En Matemática, los alumnos secundarios platenses están entre los peores del país

Se conocieron los resultados platenses de la evaluación Aprender 2016. Son malos. Se sabía. Pero un segmento de la prueba destaca sobre el resto: casi el 80% de los alumnos secundarios de escuelas públicas tuvo un desempeño “básico” o “por debajo del básico” en Matemática, niveles que denotan “problemas serios de conocimientos”. Incluso en los colegios privados, donde el rendimiento general mejora ostensiblemente, apenas 4 de cada 10 estudiantes del nivel medio alcanzaron el “satisfactorio”.

Para evaluar el desempeño se establecieron cuatro estamentos, los mencionados “por debajo del básico”, “básico” y “satisfactorio”, y el “avanzado”.

Es de destacar que un 80% de alumnos secundarios en esos niveles de Matemática supera la media nacional (70%) e iguala a Tucumán, la provincia con peores resultados del país. Y hay más. Del total de adolescentes cuyo desempeño fue “básico” o “por debajo del básico”, en este último escalón se ubicó casi la mitad (49,39%).

En Lengua, un 43,67% de secundarios llega a “satisfactorio”, mientras que el 49,88% sólo alcanza un desempeño “básico” (26,94%) o “por debajo del básico” (22,94%). Apenas 6,45% logra el nivel “avanzado”.

El temor de los jóvenes que siguen estudios superiores a las carreras basadas en ciencias exactas -puras o aplicadas- y su vuelco casi masivo, año tras año, por disciplinas sociales, tiene aquí una causa concreta, por fin mensurable, al igual que la problemática para leer y escribir correctamente y para comprender textos de quienes llegan a las facultades.

Con estos datos en la mano, se entiende menos aún que entre las numerosas orientaciones que existen en la secundaria no haya una específica en ciencias exactas. “Aunque el problema es cómo se enseña Matemática en todos los niveles”, hacen notar los expertos.

En el nivel primario, tanto en Lengua como en Matemática, sólo entre un 35 y un 36% de los niños alcanzó nivel “satisfactorio”.

Vale aclarar que sólo se tiene acceso a los resultados globales por ciudad. Si bien cada escuela recibe en sobre cerrado los propios, públicamente no es posible conocerlos porque el artículo 97 de la ley de educación nacional 26.206/2006 dice que “la política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los alumnos, docentes e instituciones a fin de evitar cualquier forma de estigmatización, en el marco de la legislación vigente en la materia”.

Ahora bien, los números puros y duros expresan un sinfín de situaciones que “deben servir de base para actuar, para tomar decisiones políticas, si no, se desperdiciará una información muy valiosa”, indicaron en el Observatorio de Calidad Educativa bonaerense, que realizó un pormenorizado informe a partir de los resultados.

jardin y pobreza

“Sosteniendo” la diferencia de desempeño entre colegios privados y públicos (ver gráficos) aparecen dos elementos clave que demuestran que “la cosa” no pasa, en absoluto, por el nivel de enseñanza o de los docentes. La condición social (el análisis divide en clases alta, media y baja) y el tiempo de asistencia al nivel inicial (tres, dos, una o ninguna sala de jardín de infantes) tienen un correlato directo con el desempeño en la evaluación, tanto en primaria como en secundaria. Y son los establecimientos públicos los que reciben a la población más vulnerable y con menor o nulo paso por el jardín, luego del corrimiento masivo de la clase media al sector privado tras la reforma educativa implementada a mediados de los noventa.

“La ley de educación bonaerense sancionada en 2007 establece que la educación es obligatoria en todo el territorio provincial desde los 4 años, pero esto no funciona así en la práctica”, subrayó el concejal platense y director del Observatorio de Calidad Educativa, Luciano Sanguinetti, quien puntualizó que en la Ciudad “casi la mitad de los niños de entre 3 y 5 años, 32 mil de acuerdo al relevamiento de la asociación civil Compromiso Educativo, no tiene vacante en los jardines públicos”.

“Es por eso -añadió Sanguinetti- que hay muchos niños que llegan a primer grado de primaria sin pasar por un jardín de infantes”, un número que crece en forma sustancial si se le suma el de los pequeños que -en pleno siglo XXI- empiezan la escuela con un solo año de nivel inicial y, generalmente, en un aula superpoblada.

En el Observatorio apuntaron que el operativo Aprender “permite practicar lo que llamamos prospectiva educativa. Es decir, intervenir planificando el sistema, impulsando políticas que actúan en la base, al menos en la base de algunos de los problemas”.

“Para el caso de La Plata -dice el ex decano de la UNLP- es evidente que tenemos que ensanchar la base del sistema ampliando la cobertura en educación inicial, como surge del diagnostico que realizó Compromiso Educativo. Más todavía si, como demuestra el informe del Observatorio, el nivel inicial es donde más ha crecido la oferta privada, que hoy tiene el 50% de la matrícula. Si la prueba nos demuestra que los niños y niñas que tienen mejor desempeño en sus trayectorias escolares son los que se han escolarizado más tempranamente, ampliar la oferta en jardines de infantes es clave. Para el año próximo deberíamos contar con una oferta de, al menos, 1.500 vacantes nuevas, lo cual implica crear 50 aulas más en los jardines ya existentes”.

La condición social y la asistencia al jardín tienen correlato directo con el desempeño en la evaluación, tanto en primaria como en secundaria. Son factores clave en la diferencia entre escuelas públicas y privadas.

Cifras más que elocuentes. Hay 20 puntos porcentuales de diferencia entre los resultados logrados en Lengua por chicos que fueron al jardín de infantes y quienes no lo hicieron. El 51% de los que no pasaron por un jardín están en el nivel “básico/por debajo del básico” frente al 31% de los que sí concurrieron. En tanto, el 68,5% de los alumnos con educación inicial logró el nivel “satisfactorio/avanzado” ante un 48% de los que ingresaron a la primaria sin formación previa.

Luego, como se dijo, hay que resaltar el factor social. También tomando Lengua como parámetro, casi 9 de cada 10 niños y jóvenes de clase alta tuvieron desempeño “satisfactorio/avanzado” frente al 67% de clase media y el 50% de clase baja.

“Si la pobreza estructural sube de 30 a 48% en los chicos de 0 a 15 años, la oferta de jardines maternales públicos municipales podría ser otra iniciativa positiva. Que las mamás puedan escolarizar a sus hijos lo más tempranamente posible redunda en beneficios, salud y educación. Ahí van juntos, porque en la pobreza extrema tenemos que ayudar no sólo a los niños, sino también a las madres y padres a crecer junto a sus hijos”, dice el director del Observatorio de Calidad Educativa.

Y propone: “La prueba pone en evidencia dificultades que superan el trabajo de una docente frente a casi 40 alumnos. Por ello vemos como un complemento provechoso armar una red de tutores articulada con la Universidad, que pueda dar apoyo a niños y maestras”.