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Esplendor y caída de los bancos de La Ciudad

La Plata llegó a tener media docena de bancos de capitales locales que durante décadas fueron fuente y sostén del desarrollo empresario de la Región, fomento del consumo y orgullo de sus habitantes

Esplendor y caída de los bancos de La Ciudad

Sucursal Gonnet del Banco Cooperativo hacia enero de 1992

16 de Agosto de 2017 | 19:36

La Ciudad apenas tenía seis años cuando se fundó su primer banco, estatal. Entre 1904 y 1926, el empuje y la visión de futuro de una generación dieron nacimiento a otras cinco entidades, todas de capitales privados. Con el impulso de aquellos pioneros, esas instituciones se consolidaron y crecieron al ritmo de la Ciudad. Pero entre los ‘80 y ‘90 se concentró el derrumbe y en el albor del nuevo siglo la Ciudad perdió el último banco platense que quedaba.

Algunos cayeron porque no pudieron ajustar las cuentas de la entidad en el marco de una "explosión de crecimiento" del sistema financiero que resultó una burbuja pero que los pasó por encima. Otros fueron vendidos a capitales "foráneos" y luego liquidados por la autoridad monetaria del país en medio de enormes escándalos, procesos judiciales por estafas y fraudes y banqueros presos. Todos afectaron, de un modo u otro, a miles de ahorristas, aunque algunos al cabo de incertidumbres y penurias pudieron recuperar su dinero. Muchos otros perdieron todo.

Muchas instituciones conocieron el esplendor y la caída. En Memoria platense, un repaso histórico de un proceso que marcó a la Ciudad:

El Banco Popular, el primer escándalo

Fundado en 1904, el Popular de La Plata fue el primer banco privado de la Ciudad y de la Provincia. A comienzos de los ‘60 ya era una de las instituciones más importantes de la Ciudad.

En enero de 1965, sin embargo, en medio de “dificultades financieras” de la entidad según indicaban fuentes del Banco Central, el Arzobispado de La Plata compró la mitad del paquete accionario. Y el 28 de junio de ese año, el banco local más antiguo fue también el primero en caer. La autoridad monetaria del país dispuso su liquidación y las crónicas dieron cuenta de “una multitud temerosa” de ahorristas agolpados ante las puertas clausuradas y de “escándalo y conmoción en la Ciudad”.

La comunidad resistió el cierre. Sus dueños presentaron un recurso de amparo en la justicia federal que no prosperó. Los comerciantes se movilizaron contra la liquidación y el caso fue inclusive debatido en la Legislatura.

Pero el Banco Popular no reabrió y, aún con un sistema de garantía total de los depósitos, los ahorristas recuperaron su dinero tras meses de incertidumbre.

El Banco Comercial, Graiver y caída

El Banco Comercial de La Plata nació en 1924. Desde su fundación, estuvo vinculado a empresarios de la Ciudad. Su primer presidente fue Francisco Artola y el segundo, desde 1932, Héctor Isnardi. A lo largo de décadas de consolidación, ocuparon cargos en su directorio otros hombres cuyos apellidos fueron sinónimo del comercio pujante de la Ciudad: del Grosso, Girotti, Iturrería, Artola, Azcona, Mercader, Villarreal, Rucci y Araldi, entre otros.

A fines de 1969 el tradicional Banco Comercial fue comprado por los Graiver y se convirtió, así, en el primer eslabón de una fenomenal expansión empresaria de David Graiver que en sólo seis años pasó a ser el dueño de un emporio que incluía varios bancos europeos y norteamericanos, galerías comerciales y Papel Prensa, entre otros muchos negocios.

En mayo de 1977, cuando hacía nueve meses que David Graiver había muerto en un accidente aéreo, el Central dispuso el cierre y liquidación del Banco Comercial.

La entidad tenía entonces miles de clientes y 600 empleados. Y aunque los depósitos estaban garantizados, los ahorristas debieron dar una larga pelea para recuperar sus fondos.

El Banco Cooperativo, Beraja y final

En 1926 un grupo de inmigrantes judíos europeos, entre los que estaban José Baran, Isaac Roitman, Wolf Wainberg, Adolfo Ingercher y Moisés Neiman, fundó una entidad de crédito que con el tiempo sería el Banco Cooperativo de La Plata.

Medio siglo después, un símbolo de su crecimiento fue la apertura en octubre de 1972 de su nueva sede en 6 y 48, en un edificio mandado a construir por su consejo de administración y definido como “el más moderno” de la Ciudad. Su inauguración fue un acontecimiento largamente comentado y participaban por entonces de la conducción las familias Saslavsky Bodni, Lvovsky, Leibovich, Graiver, Gershanik, Rubaja, Korenblit, Wainberg y Tesler, entre otras.

El Cooperativo dejó de ser un banco platense en 1995, cuando fue absorbido por otra entidad vinculada a la colectividad judía, presidida por Rubén Beraja, el Banco Mayo. Una institución que se desplomaría tres años después, en medio de uno de los más grandes escándalos financieros del país, con Beraja procesado como jefe de una asociación ilícita que había montado "mesas de dinero paralelas al banco" y desde las que derivaban a empresas propias los fondos que tomaban de los depositantes. La caída del Mayo dejó así un tendal de platenses que nunca recuperaron sus ahorros.

El Banco Platense, venta y catástrofe

El Platense nació en 1924 como una sociedad de seguros y crédito hipotecario. Como el Comercial, fue fundado y conducido durante sus décadas de crecimiento por hombres vinculados al desarrollo económico de la Ciudad.

Eusebio Albina fue el presidente del primer directorio, integrado también por José Luparia, Aniceto Soriano, José Fignoni, Lázaro Campodónico, José Montalvo, Agustín Demilano, Luis Cadario, Vicente Fermoselle, Meliton Zabala y Constantino Fanjul. A comienzos de los ‘70, cuando estrenó nueva sede -como el Cooperativo- en la esquina de 6 y 48, participaban de su conducción Ceferino Lunazzi, Armando Antonucci y Luis Alardi, quien sería luego un reconocido gerente de la entidad.

La debacle del Platense comenzó a escribirse en 1985 cuando fue comprado por los Figueroa, una familia santiagueña relacionada con el peronismo y dueña del Banco de Iguazú, y dos años después, adquirido por otra familia de esa misma provincia que tenía una empresa constructora, los Curi, a los que se consideraba vinculados a los Figueroa.

En 1997, el Platense fue liquidado por "insolvencia" y en la justicia se inició un proceso de quiebra. Fue un duro golpe para la Ciudad. Tenía 215 empleados, 9.600 clientes y depósitos por 45 millones de pesos-dólares, de los cuales sólo 19 millones estaban cubiertos por la garantía, que se limitada a 10.000 ó 20.000 pesos según los plazos.

El Banco Crédito Provincial, el peor golpe

En 1911, las familias Falabella, Mendy, Mainero, Machi, Goenaga y Guzzetti fundaron el Banco de Crédito Provincial, el BCP, destinado a ser el más grande de los bancos platenses y el protagonista del más feroz y escandaloso de todos los derrumbes locales.

En los años de consolidación de la entidad, también pasaron por su directorio miembros de las familias Granitto, Daneri, Soncini, Betti, Luparia, Puyó, Ré y Rodrigo, entre otras. Pero en agosto de 1987 los platenses vendieron el banco y desembarcó la familia Trusso, con fuertes vínculos con la política y la Iglesia.

El jefe del clan, Francisco, había sido embajador ante el Vaticano durante el gobierno de Menem. Fueron sus hijos Francisco, Pablo y Miguel los que se hicieron cargo del manejo del BCP, junto con el empresario Renato Della Nogare.

Tras una década de un crecimiento vertiginoso que le imprimían los Trusso, el 20 de agosto de 1997 la Ciudad se vio conmovida por la noticia de que el BCP había sido suspendido por el Banco Central.

Fue el comienzo de un traumático proceso -que culminó en abril de 1999 con la quiebra de la entidad- y de un escándalo de proporciones descomunales.

Se abrieron causas penales en nuestra ciudad y en la capital federal por estafas y defraudaciones que fueron estimadas en 200 millones de dólares. El Central denunció el falso otorgamiento -a nombre de personas que no los pidieron ni los recibieron- de 21 mil créditos. Y la piedra angular del escándalo pasó por las operaciones off shore por las que se esfumaron íntegramente -porque esos depósitos, que iban a ser depositados en "paraísos fiscales", no figuraban en ningún documento del Banco- los ahorros de 200 familias conocidas de la Ciudad. El Arzobispado porteño denunció que 700 mil dólares que había depositado en el BCP habían "desaparecido" y en ese marco, un alto dignatario de la Iglesia, monseñor Toledo, estuvo unos días detenido.

Pablo Trusso estuvo unos meses preso. También estuvo detenido el único platense que había quedado en el directorio, Granitto. Della Nogare, prófugo hasta el 2000 cuando fue encontrado por Interpol en España, recuperó la libertad en 2002. Francisco Trusso (h) también estuvo prófugo y fue detenido en San Pablo en 1999. Sentenciado a ocho años de prisión, en 2005 le redujeron la condena a cinco años. De cualquier modo, estaba excarcelado desde 2003.

Para la economía de la Ciudad, la caída del BCP fue un golpe atroz. El banco tenía 71 sucursales; 1.000 empleados; 11.800 cuentas corrientes, 16.300 ahorristas en plazos fijos y 67.200 cajas de ahorro; depósitos totales por 410 millones de  dólares.

Durante las largas semanas en que los fondos estuvieron absolutamente congelados, quedaron atrapados unos 150 millones de dólares que pertenecían a platenses, incluidos fondos de numerosas empresas para pagar sueldos y el dinero "diario" de centenares de pequeños y medianos comercios, además de la plata de los ahorristas. Al mes y medio de la suspensión, empezaron a devolver 1.000 pesos por cuenta y por persona.

En el medio, en mayo de 1998, abrió sus puertas el Mercobank, con parte de los activos y los pasivos del BCP. Su directorio estaba conformado por economistas vinculados a la política (Horacio Liendo hijo, Adolfo Sturzenegger y Ricardo Gutiérrez, además del empresario italiano y fuerte acreedor del BCP Francesco Confuorti). Recién entonces, a nueve meses del cierre, los ahorristas que tenían fondos garantizados (hasta 10 mil ó 20 mil pesos según los plazos) pudieron reencontrarse con su dinero, en un cronograma de devolución que se extendió por tres meses.

Al resto de los medianos inversores el nuevo banco les ofreció reintegrarles el 60% a cambio de que mantuvieran el dinero colocado en la entidad. Un grupo de grandes empresas que tenía colocaciones superiores a los 500 mil dólares "salvó" esos fondos capitalizándolos en acciones del nuevo banco. El Mercobank fue desguazado dos años y medio después entre 10 bancos que se quedaron con las sucursales, clientes incluidos.

Municipal, el banco del Estado que quebró

Fundado cuando la Ciudad tenía apenas seis años, el 26 de octubre de 1898, a partir de una ley provincial que dispuso su creación, el Banco Municipal de La Plata fue primero un montepío -una institución de antigua raigambre europea de ayuda financiera a los sectores sociales más necesitados- y se convirtió a lo largo de décadas en un pilar para el desarrollo de los sectores productivos de la Región. Fue también motivo de orgullo de los platenses: el nuestro fue el único Estado municipal del país que tuvo banco propio.

El 7 de abril del 2003, sin embargo, sucedió lo increíble: un banco estatal "quebró". En busca de amortiguar el impacto político de la caída sobre la gestión del entonces intendente de la Ciudad, Julio Alak, el Central no lo liquidó y anunció
directamente la absorción del Banco Municipal por parte del Banco Provincia. Fue, sin embargo, un derrumbe de enorme impacto negativo sobre la Ciudad. La entidad tenía entonces 15 sucursales, 470 empleados, 10 mil clientes, 130 millones de pesos en depósitos y 108 millones colocados en préstamos. Ese desfasaje entre captación de fondos y créditos, y el hecho de que el 70% de los préstamos eran incobrables y habían sido otorgados sin garantías reales, fueron los factores centrales de una administración en los últimos años que provocó su caída, tras un siglo y cinco años de vida.

La Ciudad todavía paga las consecuencias: las cuotas de los 60 millones de pesos más intereses que hay que pagarle por el traspaso al Provincia, que además se quedó con todo el patrimonio del Municipal y sus depositantes y con los créditos “sanos” pero no, claro, con los incobrables.

El Banco Austral y Los Tilos, otros casos platenses

El Banco Austral fue creado en 1991 por el banquero uruguayo Carlos Ganduglia a partir de la compra de varias financieras, entre ellas una local de larga trayectoria, Finandoce. Por eso tuvo casa matriz en 59 entre 11 y 12 y sucursales en la capital federal. Existió apenas cuatro años. Quebró en 1995 y el Banco Central denunció a sus dueños por defraudación contra la entidad.

Tenía 350 ahorristas, de los cuales 200 eran platenses, que recobraron "en cuotas" su dinero recién a partir del 2001.

El Banco Los Tilos fue fundado en 1977, inicialmente como financiera, por la familia Maiocchi, tradicionalmente vinculada a la industria de la construcción. En 1998, sin traumas para sus ahorristas, la entidad fue comprada por el BBV Banco Francés.

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