“Mujer Maravilla” ¿Sí o no?

SI

Mujeres al frente

“Mujer Maravilla” es (argüiblemente) la primera película encabezada por una superheroína de la historia, y asume el compromiso con autoconsciencia y orgullo. Diana es un torbellino de fuerza que arrasa con el inútil mundo varonil de la guerra y deja una serie de frases que pueden servir de inspiración a una generación para dejar de asociar lo femenino a lo débil, y quizás también a los jefes de los estudios para entender que una cinta sobre mujeres repartiendo a diestra y siniestra también puede ser exitosa.

Aventuras en la

Guerra Mundial

Después de tres aventuras oscuras y posmodernas, con dudas existenciales y ambigüedades morales, DC aliviana su tono con una aventura clásica, con guiños a Indiana Jones, alemanes como enemigos y hasta algo de humor. Bienvenido el cambio de paso.

Ritmo vErtigo

Esta decisión repercute en el ritmo del filme, mucho más vertiginoso y frontal que las anteriores entregas del universo heroico de DC: la trama es directa, con acción, un giro al final y no demasiada tela para cortar. Patty Jenkins, la directora, y los guionistas, confiaron en un regreso (parcial) a las formas clásicas del cine, para disfrutar a puro pochoclo.

Chris Pine

La gran estrella de la cinta es Chris Pine: lanzado en una película que referencia constantemente a los clásicos, consigue como los grandes actores dar vida a un personaje construido de manera prácticamente unidimensional, con pequeñas sutilezas del oficio y un magnetismo propio de las estrellas de otros tiempos.

El final

Quizás por eso el final (no lo adelantaremos) resulta tan emotivo para el espectador, dentro de una película que apenas había tocado teclas de emoción genuina en el espectador.

NO

PelIculas

de comitE

La corrección política se ha convertido en un golpe de marketing: “Mujer Maravilla” fue construida de modo demasiado consciente como la primera película con una heroína a la cabeza, y los pedidos de igualdad se insertan constantemente hasta empantanar la acción. No solo los referidos a la igualdad de género: también aparecen mensajes por la igualdad de raza y moralejas (¡esa voz en off que abre y cierra la película) que vuelven solemne y apesadumbrada una película cuya misión era ser burbujeante.

Historia remanida

El guión, además de estar recargado de líneas pavotas de esas que es imposible “actuar”, es frontal pero, quizás, demasiado: la historia termina traduciéndose en una batalla entre el bien y el mal (con el ya archiexplorado final donde todo estalla de manera sideral y confusa) a pesar de las largas explicaciones para forzar la idea de que la realidad es más compleja. Los chistes de Diana en su llegada a Londres recuerdan demasiado a los días de Thor en la Tierra. La banda de marginados es inyectada a presión en la película para cumplir con las nuevas normas de corrección política (ver punto 1): son personajes unidimensionales, sin relevancia alguna para la historia. Tampoco tiene un arco argumental interesante la propia protagonista de la cinta, cuyo pasaje de A a B no parece conducir a grandes transformaciones espirituales, más allá de volverla más poderosa por necesidad de la trama.

Decisiones

estEticas

Sorprende además que a pesar de tratarse de películas hechas con millones de dólares, los efectos especiales se han empobrecido y retornado a los días en que parecían videojuegos: los personajes realizan saltos de cien metros, pero parecen hombres y mujeres de goma. Realizan, además, piruetas evidentemente innecesarias en pleno combate, y las peleas son editadas mil veces hasta que agotan al espectador y transmiten una sensación de evidente falsedad, de falta de riesgo real. Y, en la misma tendencia que todo el cine de superhéroes, a esto se suma una estética grisácea, sin brío ni ideas visuales originales.

Gal Gadot

La actriz había entusiasmado con su picante aparición en “Batman v Superman”, pero a lo largo de más de dos horas revela su falta de formación actoral con demasiada “boquita” y “ceño fruncido”. Para colmo, por inexplicable decisión del guión, ella y buena parte de los personajes hablan en inglés (¡incluso los alemanes!) pero tienen que hacerlo como si no supieran hablar correctamente el idioma, es decir, con un ridículo acento que vuelve todo más ficticio. Todo entorpece la actuación de una Gadot que, al final del día, parece demasiado “modelito”: en la era del fitness, la “Mujer Maravilla” podría haber tenido un poco más de garra.

El final

El arco de Diana la lleva a enfrentar a su gran enemigo en el cierre. El giro es interesante, aunque invalida varios de los potenciales (y superficiales) debates del filme sobre la responsabilidad humana en las tragedias del mundo, pero es llevado a cabo con la misma falta de imaginación que todos los finales de todas las películas de superhéroes: grande, explosivo, confuso y tan abstracto que no parece haber demasiado en juego, en términos de riesgo, para el espectador o para Mujer Maravilla, apenas puesta a prueba. Todo estalla de manera soporífera y, “spoiler alert”, ganan los buenos.