Un restaurante y una institución, en pelea legal por el uso de un nombre

La Justicia de Faltas local sancionó a un emprendimiento gastronómico de la zona de plaza Tacuarí por “publicidad engañosa”, y lo condenó a pagar una multa de 500 mil pesos por actuar “en perjuicio de una entidad sin fines de lucro”. La pena, que fue apelada por la parte demandada y ahora tramita en la Justicia ordinaria, recayó sobre el Restaurante “Centro Vasco”, de 58 ente 11 y 12, por utilizar ese nombre “sin autorización” del Centro Basko Euzko Etxea, con sede en 14 y 58.

La denuncia que culminó en el fallo de Dante Rusconi, titular del juzgado de Defensa del Consumidor municipal, fue formulada años atrás por medio centenar de socios de la institución de calle 14 contra el bistró situado entre 11 y 12, al que se ordena dar a publicidad que no tiene autorización ni conexión alguna con la entidad euskera fundada en 1944, cuyos integrantes y directivos afirmaron sentirse “agraviados por la apropiación simbólica y material del nombre de su Centro para fines comerciales”.

En sus fundamentos, el magistrado afirma que “el sancionado violó el deber de información, al publicar y exponer información publicitaria engañosa” dirigida a los vecinos de la Ciudad, “en relación con la identidad y ubicación del Restaurante Centro Vasco”.

Cuestion “institucional”

“No estamos ante un tema comercial sino institucional” explica Javier Lúa, presidente del Centro Basko: “y en la práctica también tiene consecuencias; el otro día llamó a la sede la mamá de un chico del equipo de fútbol para ciegos, desesperada preguntando por él, y no estaba. Resultó que el taxista lo había dejado en el otro local”.

“También nos pasa que nos desencontramos con gente que pregunta por nosotros allá, y les dicen que no estamos” agrega el dirigente, “o que nos cuenta cosas del menú de ‘la nueva sucursal’”.

“El Centro no otorga una concesión sino que alquila el salón de la planta baja para el uso que le quiera dar el locatario” precisa Clúa: “el gerente del restaurante denunciado fue nuestro inquilino, y en determinado momento no se llegó a un acuerdo para la renovación del contrato, por lo que el vínculo terminó”.

Desde su página de facebook, el Restaurante Centro Vasco hace hincapié en el lema publicitario “nuevo lugar, misma tradición”, y se presenta como una propuesta fundada en el año 2001 que tiene entre sus especialidades las cazuelas de mariscos, frutos de mar como el pulpo y los pescados, las carnes guisadas y la paella.

DENUNCIAN “ANIMOSIDAD”

“Analizando el fallo, pareciera que existe una animosidad contra mi persona y mi negocio” sostiene Jorge Rifourcat, propietario del mesón de 58 entre 11 y 12: “en varias instancias previas de la causa quedó demostrado que la marca cuestionada está registrada a mi nombre, y que previamente tuve un contrato de concesión, no de alquiler, por el restaurante del club entre 2003 y 2014, sin cometer irregularidades”.

“Cuando empezamos a trabajar en el comedor del Centro Basko, del que soy socio, y su salón de fiestas no había nada, todo se caía a pedazos y lo sacamos a flote” recuerda Rifourcat: “solventamos gastos deportivos, sociales y culturales; compramos equipamiento y mobiliario; pagamos los canon estipulados, y la vida del club funcionó en torno al restaurante”.

“En 2011 me salen con que tenía que empezar a pagar 42 mil pesos por mes, una cifra astronómica, para seguir” precisa el emprendedor: “ahí se tensó todo, con gente que conozco en algunos casos desde mi infancia y otros desde que ellos eran chicos... no hubo renovación formal pero seguí pagando mi canon, y en 2014 me mandaron una carta documento de desalojo sin deuda; cuando me fui, ni siquiera me dejaron llevarme las cosas que figuraban a mi nombre en un inventario formado por ellos mismos”.

La Justicia de Faltas sostiene que el restaurante sancionado “publicó información publicitaria engañosa”

“Abrí el nuevo local con este nombre para mantener la marca que yo generé, pero la verdad no me interesa, ni quiero ni querré ser asociado más con el Club Vasco” advierte Rifourcat, quien aclara que “tengo 35 años en el rubro gastronómico, y nunca existió en la Ciudad un lugar que se llame ’Restaurante Centro Vasco’; de hecho, en los primeros contratos de concesión que exploté en el club se especificaba que ese nombre de fantasía no se podía usar”.

“Hace un par de temporadas, en la Justicia de Faltas, el club pidió que yo le pagara un resarcimiento y no se lo otorgaron; por eso me llama la atención el nuevo fallo” concluye el gastronómico.

En la entidad adelantaron que están barajando la posibilidad de iniciar una demanda adicional por “daños y perjuicios” contra Rifourcat.

“Mientras tanto deberá cesar en la comisión de la falta” precisó Marcelo Ochotorena, dirigente del Centro y abogado: “esto implica que tendrá que bajar y retirar algunos carteles y publicaciones en Internet, y seguramente cambiar el nombre del local. El único autorizado para atribuirse vinculaciones con la institución es que actualmente funciona en el salón de 14 y 58”.