La tormenta volvió a evidenciar la necesidad de apurar las obras hídricas

La intensa tormenta de viento, lluvia y granizo que anteayer castigó con dureza a nuestra zona y que causó daños en numerosas viviendas, anegó calles y causó un prolongado corte de energía eléctrica, volvió a desatar, con lógica, el temor de platenses frente a otro fenómeno natural, con antecedentes trágicos en la Región.

Las primeras y principales conclusiones que arrojó el fenómeno del martes pasado se relacionaron al comportamiento que exhibieron los sectores ya canalizados construidos en los últimos años -como los de El Gato- que actuaron como virtuales reservorios e impidieron así desbordes en lugares habitados- y a la necesidad de que se concluyan cuanto antes las obras hídricas dispuestas desde la inundación del 2 de abril de 2013.´

En esta ocasión, en poco más de cinco minutos, la naturaleza volvió a mostrar a los platenses lo que puede provocar cuando se desata con furia. Múltiples diluvios concentrados en tiempo y en espacio, acompañados por ráfagas aisladas pero violentas, provocaron anegamientos, voladura de techos, desprendimiento de cielorrasos, caída de árboles y postes del tendido eléctrico en diferentes puntos del casco histórico local y su periferia. También fue protagonista de la jornada el granizo, que cayó con intensidad en distintos sectores del distrito.

Tal como se informó en este diario, la magnitud del fugaz temporal se tradujo, entre otras situaciones, en la suspensión de la atención al público en la delegación local del IOMA y en la forzada suspensión de clases en escuelas y otros institutos de enseñanza. Se indicó, asimismo, que en diferentes pabellones del Hospital “Alejandro Korn” -de Melchor Romero- y en el “Sor María Ludovica” -el de Niños, del Parque Saavedra- se registraron filtraciones y caída de cielorrasos, entre otros daños sufridos por clubes y otras entidades civiles.

En Hidráulica de la Provincia advirtieron que, si bien las obras ya empiezan a dar sus frutos, el funcionamiento óptimo del sistema pluvial va a depender en parte de lo que haga el municipio, en materia de nuevos sumideros, limpieza de alcantarillas y desagües amplios que permitan que el agua fluya hacia las obras nuevas.

Lo cierto es que en el casco histórico y en los lugares densamente poblados de la periferia las calles se transformaron en canales, las bocas de tormenta -en las áreas que cuentan con desagües pluviales- colapsaron y muchas veredas quedaron bajo el agua, que ingresó por debajo de las puertas a numerosas viviendas.

En suma, debe confiarse en que se cumpla prioritariamente con el plan hídrico en marcha en La Plata, que resuelva el tema de la infraestructura obsoleta del sistema integral de desagües de nuestra ciudad y el de la red de arroyos de la periferia, incapaz de absorber los grandes volúmenes de agua que la ciudad descarga sobre ellos. Este programa integral de obras cuya ejecución resulta perentorio completar es la mínima e imprescindible respuesta que, en primer lugar, siguen mereciendo las víctimas de la inundación y, desde luego, toda la población platense, pero que además podrá elevar en forma sensible la calidad de vida de todos los habitantes.