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Xul Solar: siempre en la vanguardia

Más de 180 obras expuestas estos días en el Museo Nacional de Bellas Artes. El hombre “versado en todas las disciplinas”. Pintor, músico, creador de idiomas. El insólito robo de uno de sus cuadros en nuestra ciudad

Xul Solar: siempre en la vanguardia

Por MARCELO ORTALE

4 de Junio de 2017 | 07:49
Edición impresa

Hasta mediados de este mes cualquiera puede ver en el Museo Nacional de Bellas Artes, con entrada gratis, más de 180 obras entre acuarelas, témperas, máscaras, objetos, manuscritos y documentos de Xul Solar, el más vanguardista de los creadores argentinos del siglo XX. A poco de ingresar, el visitante podrá ver la carta astral hecha por el artista, en una muy cuidada exposición que reúne trabajos pertenecientes a la Fundación Pan Klub-Museo Xul Solar, al Museo Nacional de Bellas Artes y a colecciones particulares.

“Hombre versado en todas las disciplinas, curioso de todos los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de mitologías, huésped de infiernos y de cielos, autor panajedrecista y astrólogo perfecto en la indulgente ironía y en la generosa amistad, Xul Solar es uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época”, dijo Borges.

Pintor, músico, astrólogo, músico, lingüista, ensayista, filósofo, en todos esos campos se destacó, porque se dedicó básicamente a lo largo de su vida a inventar y reinventar, a darle salida a su volcánico talento. Viajó al Tibet, vivió doce años entre París, Florencia, Milán, Munich y otros centros culturales europeos. Se hizo amigo de grandes intelectuales, con quienes ahondó su sabiduría. Compartió largas horas de trabajo pictórico con Emilio Pettoruti. Fue amigo, luego se distanció y más tarde volvió a amistarse con Borges, que escribió mucho sobre él.

Hombre de nuestro Delta, Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, más conocido como Xul Solar, nació en San Fernando en diciembre de 1887 y murió en el Tigre en 1963. Unos años después, en el Suplemento Literario de El DIA del 13 de enero de 1980 se publicó una página entera dedicada al artista, titulada “Xul Solar, traductor de arcanos y demiurgos”.

Allí se preguntaba el anónimo cronista: “¿Cómo definir una personalidad como la de Xul Solar? Los dominios de su mente se extendieron en varios campos y contemporizaron con las disciplinas más diversas. Pintor, vanguardista, lingüista, inventor, astrólogo, místico, vidente y muchas cosas más, se permitió indagar en ese interregno de la filosofía peculiar, ocultista, fundada en una percepción ampliada de la realidad, demostrando que en dicho sistema de pensamiento hay una continuidad no exenta de coherencia”.

El artículo refleja, a continuación, esta pequeña autobiografía escrita por el propio Xul Solar. Dice así: “Soy campeón del mundo de un juego que nadie conoce todavía: el panajedrez; soy maestro de una grafía musical que permitirá que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy director de un teatro que todavía no funciona. Soy creador de un idioma universal: la panlengua, sobre bases numéricas y astrológicas que contribuirá a que los pueblos se conozcan mejor. Soy creador de doce técnicas pictóricas, algunas de índole surrealista y otras que llevan al lienzo el mundo sensorio, emocional, que produce en el escucha una audiencia musical. Soy creador de una lengua para la América latina: el neocriollo, con palabras, sílabas, raíces de las dos lenguas dominantes: el castellano y el portugués; exégeta de doce religiones y filosofías que nadie escucha”.

El cronista de EL DIA señala luego que la personalidad de Xul Solar, desde el sólo punto de vista literario, es comparable a las de Jacobo Fijman, Oliverio Girondo o Macedonio Fernández, para luego reproducir –a toda página- un trabajo de Xul Solar escrito en su lengua inventada, el neocriollo.

El primer párrafo transcripto por el Suplemento Literario de este diario dice así: “Es un hades fluido, caso vapor, sin cielo, sin suelo, rufo, color en ojos cerrados so el sol, agitado en endotempestá, vórtices, ondas y hervor. En sus grumos i espumas dismultitú omes flotan, pasivue, distellan, hai también solos, mayores, pejoides y per luzem suavue. Se transpuvén fantas mue las casas i gente i suelo de una ciudad sólda terri, sin ningún rapor con este hades qes aora lo real. Toda esta región rufa densa monótona redor gran hueco ho valle sin fondo, de aire azul gris do floto en vientos oscuros con polvareda gente, i otros omes solo ovoides i globoides. Aqi se flota más upa”

En cuanto al párrafo autobiográfico antes copiado, cabría señalar que a todo lo que menciona Xul Solar se lo puede encontrar ahora expuesto como obra concreta, ya sea como cuadro, objeto o documento en la exposición del Museo Nacional de Bellas Artes. Habla del “panajedrez” y allí está el tablero construido por él, que combina ajedrez con astrología. El juego se completaba con las cartas del tarot modificadas.

Habla de sus inventos musicales y allí está expuesto el piano construido por Xul Solar, sus teclas de madera pintadas con distintos colores, en tres teclados superpuestos. Sostenía que el piano tradicional era muy ancho, por eso lo redujo a tres filas de teclas, con colores y relieves diferentes. Los visitantes en el Museo –que son muchos más de los que uno podría suponer- se quedan fascinados ante el piano y se van todos con las ganas de averiguar su sonido.

TESTIMONIOS

Leopoldo Marechal, autor de una de las más maravillosas novelas argentinas –”Adan Buenosayres”- incorporó como personaje al astrónomo Schultze, en alusión a su admirado Xul Solar. En un pasaje de la obra, un personaje interpela a este hombre sabio: “Usted anda innovándolo todo -le advirtió-. Primero el idioma de los argentinos, después la etnografía nacional, ahora la música. ¡Ojo! Ya lo veo con una llave inglesa en la mano, queriendo aflojar los bulones del Sistema Solar”.

Un Borges casi deslumbrado dijo en una conferencia brindada en 1965 en la sala Proar: “La mayoría de la gente vive, vivimos aceptando la realidad y Xul, en cambio, no aceptaba la realidad. Xul creía que la Creación no era algo que había ocurrido una vez en el primer capítulo del Génesis, sino que la Creación continuaba continuamente. En esto estaba de acuerdo, creo, con los teólogos. Recuerdo aquella parábola judía en la que alguien dice ‘si Dios dejara de pensar en mi un solo instante-salvo que para Dios no es instante sino la eternidad- yo caería hecho polvo’. Y Xul creía que nuestro deber era modificar y, desde luego, mejorar ad infinitum la realidad”.

“Y así cuando pienso en Xul me parece estar viéndolo. Yo recuerdo en él una expresión de ligero estupor, el estupor del hombre ante el universo y también, pero eso estaba en su sonrisa quizás más que en los ojos, una expresión de incredulidad. Esto me hace recordar aquello de Aristóteles de que del asombro nace la filosofía y recuerdo lo que decía William James, que él siendo joven se pasaba a veces la noche sin dormir, pensando ¿pero qué es todo esto?, ¿qué es el universo?, ¿qué es el tiempo?, ¿Quién soy?, ¿para qué todo este vasto aparato de planetas, de estrellas? Stevenson también dijo que si un chico en la oscuridad se imaginara su propio cuerpo podía ponerse a llorar de miedo. Y luego Stevenson enumera también lo curioso del hecho de que nosotros nacemos, vivimos, nos morimos, concluimos siendo memoria y finalmente olvido. Pero, pues todo esto lo sentía profundamente Xul Solar, pero él no estaba detenido en el asombro, el creía que todo esto podíamos reformarlo, que no había razón alguna para que no modificáramos el universo...”

XUL SOLAR Y LA PLATA

Se jugaba el Mundial de Fútbol de 2010 en Sudáfrica y un delincuente arropado y con anteojos oscuros –detectado luego por las cámaras de seguridad- aprovechó un gol de Heinze para robarse de la sala de exposición del Teatro Argentino de nuestra ciudad, en cuestión de segundos, un Xul Solar auténtico, de gran valor, titulado “Palacios en Bria”. Lo desmontó en el baño del teatro y huyó tranquilamente durante el debut de la selección que dirigía Maradona, en el partido contra Nigeria.

“El horario del partido que jugó la selección nacional “es mera coincidencia”, dijo un especialista en arte que entiende que los guardias estaban atentos al desempeño de los hombres de Maradona”, expresaba la crónica.

No sólo los custodios seguían el partido por televisión. Lo seguía toda la ciudad, cuenta el cronista policial de El Día. “Las cámaras de seguridad dan cuentas de un sujeto pertrechado con abrigo y anteojos negros que sólo de limitó a decir “good morning” en dos oportunidades, al entrar y salir” dice del desconocido ladrón. Xul Solar había pintado ese cuadro –que hasta ahora no fue hallado- en 1932.

Acaso, si Xul Solar se hubiera enterado de este robo de una de sus obras y se le hubiera pedido un comentario sobre esa pérdida, podrían servir estas palabras escritas por él en 1910, es decir, exactamente cien años antes: “Oh, ¿qué manos, qué llamadas me llevarán al aire puro, al sol radioso y al satisfecho mediodía? En esta lucha angustiosa me haré veterano; con mis manos, mis ojos y oídos ávidos, con mi ardiente e hirviente cerebro encontraré el camino; si no lo hay, si no hay país sin angustia para mi, todo yo, dentro de mis pensamientos, para mis hermanos, me haré un mundo!”.

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