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Información General |Los peligros escondidos tras la busqueda de belleza

“Lolas” estéticas, historias platenses después de las PIP

Casos locales tras el fallo internacional que ordenó indemnizaciones a mujeres afectadas

“Lolas” estéticas, historias platenses después de las PIP
24 de Mayo de 2017 | 04:10
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La búsqueda de belleza a través de cirugías estéticas, como los implantes mamarios, muchas veces puede salir mal. El tema de las prótesis PIP (Poly Implant Prothèse) generó trastornos a pacientes de todo el mundo. Recientemente, la corte de apelación de Francia dejó firme un fallo contra la empresa certificadora alemana TÜV, en la que se la condenó a pagar 60 millones de euros a las 20.000 demandantes que están esparcidas alrededor del mundo.

En Latinoamérica, se estima que ascienden a 7.000 las personas perjudicadas, y en nuestro país son 336 las argentinas que recibirán un resarcimiento provisorio de 3.000 euros. Entre ellas, hay platenses que, por primera vez, se animaron a contar los padecimientos que debieron afrontar tras implantarse esas prótesis.

Al márgen de esto, se conoció también ayer el caso de una joven de Rosario, de 25 años, que al someterse a una operación de este tipo sufrió un paro cardiorrespiratorio que la dejó postrada con un daño cerebral.

LOS CASOS PLATENSES

Marisol P. tiene 34 años, es vecina de la zona norte de nuestra ciudad, y contó a EL DIA que “me coloqué las prótesis mamarias en el año 2007, poco tiempo antes de recibirme de diseñadora de interiores, y me las tuve que extraer en el año 2012, ya que una prótesis se rompió, y junto con ellas se fue parte de mi músculo pectoral izquierdo, me quedó un poco de silicona dando vueltas y más de 48 puntos de cicatrices internas y externas. Fue así que las prótesis PIP dejaron marcas en mi vida y en mi cuerpo”.

“El dolor físico de la cirugía reparadora de extracción de las prótesis (que no me volví a colocar), fue inmenso -cuenta Marisol- y además, y lo que más sufrí, fue el hecho de no haber podido amamantar a mi hijo, que nació un año después. Las prótesis me golpearon por dentro y por fuera”.

“Yo ya tengo dos cirugías en vano con muchas secuelas y una cesárea. Todo se acumula. Realmente no sé qué va a pasar en unos años con mi salud, pero puedo decir que si hubiese conocido los riesgos y tenido la información completa y necesaria, jamás me hubiera operado. Me arrepiento totalmente. Para darme cuenta de esto me sirvió por lo que pasé, y ahora lo aplico como premisa en mi vida, lo aplico con mi hijo de 4 años a quien siempre le explico todo y le doy la información de cada cosa que vamos a hacer”.

“Estas fueron prótesis mamarias de origen francés -señala la joven platense- cuyo material no era apto para la salud, por lo cual se rompían con facilidad disminuyendo su vida útil, un gel pegajoso y gelatinoso. El tipo que tuvo que ir preso por adulterar el material, fue preso, lo que para mi fue un alivio, y recientemente en el juicio de apelación contra TUV terminamos la batalla con un triunfo enorgullecedor. Este primer grupo de afectadas recibiremos un importe en euros como indemnización, que bastará en mi caso para cubrir a duras penas todos los gastos médicos que tuve”.

“Por todo esto yo le digo hoy en día a las chicas -concluyó Marisol- que si solamente quieren implantarse prótesis para verse mejor, como un detalle en su cuerpo, como una decoración para sentirse más linda, que lo piensen bien. Porque hay que saber hasta dónde llega el deseo y hasta cuánto vale la pena todos los riesgos y hechos que pueden sobrevenir”.

CUATRO OPERACIONES

A Paola Chico, 35 años, casada y madre de dos hijos, el haberse realizado un implante mamario le costó, hasta el momento, cuatro operaciones.

“Cuando las tenía puestas -le contó a EL DIA- empecé a escuchar de los problemas de las prótesis PIP y de las afectadas en todo el mundo, aunque yo no sentía nada raro. Pero comencé a asustarme. Fui al médico y me hicieron una ecografía, de la que resultó que tenía las dos prótesis pinchadas. No lo podía creer, eran las famosas prótesis adulteradas”.

“Para sacármelas -describió Paola- tuve que esperar seis meses con una gran incertidumbre, hasta que pude operarme”.

“Los médicos dicen que el peligro desapareció -concluyó Paola- pero que debo cuidarme y controlarme, con mamografías periódicas, porque quedaron restos esparcidos que se fueron corriendo por mi cuerpo y que hoy tengo en las axilas. Por supuesto, hice juicio y ahora lo ganamos, pero nada puede pagar el dolor sufrido”.

 

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