caminos para salir de esa tendencia podrían ser “orientalizar” de algún modo las relaciones sexuales.
Siguiendo esa premisa de incorporar elementos de la cultura oriental para apuntar a trabajar sobre el placer femenino, Nicole Daedone y Robert Kandell crearon OneTaste, una empresa fundada en San Francisco y dedicada a la investigación y enseñanza de la técnica de “meditación orgásmica”.
Esta técnica se centra en el orgasmo de las mujeres como punto de encuentro, comunicación y vinculación entre dos personas, el acariciante y la acariciada.
Y se presenta como una técnica que no solo facilita llegar al orgasmo, sino que incrementa la intensidad del mismo prolongándolo hasta por 15 minutos. Sus creadores aseguran que se trata del placer individual y no del recíproco.
La propuesta es bien concreta y llega anexada con concretos para llevar al lecho amoroso. Se practica sobre un nido con almohadas en el que la mujer, se recuesta, sin ropas en la mitad inferior del cuerpo, para que su acariciador (pidiendo permiso, concentrado en la sensorialidad de su acompañante, comunicándole cada movimiento) coloque suavemente su dedo en el clítoris de su compañera y durante un cuarto de hora exploren las sensaciones que se producen. Luego se entabla un diálogo para que ambas partes verbalicen y describan su experiencia al otro.
Esta práctica se propone como contraposición a la idea que surge de las prácticas sexuales tradicionales, las cuales tienden a estar enfocadas en lograr un único objetivo: el orgasmo. El sexo común y corriente u occidental, tiene una ruta que es progresiva y ascendente, y concentra una gran cantidad de energía para luego liberarla sin más y dejar “empobrecidos” o vacíos a los amantes.
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En cambio, la meditación orgásmica está basada en la ruta compleja de los orgasmos femeninos, una montaña rusa de sensaciones sin objetivo o principio. Lo definen como estado orgásmico u orgasmo 2.0, un estado de conciencia al que se llega a través del empuje sexual.
La organización busca “crear un lugar limpio y bien iluminado donde la sexualidad, las relaciones y la intimidad puedan ser discutidos de manera abierta y con honestidad”. Para ello, combinan conocimientos de sexo tántrico para extender la gama sensorial de sus practicantes; meditación para dar cuenta de la estaticidad del cuerpo y yoga para tomar conciencia del cuerpo en movimiento.
El objetivo de la meditación orgásmica es llegar a un éxtasis espiritual, fomentando la estabilidad emocional y permitiendo la conexión plena con la pareja mediante la meditación. Si bien es una técnica que no excluye a los hombres, se concentra exclusivamente en el orgasmo femenino y la estimulación del clítoris con los dedos.
Muchos aseguran que esta técnica ayuda a fomentar la estabilidad emocional y permite una conexión más plena con la pareja
Los hombres deben complacer a la mujer por lo que estarán completamente vestidos mientras que ella se desnuda de la cintura para abajo. Consta en acariciar los genitales de la mujer mientras ambos enfocan su atención en la sensación con el propósito de desarrollar una resonancia conectiva.
Existen cursos sobre la meditación orgásmica y la gente asiste no por problemas sexuales, si no para mejorar y experimentar en su vida sexual. Los asistentes a estos grupos aseguran que trae grandes beneficios y ayuda a la confianza interior.
Los efectos de esta práctica están vinculados con el cerebro. De acuerdo con la doctora Pooja Lakshmin, investigadora de la Universidad de Rugters, la misma parte del cerebro se activa durante la meditación profunda y el orgasmo.
Los hombres que realizan esta práctica no lo hacen por obtener un orgasmo después, sino por conectar con la mujer y aprender de su placer. La mujer se descubre sólo de la cintura para abajo, por eso, el hombre que medita con ella debe estar completamente vestido.
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