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Joven |“verano del amor”

A medio siglo del boom psicodélico

En la temporada estival boreal de 1967, la ciudad de San Francisco fue epicentro de un estallido de música, color y lisergia que marcó para siempre la historia de la música popular

A medio siglo del boom psicodélico
16 de Junio de 2017 | 03:34
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Llegaron allí para escuchar música, consumir drogas psicodélicas, oponerse a la guerra de Vietnam y la forma tradicional de ver las cosas... o simplemente para escaparle al aburrimiento del verano. Al final, dejaron un legado imperecedero.

A partir del próximo 21 de junio comenzará a cumplirse el 50º aniversario del “Summer of Love”, el Verano del Amor estadounidense en el que multitudes de jóvenes invadieron San Francisco para sumarse a una revolución cultural.

Al rememorar esa temporada, Bob Weir, de los Grateful Dead, recuerda la explosión de creatividad surgida del resquebrajamiento de la sociedad y el “sueño americano”. Ese verano cambió la historia del rock and roll, señala, pero el episodio rebasó el mundo de la música.

“Había un espíritu especial en el aire”, dice Weir, quien desertó de la escuela secundaria y ayudó a fundar los legendarios Grateful Dead en 1965. “Pensamos que si muchos de nosotros nos juntábamos y poníamos el alma y el corazón en algo, lo podíamos hacer realidad”.

San Francisco, hoy un centro de alta tecnología que no tiene nada que ver con lo que era hace medio siglo, se toma el aniversario muy en serio. Decidida a atraer una gran cantidad de turistas y su dinero, la ciudad ha organizado exhibiciones en museos, festivales de cine y música y fiestas y encuentros asociados con ese verano. Los hoteles ofrecen descuentos y “cocktails psicodélicos”, un “bus del amor” y bolsos y bandas en vivo.

Incluso la oficina de turismo de la ciudad, que coordina los festejos, dice que se trata de “una celebración emocionante del evento cultural más importante en la historia de San Francisco”

Una cosa que está clara en Frisco es que lo que sucedió en los ‘60 no podría repetirse, básicamente porla “gentrificación” de la ciudad, donde los artistas no pueden pagar lo que cuestan las viviendas.

En el barrio Haight-Ashbury, el principal hervidero de la “contracultura”, el alquiler de un departamento de dos dormitorios cuesta hoy unos 5.000 dólares al mes; San Francisco sigue atrayendo a la gente joven, pero incluso quienes trabajan en Silicon Valley y ganan más de 100.000 dólares anuales se quejan del costo de vida.

A mediados de los años 60, los alquileres en Haight-Ashbury eran muy bajos, recuerda Weir, de 69 años: “eso atrajo a muchos artistas y bohemios en general, que se venían precisamente porque era barato”, señaló.

En esos años, Grateful Dead compartió una amplia vivienda victoriana en Ashbury Street. Janis Joplin vivía en la misma calle. Del otro lado de la calle estaba Joe McDonald, de la banda psicodélica Country Joe and the Fish.

Los Jefferson Airplane compraron una casa a pocas cuadras. en la Fulton Street, donde organizaban legendarias fiestas en las que pasaba de todo.

El año 1967 trajo consigo una extraordinaria cosecha de discos, verdaderas obras maestra de todos los tiempos: “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (Beatles), “The Doors” (Doors), “Are you experienced?” (Hendrix), “Forever changes” (Love), “The Velvet Underground & Nico” (VU), “Disraeli gears” (Cream), “Surrealistic Pillow” (Jefferson Airplane), “The piper at the gates of dawn” (Pink Floyd).

El propio George Harrison supo aparecer, guitarra en mano y con su novia de entonces Patty Boyd, en Haight-Ashbury para experimentar el auge del hippismo y sumarse al espíritu de fogón permanente.

“La música es lo que recuerda todo el mundo, pero pasaban muchas más cosas”, dice David Freiberg, de 75 años, cantante y bajista de Quicksilver Messenger Service, quien luego se unió a Jefferson Airplane: “había artistas, poetas, músicos, hermosos negocios de ropa y tiendas de alimentos hippies. Toda una comunidad”.

Las bandas se visitaban en sus casas y tocaban por la zona, a menudo en conciertos gratis en el Golden Gate Park y en el sector vecino conocido como el Panhandle. Su novedosa música electrónica inspirada en folk, jazz y blues pasó a ser conocida como el San Francisco Sound.

Muchas de las bandas más influyentes -Grateful Dead, Jefferson Airplane, Big Brother and the Holding Company con Janis Joplin- se dieron a conocer durante los tres días del Monterey Pop Festival.

“Toda la fantasía asociada al verano del 67 -la paz, la alegría, el amor, la no violencia, el llevar flores en la cabeza y la música fantástica- todo eso fue realidad en Monterey. Fue el éxtasis”, dijo Dennis McNally, publicista de los Greatful Dead.

La prensa prestó poca atención a la comunidad psicodélica de San Francisco hasta enero del 67, en que poetas y grupos musicales unieron fuerzas en el “Human Be-In”, un encuentro en el Golden Gate Park que sorpresivamente atrajo a unas 50 mil personas. Fue allí que el gurú de las drogas psicodélicas Timothy Leary se subió al escenario y exhortó a los jóvenes a emprender “viajes” psicodélicos y a darle la espalda al establishment, abandonando incluso los estudios.

“Cuando la prensa comenzó a hablar de esto, se disparó”, rememora McNally: “multitudes llegaron a Haight Street. Estudiantes de secundaria aburridos, o sea, todos, preguntaban ‘¿cómo hago para llegar a San Francisco?’”.

El verano del amor también tuvo su lado oscuro. Decenas de miles de jóvenes que buscaban el amor libre y drogas terminaron viviendo en las calles y mendigando comida. Los padres vinieron detrás de ellos, tratando de llevárselos de vuelta a sus casas. Hubo una epidemia de drogas psicodélicas tóxicas.

“Todos los tornillos sueltos del país se hicieron ver en San Francisco y se armó un gran lío”, dice Weir. Algunos dicen que fue el fin de una era, otros que cambió la historia.

“Creamos una visión del mundo”, afirma Country Joe McDonald, quien hoy tiene 75 años: “cada cosa que hicimos fue adaptada, incorporada a la cultura: actitudes de género, ecológicas, la invención del rock and roll”.

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