“La mejor escuela es la del barrio”, dicen en la Primaria 60, a horas de sus bodas de oro

“Hace 50 años comenzaba a funcionar, en la calle 515 y 2 bis, la flamante Escuela 60, construida por triple consorcio formado por la dirección general de Escuelas, el diario EL DIA y una comisión representativa del barrio”.

Así comienza la primera nota del primer diario de la Primaria 60 de Ringuelet, realizado íntegramente por los alumnos de 6º grado y su maestra, Malena Chaulet. “Ya en febrero, cuando hicimos la planificación, pensamos las actividades de este año en torno al cincuentenario de la escuela. Y hacer un diario, algo palpable, movilizó muchísimo a los chicos. Además permitió trabajar todo. Lectura, escritura, investigación, entrevista, inglés (hay un crucigrama en ese idioma), artística (está la letra de dos canciones que los niños y niñas compusieron para la ocasión)”, resalta la docente en la biblioteca.

Es viernes. No hay clases por perfeccionamiento docente. Pero la Primaria 60 está a tope. Desde la directora, Graciela Tillería, hasta padres y hermanos de alumnos trabajan para dejar todo listo con vistas a la gran fiesta del martes 4 de julio.

Los estudiantes “grandes” pintan un hermoso mural en el frente del edificio. Un edificio que nació y creció merced al empuje de los vecinos. Y hasta hoy, la 60 conserva algo de aquel fundacional 1967, una época en la cual “la escuela era la del barrio y la del barrio era la mejor”. Por ejemplo, a Leonela Macarena Quiroga, alumna de 1º grado, todos los días le cocina su abuela, Teresa Valeria Martínez, desde el año 2000 auxiliar del establecimiento en el cual ella y todos sus hijos cursaron la primaria.

LA ESCUELA, MI HOGAR

“Yo iba a otro colegio. Pero recuerdo que mi papá y mi hermano formaban parte del grupo de vecinos que, junto al diario y las autoridades de Educación, fueron artífices de la construcción de la escuela”, rememora Teresa, quien detalla que “el 4 de julio de 1967, día de la inauguración, ya estaba acá cursando 2º grado superior. En ese momento era un lugar más pequeño. Tenía un salón para la dirección, cuatro aulas, dos baños y una cocina chiquita”.

La directora era Amanda de Gutiérrez, señala, y subraya que “luego ocupó ese cargo, durante 17 años, Griselda de los Santos, quien se jubiló aquí y logró que la escuela fuese de jornada completa”.

Teresa realza que había un club de madres que les cocinaba, y que “una mamá iba todos los días a la casa de una familia que tenía naranjos y nos traía frutas para el postre”. También recuerda las “kermeses para juntar dinero”, la leche con chocolate que les servían “en el terreno de enfrente”, los vecinos que colaboraban siempre con la escuela... “Era el centro de la vida del barrio”, define.

Juliana (34) es una de las tres hijas de Teresa que fueron a la 60. También lo hicieron sus hermanas Romina y Camila. Juliana es la madre de Leonela, la actual alumna de 1º grado que recorre la biblioteca con su guardapolvo blanquísimo y toda su simpatía a cuestas.

“Tengo muy lindos recuerdos. Siempre ha venido gente del barrio acá. Nacimos y crecimos acá, de modo que el sentimiento es muy grande. Queremos lo mejor para la escuela. Por algo mando a mi hija”, dice Juliana entre risas.

Leonela no quiere faltar nunca. ¿Por qué? “Me gusta la escuela. Tengo muchos amigos. La señorita es buena. Acá estoy feliz”, dice la niña. Y lo dice todo.

Jorge Concistre, un maestro que “movilizó la construcción de la escuela”, suma su nombre en la historia de la Primaria 60 al de Hugo Stunz, nombre del establecimiento educativo en homenaje a quien “donó los terrenos”, cuentan los chicos de 6º grado desde su diario.

Graciela, la directora, resalta que “este año se ha trabajado muchísimo. El cincuentenario fue muy movilizador, pero también ello fue posible porque hay un grupo de docentes y auxiliares muy comprometidos”.

Dicen que la mejor escuela es la del barrio. La falta de planificación y los cambios de sistemas hicieron que esa realidad se perdiera para miles y miles de chicos y chicas. Pero en Ringuelet trabajan cada día para recuperar aquella escuela que Teresa, recordando su niñez, definió como “el centro de todo”.

El martes hay fiesta en 5 bis y 515.