Un expediente que se va y un Papa que no viene

Por : Alejandro Castañeda 
Periodista y critico de cine 
Mail: afcastab@gmail.com

Que la vida y esta Tierra en la que habitamos está llana de misterios, no es ninguna novedad. Los hay de todo tipo. Incluso, hay misterios celestiales y también hay misterios terrenales. De ellos, especificamente, se trata esta columna.

MISTERIOS CELESTIALES

El ejemplo de “Gambetita” Latorre hace escuela. El Papa vendrá el año que viene a peregrinar por el sur. Pero gambeteará el territorio nacional.

No quiere mezclarse con paisanos alborotados. Nada del sumo Pontífice asomará por aquí. Ni una puntita, como pedía Diego. Cuando Bergoglio jugaba de local, era una cosa. Pero el Papa futbolero tomó nota de por aquí los visitantes están prohibidos.

Francisco -que sigue viajando con su pasaporte “argento”- sabe reconocer el poder simbólico de las fronteras, aunque su reinado no tenga bandera, ni aduana. La Iglesia se hizo viajera para seguir bien de cerca a su rebaño y revalidar títulos y clientela.

Para algunos, Bergoglio ha ido demasiado lejos con sus precauciones.

El temor a pisar tierra natal parece ser parte de su dogma. De entrada nomas ya había advertido que lo de volver al pago no estaba en sus oraciones. Temía ser usado -decían en Roma- por los políticos, aunque llegó al trono después de varias primarias y reñidos acuerdos.

De a poco, administrando invitaciones y sonrisas, fue estableciendo un mapa de preferencias que dejaron desairado al triunfante macrismo y acabó poniendo a la Argentina entre la lista de destinos prohibidos.

¿Creerá que no necesitamos sus bendiciones? ¿O sabe que las necesitamos tanto que será imposible complacernos?

No ignora que hasta sus mínimos gestos admiten interpretaciones sesgadas desde ambos lados de una grieta que Roma ayuda a sostener. Los muchachos cristinistas lo usan como amuleto y aliado. Y los del PRO no saben si enojarse, resignarse o ir a misa.

Y pese a que en sus viajes ha enfrentado comarcas explosivas, pese que no le sacó al cuerpo a territorios hostiles y peligrosos, su coraje todavía no alcanza para animarse a peregrinar por estos lados.

La grey católica lo espera en años pares, porque sabe que en los impares, con elecciones en la puerta, hasta un Tedeum puede ser capcioso. Pero Francisco no desconoce que la realidad terrestre por estos lados es muy expresiva. Par o impar. No viene y ese es por ahora el único anuncio de un Papa que se conforma con espiarnos desde los alrededores. Cuando se vaya Macri, vendrá, dicen los que creen que con su empecinamiento está ayudando a que ese deseo se vaya haciendo realidad. Siempre renegó de la Casa Rosada. A Cristina le mostró la sonrisa cuando dejó la cadena nacional. Y a Macri lo trataba bien hasta que se calzó la banda presidencial. La Iglesia siempre necesitó de los perdedores. El reino de los cielos ha sido prometido a los desposeídos. Un lugar que estará muy concurrido. Aquí, la cosa está tan brava que hasta el Pontífice más corajudo arruga antes de tocar Ezeiza.

Probará un poco de Chile y otro poco de Perú y dejará para la próxima visita a Uruguay y Paraguay, abrazando de manera alegórica a un país tan arisco e ingobernable que invita a asomarnos y no a visitarlo. Francisco sabe que Argentina a esta altura no precisa bendiciones sino milagros. Y seguro que en la juguetería del Vaticano le estará armando un presente a un país que ha ido perdiendo futuro.

Como las hinchadas, Francisco se hace pasar por neutral para ir a la tribuna de los visitantes. Y sus ademanes le hacen el juego a las entretelas de un acontecer político con muchos arrodillados y pocos angelitos. No viene, pero siempre está presente. Rosarios, bendiciones y apretones de mano son mensajes sutiles que hay que decodificar. La Iglesia, a la hora de jugar, siempre eligió la mancha y la escondida.

MISTERIOS TERRENALES

Alguna vez glosamos que La Plata era una ciudad sin misterios. Ni los tuneleros que cada tanto reaparecen pueden obtener un hallazgo recóndito. ¿Habrá algún arcano valioso en las profundidades de la Ciudad? Los excavadores, que buscan tierra adentro las sorpresas que no pueden encontrar en el afuera, jamás imaginaron que en la fiscalía de Fernando Cartasegna lo estaban esperando varios misterios. La calle 8 siempre fue amena. Pero esto le dio otros aires. El lugar parece tierra encantada y hasta la directora de Turismo, con poco para mostrar, está pensando en ofrecer una recorrida medio espeluznante por una dependencia que con sus novedades propone una versión entretenida de la justicia.

Expedientes que se van y vuelven, ataques extraños, fotocopiadoras que andan fuera de horario, peritajes desconfiados, panfletos de entrecasa, todos estos ingredientes han ido matizando los contornos de una oficina recargada de imaginación y suspenso, con algo de Hitchcock y algo de Harry Potter. A esta altura, la Fiscalía de Cartasegna necesita más exorcismos que allanamientos.

La Fiscalía de Cartasegna a esta altura necesita más exorcismos que allanamientos

Francisco no viene. El Papa futbolero tomó nota de por aquí los visitantes están prohibidos