En otro brutal asalto a quinteros, una banda se llevó 80 mil pesos

El festival fue para los ladrones. Varios casos delictivos golpearon a la ciudad y los alrededores en las últimas 24 horas, con protagonistas distintos aunque siempre con el común denominador de la violencia. A una familia de quinteros de Olmos les sacaron todos los ahorros; a una mujer de Tolosa la castigaron con brutalidad; en Villa Castells se metieron en una casa a culatazos; en Ensenada sorprendieron a un matrimonio que dormía y en barrio Hipódromo se llevaron lo que pudieron (ver página 21). Además, atacaron en una panadería de 2 y 43 y en un local de 6 y diagonal 74, entre otros comercios.

En una modalidad que se repite aisladamente, pero que se destaca por la virulencia con la que sucede -este año mataron a un hombre en una secuencia parecida-, el martes a la noche redujeron a una familia de agricultores de ruta 36 y 80.

Según reconstruyeron fuentes en el lugar, eran cerca de las 20 cuando cuatro delincuentes llegaron hasta el ingreso de esa quinta. Del grupo destacó uno que “tenía puesto un chaleco antibalas como el de la policía”, señalaron voceros oficiales.

A punta de armas, los intrusos redujeron a por lo menos un joven de 28 años, aunque posiblemente se hayan cruzado con algún otro miembro de la familia que trabaja en esos invernaderos. Las amenazas reclamando dinero nunca se interrumpieron.

Unos 80 mil pesos conformaron la parte fuerte del botín, más dos teléfonos y un televisor, de acuerdo a la enumeración de los informantes del caso, quienes además dijeron que al quintero boliviano no lo lastimaron.

Se desconoce cómo se fueron y llegaron los delincuentes. La investigación comenzó poco después y por el momento no hay detenidos.

Este medio no logró contactar a ninguno de los trabajadores de ese predio. Un hombre que vive en la zona, sin haber sido asaltado de esta manera nunca, admitió que “esto suele pasar” en las quintas de la periferia.

antecedentes

Cada vez que un episodio de esta naturaleza golpea en la Región, se destaca por la violencia que los ladrones despliegan. Un caso extremo se vivió en abril de este año en Abasto, cuando mataron a un hombre de 32 años.

Aquello ocurrió en 200 y 513, donde todavía abundan las chacras, las quintas, los invernaderos y las calles de barro. Una banda llegó hasta ese lugar y amenazó a todos con armas.

“Salí José”, le gritaron a la víctima los delincuentes en pleno robo. Para esa altura ya había sido reducida el resto de la familia, y los asaltantes tenían lo que habían ido a buscar.

Los seis asaltantes voltearon abajo una puerta y acribillaron al hombre. La presunción es que lo mataron para que no los denunciara, porque los habría reconocido.

Otro caso brutal se dio hace solamente un mes en 52 y 175 de Olmos. Las víctimas fueron dos hermanos de 20 y 28 años, en el lugar donde realizan tareas como peones. Tres delincuentes encapuchados y, con un arma de fuego cada uno, irrumpieron en la precaria construcción de madera, tras abrir la puerta a patadas.

Los ladrones se apoderaron de cinco mil pesos, celulares y varias pertenencias de valor. A los jóvenes los sometieron en el piso con culatazos y puntapiés en las cabezas y las caras: terminaron en el hospital.