El “ojo seco”, un mal que ahora golpea a los chicos

Si bien antes era un problema típico de adultos, sobre todo de personas que con exigencias laborales, de un tiempo a esta parte se convirtió en un mal característico de estos tiempos y con víctimas cada vez más jóvenes. El “ojo seco”, de él hablamos, es una enfermedad causada por la poca o mala calidad de lágrimas que alcanzó una frecuencia impensada años atrás debido a la contaminación ambiental y, sobre todo, a la elevada cantidad de horas que pasamos frente a las pantallas.

“Hace 20 años en el consultorio se observaba un caso en forma esporádica; hoy es habitual y con pacientes cada día más jóvenes”, afirman los oftalmólogos, quienes no dudan en atribuir este incremento de casos a la constante exposición a las pantallas de celulares, computadoras, tablets y demás aparatos electrónicos que actualmente ofrece la tecnología. También, tiempo atrás, comenzaba a aparecer en personas que tenían cerca de 40 años, y ahora se observa en pacientes que tienen la mitad de esa edad y en chicos y preadolescentes que tampoco pueden escapar a los síntomas.

“El ojo seco es una enfermedad multicausal que se traduce en distintos síntomas como la sensación de un cuerpo extraño en el ojo, ardor, picazón, fotofobia, inflamación ocular, entre otros”, explica la médica oftalmóloga Ana María Heidenreich. Los especialistas estiman que cerca del 40% de las consultas oftalmológicas son por ojo seco, “una condición que es difícil de identificar por el paciente debido a que sus síntomas se confunden fácilmente con otros problemas”, indicó la especialista.

Las causas del “ojo seco” son, como se dijo, varias. En los adultos forma parte del deterioro natural de las funciones del cuerpo, sobre todo después de los 65 años. En las mujeres, que son las más perjudicadas, los desencadenantes suelen ser los cambios hormonales relacionados con el embarazo, los anticonceptivos orales y, principalmente, el climaterio. Hay otros factores que conducen a este síndrome como por ejemplo el uso de lentes de contacto.

“Hace 20 años en el consultorio se observaba un caso en forma esporádica; hoy es habitual y con pacientes cada día más jóvenes”

Para diagnosticar este mal, que también se conoce como “síndrome visual informático”, los expertos realizan un cuestionario estándar. Se pregunta por ejemplo si se borran las letras en la pantalla de la computadora mientras uno trabaja; si se lagrimea o se siente dolor en los ojos; si se tiene la sensación de un cuerpo extraño como arenilla en el ojo o, si al levantar la vista, cuesta enfocar a lo lejos.

“Lo que vemos en el consultorio es que cada vez es más frecuente la patología, y esto está vinculado a la polución ambiental y a la cantidad de horas que las personas pasan frente a las pantallas”, señaló Heidenreich. Mas allá de las causas ambientales, existen otros factores como la edad del paciente (la cantidad de lágrimas decrece naturalmente con los años); el uso de determinados medicamentos como antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes y descongestivos y ciertas enfermedades sistémicas como la artritis, el lupus o alergias y enfermedades de la piel y el uso de lentes de contacto.

“Existen tres grados de la enfermedad: en el leve generalmente pasa desapercibido por quien lo sufre y los signos y síntomas se disparan ante factores de ambiente como lugares cerrados, uso de monitores, humo o aire acondicionado”, explica por su parte el oftalmólogo Alejandro Aguilar. Y agrega: “Los pacientes con grado moderado presenta signos y síntomas espontáneos sin que medien los disparadores antes mencionados, mientras que los que padecen la patología en grado grave poseen generalmente lesiones en la superficie ocular y tiene signos y síntomas constantes si no es tratado”.

Según la Sociedad Argentina de Superficie Ocular (SASO), en tanto, se estima que unas 14 millones de persona en Argentina sufren de sequedad ocular.

Un dato alentador es que la consulta temprana con el especialista ayuda a detectar en forma preventiva los casos de glaucoma, una enfermedad que daña progresivamente al nervio óptico y produce una gradual pérdida de la visión. “Esto genera una conciencia de prevención y se evita, en cierto grado, el aumento de la tasa de ceguera”, destacan los expertos.

“El ojo seco afecta la calidad de vida de las personas en lo cotidiano, en lo social y en lo laboral -apunta Aguilar-. Las manifestaciones de la sequedad ocular producen alteraciones en la visión que se traducen en cansancio visual, imposibilidad de fijar la visión, dificultades en la lectura, en el uso de computadoras y monitores, y en la concentración. Por eso es fundamental hacer la consulta ni bien aparecen los primeros síntomas”.